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Gabriela García: «Los niños no atienden a lo que decimos sino a lo que hacemos y de qué forma lo hacemos»

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Educar es emocionar. En medio de la pandemia de coronavirus para muchos padres la labor de educar a los niños se hace cada vez más difícil porque, precisamente, sus emociones no atraviesan un buen momento y están marcadas por la preocupación, el miedo y el estrés.

Gabriela García, autora del libro La mejor coach para tus hijos ¡eres tú!, es una referente del coaching para niños y el empoderamiento infantil y femenino. Desde su experiencia asegura que los niños perciben el estado de ánimo en el que nos encontramos. Ser un ejemplo para ellos de resiliencia en esta época de adaptación a los cambios es fundamental.

Cómo ser ‘coach’ de nuestros hijos

P. ¿Cómo podemos ser los padres y las madres los mejores coach para nuestros hijos en estos tiempos del coronavirus?
R. Lo primordial es comenzar por nosotros, los adultos. Aprender a gestionarnos integralmente a nivel emocional es una habilidad que debemos adquirir y hoy más que nunca es una necesidad que urge incorporar a nuestra vida como el aire que respiramos. Para ello es importante «darnos cuenta» que vivir como antes ya no se adapta a las experiencias de hoy. Cuando nos hacemos conscientes de esto podemos comenzar a hacer cambios significativos que nos ayuden a vivir mejor y a ser el guía ideal para nuestros hijos en estos tiempos de pandemia. Los niños perciben mejor que nadie en qué estado emocional estamos, no atienden a lo que decimos sino a lo que hacemos y de qué forma lo hacemos. Esta es una grandiosa oportunidad para que seamos la mejor inspiración para nuestros hijos y a su vez, transmitirle la habilidad de trascender situaciones y obstáculos con herramientas que llevamos en nuestro interior y que no sabíamos que allí estaban.

P. ¿Cómo evitar que sufran ansiedad y estrés en este momento tan atípico?
R. La gratitud activa partes de nuestro cerebro que hace que percibamos mayor bienestar, sobre todo cuando nos damos cuenta que nos aborda el miedo.

Cuando agradecemos, nuestro cerebro libera neurotransmisores relacionados con el placer.

Sabemos que estamos atravesando momentos que nunca antes hemos experimentado pero si nos hacemos conscientes del agradecimiento de forma habitual alegrará nuestra vida y también la de los niños impactándolos positivamente. Por ejemplo, agradeciendo porque estáis juntos experimentando estos momentos o porque reconocemos el valor que hay en nosotros para compartirlo y ayudar a los demás, escribiendo en un diario antes de irnos a dormir, etc. Estas acciones van a hacer que nos enfoquemos en todo lo bueno que hay en nosotros y en lo que nos rodea y si continuamos practicándolo, a través de la neuroplasticidad crearemos un hábito grandioso que nos ayudará a desenfocarnos del miedo.

P. Luchar con el miedo es uno de los retos más importantes en estos momentos, ¿qué consejos daría a los padres y madres?
R. Justamente dejando de luchar contra él, sino reconociendo que está allí para protegernos, pero en la mayoría de los casos no nos permite vivir (si es que dejamos que lo haga). Ser testigos de nuestros miedos nos va a facilitar actuar a favor nuestro, como por ejemplo apreciar cada momento sin quererlo controlar al 100% sabiendo que no sólo estamos acompañados por nuestro entorno sino que estamos apoyados por nosotros mismos en todo momento, fortaleciendo así nuestra autoconfianza y autovaloración, re-encontrándonos con todas esas habilidades escondidas que afloran gracias a estas circunstancias.

P. ¿Cómo motivar a los niños para aprender si volvemos al escenario online?
R. Es importante que en el entorno familiar no se interprete la posible vuelta al escenario on line como algo poco positivo porque es necesario continuar desarrollando habilidades sociales de una forma u otra.

Si introducimos la reflexión y fomentamos el compartir de lo que sentimos adultos y niños despertaremos la motivación, valorando las capacidades que afloran en ellos en el transcurso del día a día.

Esa conexión mutua creará el puente hacia una excelente comunicación fomentando también la autoconfianza en los niños despertando su interés por cada clase. Por otra parte es indispensable que el docente se enfoque no sólo en la parte académica sino que, hoy por hoy, es más importante conectar con los alumnos a través de las emociones y la empatía potenciando la unidad, integración y acompañamiento, de aquí que es esencial que los adultos seamos padres, madres, abuelos, docentes, comencemos a prestarle atención al propio crecimiento y desarrollo personal, para poder accionar y guiar desde el mejor lugar.

