Es el 23 de abril y el Día del Libro nos recuerda la importancia de esos amigos en papel que tantas aventuras, conocimientos, sentimientos y buenos momentos nos aseguran. Porque abrir un ejemplar no solo es disfrutar de una buena historia, de un aprendizaje, o de una hermosa poesía. En el caso de los padres, la lectura también es una fuente a través de la que potenciar el vínculo con los hijos.
De hecho, tal y como recuerda el equipo de Psicólogos Infantiles del Centro de Psicología de Madrid, la familia tiene un papel importante como mediadora entre los niños y los libros. La lectura conjunta desde edades tempranas se traduce en una experiencia muy gratificante para los más pequeños y los padres, favoreciendo el desarrollo de competencias futuras.
Beneficios de la lectura compartida
Compartir momentos de lectura junto a los más pequeños se traduce en una base clave en la alfabetización temprana. De esta forma, el niño irá adquiriendo una serie de competencias que se pueden desarrollar desde la etapa preescolar y que predispondrán a los hijos a mostrar una mayor motivación de cara al aprendizaje de la lectoescritura, así como una base para comprender otras materias necesarias.
En cuanto a otras competencias, la lectura temprana también favorece la estimulación y el enriquecimiento de su lenguaje oral. También crece su sensibilidad a los sonidos de las palabras y su vocabulario receptivo y expresivo aumenta, potenciando la comprensión de significados. Esto se reflejará en mejores competencias a la hora de decodificar palabras escritas.
Gracias a la lectura compartida los más pequeños podrán conocer, reconocer y estar más familiarizados con las formas y funciones del lenguaje. Así se constituirá una gran ventaja cuando el pequeño tenga que enfrentarse a diversos textos por si mismo, como en el caso del colegio. Compartir con ellos cuentos, y otras narraciones implica que el pequeño recibirá pistas sobre cómo leer y los significados del lenguaje.
Cómo introducir la lectura en la familia
Como todo proceso, introducir la lectura compartida es algo que lleva tiempo. Estos son algunos consejos que pueden ayudar a que el niño se vaya sumergiendo en el mundo de los libros:
– Contar historias de la familia. Se puede comenzar a crear un hábito de lectura de cuentos en casa a partir de las propias anécdotas. Después, junto a las historias del propio pasado, se empezarán a introducir cuentos.
– Inventar cuentos con los hijos. Deja que tus hijos sean los propios autores de los cuentos que después se leerán. Una forma de que dejen volar su propia imaginación.
– Clubes de lectura en casa. Todos tendrán que leer un mismo cuento y, después, organizar debates en los que dar su propia opinión: personajes favoritos, si gustó, o no, la historia, o imaginar un nuevo final.
Damián Montero
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