En vacaciones, los niños están más tiempo en casa y es común que en esta época nos demos más cuenta de los conflictos. Pasa entre hermanos y pasa también en las parejas.
Cuando los hermanos se pelean lo más adecuado es preguntar a nuestros hijos cómo creen que se siente su hermano o hermana, incluso sus padres al ver la disputa. Y no como recriminación, sino con la intención de que los niños aprendan a ponerse en la piel del otro.
Y si las disputas son diarias, continuas y generan un malestar duradero, aunque sea de una baja intensidad, deberíamos tomas ciertas medidas enfocadas a enseñar a nuestros hijos a resolverlos.También si las peleas entre hermanos son menos frecuentes, pero muy intensas y, por ejemplo, acaban en golpes.
En vacaciones, las discusiones entre hermanos se intensifican
Con la llegada de las vacaciones escolares de verano no es de extrañar que las discusiones entre hermanos se multipliquen e, incluso, suban de nivel. Pasar más tiempo compartido, sobre todo entre las cuatro paredes de una casa, incrementa en la misma proporción el riesgo de conflictos.
Gema Fuentes, doctora en Psicología y psicóloga de los Centros Crece Bien de Madrid, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje explica que «estas discusiones entre hermanos son una oportunidad. Las discusiones nos permiten expresar aquellas cosas que no nos gustan que nos hagan, nos sirven para poner límites a los demás, para que los hermanos se conozcan mejor entre sí e, incluso y aunque parezca contradictorio, para mejorar la convivencia, ya que nos brindan una oportunidad para aprender a expresarnos de forma asertiva, dando nuestra opinión y defendiendo nuestros derechos de forma respetuosa».
Además, discutir con el hermano o la hermana es «un gran entrenamiento para la vida» que sólo debería preocupar a los padres cuando la frecuencia y la intensidad de los conflictos se excesiva.
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Consejos para afrontar y mediar en las discusiones entre hermanos
Para los padres no siempre es fácil gestionar las disputas entre hermanos, sobre todo cuando se multiplican, como en las vacaciones de verano. Para Gema Fuentes, en ese sentido, «es importante que los padres no pierdan de vista ciertos principios a la hora de actuar». Estos principios, según la psicóloga serían:
1. Tiempo. «Es una variable importantísima. Debemos ser conscientes de ello y darles a los niños tiempo por separado para que se calmen», explica.
2. Escuchar sin juzgar. Para la experta es fundamental que escuchemos lo que ha pasado y cómo se siente cada uno, pero no con el fin de «dictaminar un veredicto, sino para que los niños se sientan arropados».
3. Fomentar la empatía. «Es adecuado preguntar a nuestros hijos cómo creen que se siente su hermano o hermana, incluso sus padres al ver la disputa. Y no como recriminación, sino con la intención de que el niño aprenda a ponerse en la piel del otro», aconseja.
4. Buscar soluciones juntos. Por último, Fuentes recomienda ayudar a los hermanos a buscar soluciones juntos con preguntas como «¿Qué podemos hacer?». «El pensamiento constructivo se fomenta día a día», añade.
En el caso de que alguno de los padres sienta que va a perder los nervios y que probablemente acabe inmerso también en la disputa, Gema Fuentes recomienda darse tres minutos para respirar y reflexionar. «Es fundamental que, en un momento de tensión, siempre que nos sea posible y que no se requiera nuestra intervención inmediata, nos tomemos un momento para calmarnos», afirma antes de aconsejar a padres y madres, por último, la importancia de ponerse en la piel de sus hijos.
Como conclusión, los padres tenemos que empatizar, entender que nosotros también nos enfadamos y que las emociones de los niños son más intensas que las de los adultos.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Gema Fuentes, doctora en Psicología y psicóloga de los Centros Crece Bien de Madrid
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