Tener un hijo es un gran regalo y una gran aventura. Cambia cosas grandes como el sentido de la vida, del amor, y la propia existencia. Pero también aspectos pequeños como la organización, el orden, los horarios, el sueño…¿Cómo afecta a los hijos la llegada de un hermanito? ¿Cuál es la mejor manera de explicárselo?
Cuando la familia crece es normal que aparezcan, junto a la alegría de la espera, dudas y miedos. Tenemos que gestionarlo con delicadeza e inteligencia, para que seamos capaces de percibir, en toda su plenitud, lo que supone una nueva vida.
Las reacciones de los hijos ante la llegada de un hermano, dependen de su edad y madurez, y pueden ir de la alegría inicial a la tristeza y preocupación. Por eso la forma y el momento para comunicarlo son importantes.
Una sugerencia inicial es que la llegada del hermano no coincida, a ser posible, con cambios importantes en la vida de los hijos como por ejemplo el paso de la cuna a la cama o la retirada del pañal, para evitar que creen asociaciones negativas entre ambos fenómenos y que tengan un impacto negativo en la relación fraterna.
Comunicación: cómo y cuándo darle la noticia
No es necesario que los padres preparemos grandes discursos. Muchas veces es suficiente con señalarles que a ellos les recibimos con la misma alegría para que tengan una percepción muy positiva de la llegada de su hermano.
Respecto a cómo dar la noticia, es bueno tener en cuenta la edad de los hermanos: si son menores de dos años es recomendable explicarles las cosas de una manera sencilla. Puede ayudar enseñarles fotos de cuando ellos eran bebés.
Entre los 2 y 5 años, es normal que les cueste reaccionar bien. Es la etapa de mayor apego con los padres y por lo tanto en la que más celos aparecen. Los cuentos ayudan mucho en esta tarea.
Si son mayores, podemos darles más explicaciones relacionadas con los cambios en el embarazo o sobre cómo crece el bebé. Siempre adecuadas a su capacidad de comprensión.
Como hasta los 5 años los niños no tienen una buena noción del tiempo, podemos ayudarles explicando que el nacimiento tendrá lugar en una época concreta del año, que puede coincidir con la Navidad, la Semana Santa, las vacaciones de verano… Respecto a cuándo dar la noticia, es recomendable esperar al tercer mes de embarazo.
También les ayuda que tengamos en cuenta su opinión. Por ejemplo, a la hora de pensar en el nombre, de colocar su dormitorio o de elegir la ropa que llevará. Les hace sentirse importantes y es una buena manera de empezar a crear lazos entre ellos.
El papel del hermano mayor
Pasar a ser el hermano mayor no es fácil y necesita un periodo de aceptación, adaptación y aprendizaje, aunque generalmente no causa mayores problemas si se actúa con delicadeza y ternura.
Cuando el nuevo hermano llega a la familia, suele pasar mucho tiempo con la madre y ese tiempo deja de ser en exclusiva para el hermano mayor. Esto puede hacer que se sienta desplazado.
Por ello es importante cuidar y reforzar la relación con su padre, así como recibir encargos o responsabilidades acordes a su edad, lo que le hará sentirse orgulloso y útil.
Cuando nazca el bebé, es bueno que, siempre que sea posible, el hermano vaya a visitarle al hospital. Y al llegar a casa, los padres tenemos que intentar buscar momentos para estar en familia y momentos para estar solos con él.
Cuando el bebé vaya creciendo, el hermano mayor descubrirá que puede jugar y compartir conversaciones y experiencias con él.
Los celos del hermano mayor
Cuando surgen los celos del hermano mayor hacia el pequeño, es bueno tener en cuenta las siguientes ideas:
– Los celos son el miedo a perder algo que queremos. Y son perfectamente normales. Es la forma que tienen de expresar el miedo a lo desconocido, a los cambios y, en la mayoría de los casos, desaparecen cuando se adaptan a la nueva situación.
– Algunas conductas frecuentes con las que se pueden manifestar los celos son: desobediencia, regresiones en el comportamiento, alteraciones en el sueño o en la alimentación.
– Si los padres somos capaces de manejar bien los celos, ayudaremos a nuestros hijos a adaptarse más rápido y mejor a la nueva situación. Puede ayudarles mantener sus rutinas, resaltar sus aciertos y sus logros y dedicarle tiempo.
Un hijo más es siempre un regalo. Y la familia es la mejor escuela para aprender y vivir las virtudes. Esperar el nacimiento de un hermano es una buena ocasión para crecer en generosidad, servicio, paciencia y amor. Compartir es algo necesario para avanzar en la madurez y al tener un hermano, nuestros hijos aprenden a dar gracias y a valorar las cosas, incluso las pequeñas, de otra manera.
Lo mejor que podemos hacer con nuestros hijos es enseñarles a amar y tener un hermano es una gran oportunidad para aprender en la familia, que es la escuela del amor por excelencia.
Paloma de Cendra. Psicóloga y terapeuta
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