P. ¿Cómo ayudar a los niños para afrontar situaciones difíciles?
R. De la mejor manera en que podemos ayudar es motivar a que nuestros niños tomen la iniciativa de solucionar sus propios problemas haciéndose responsables de sus acciones, confiando en ellos mismos. La decisión o solución que tomen puede ser favorable o no, cualquiera sea el resultado será todo un aprendizaje. Siempre comento que hay que naturalizar el llamado «fracaso» que en sí mismo no existe, pero está muy arraigado en nuestra cultura que tiende al perfeccionismo, no hay nada más perfecto que la imperfección en los seres humanos y nada más útil que el aprendizaje de un resultado que no esperábamos.

P. ¿Qué debemos cambiar los padres de nosotros mismos para ayudar a nuestros hijos en su educación?
R. Como sabemos ni nosotros ni nuestros hijos venimos con un manual debajo del brazo. Los tiempos que corren necesitan que volvamos a la simpleza, al disfrute y apreciación del presente, toca en la mayoría de los casos, desaprender para re-aprender desde una nueva perspectiva. La mejor educación que les podemos transmitir es que valoren su esencia y que se conozcan haciendo énfasis en el autoconocimiento, propiciar el espacio para que se autodescubran, para que a medida que van creciendo sepan con claridad qué es lo que realmente quieren en la vida y la vivan en coherencia. Pero nosotros como padres debemos, antes, recorrer ese camino ya que todos estamos continuamente en modo aprendizaje hasta el último día de nuestras vidas.

P. ¿Es positivo o negativo educar a nuestros hijos como nos han educado a nosotros? ¿Debemos buscar formación externa?
R. Nuestros padres, tutores o quién nos hayan educado lo han hecho de la mejor forma que han podido dentro sus capacidades, el entorno y cultura en el que han crecido. Es verdad que las culturas y revoluciones a lo largo de nuestra historia han influido de manera determinante. Pero hoy tenemos la fortuna de acceder a más información, conocimientos y estudios que nos ayudan a evolucionar. No podemos criar de la misma forma que nuestros antepasados porque no estamos viviendo en los mismos tiempos. La educación debe ser integral tanto en los hogares como en los colegios y debe adaptarse al mundo actual para que podamos tener una vida más armónica.

El mayor tesoro y beneficio que puedes ofrecer a tus hijos es la atención

Y también la presencia, el autoconocimiento desde el amor y esto requiere, primeramente, de tu compromiso contigo mismo y con tu propio aprendizaje. Ser conscientes de que necesitamos formación externa permite nutrirnos, desarrollar nuestra confianza y seguridad a partir de conocernos más para ayudar, a su vez, a que nuestros hijos se conozcan mejor.

P. ¿Existe el empoderamiento infantil?
R. El empoderamiento infantil ayuda a que los niños se integren de forma igualitaria ya que son la semilla de las sociedades futuras y nos permite fomentar la autoestima, el liderazgo y mejor comunicación sin distinción de géneros para que las nuevas generaciones sean motoras de cambios positivos para la humanidad. Pero para que esto ocurra necesitamos dejar los estereotipos de lado para que los niños puedan llevar a su máxima expresión su talento natural para sentirse autorrealizado y no debe sentir que tiene que encajar en un molde determinado, según los cánones de la sociedad. Es momento de transición en el cual es muy importante potenciar esos talentos únicos de cada uno para que pueda así dejar su legado y compartirlo con el mundo desde la libertad de su ser esencial. Está en cada uno de nosotros responsabilizarnos y aportar nuestro granito de arena para contribuir a una sociedad más sostenible, equitativa y próspera. Según lo que les transmitamos a los niños así será su mañana.

P. ¿Cómo ayudar a nuestros hijos a expresar sus emociones para poder gestionarlas, sobre todo ahora en la vuelta al cole?
R. Como padres debemos ser conscientes de cómo manifestamos nuestras preocupaciones ya que pueden sobrecargar de más estrés a los niños pero es fundamental que los adultos compartamos nuestras emociones porque desde allí impulsamos a que los pequeños se abran también a compartirlas. Fomentar el diálogo (evitando las preguntas interrogativas) aporta seguridad al ambiente en donde se desenvuelve el niño, como por ejemplo comenzando por compartir con nuestros hijos nuestras emociones y que a pesar de sentirlas podemos buscar una solución para trascenderlas. Algo que les fortalece enormemente a los niños y les permite sentirse valorados por su entorno es pedirles su opinión (siempre con un diálogo adaptado a su edad) de cómo podemos solucionar determinado problema o poder hacer más pequeñas nuestras preocupaciones, de esta forma podremos trascenderlas y salir fortalecidos en unidad, desde la confianza que nos da nuestro poder personal.

Marisol Nuevo Espín

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