Durante los últimos 5 años, el número de personas inactivas que no buscan empleo para cuidar a personas dependientes se ha incrementado un 2,3%, pasando de 526.700 a 538.900.
Si desglosamos las razones concretas por las que estas personas no buscan trabajo, observamos que las personas que se han retirado del mercado por no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de adultos enfermos y/o personas con discapacidad, han crecido en una proporción mucho mayor, del 44%, pasando de 74.300 inactivos en 2012 a 107.100 en 2017.
En total, representan en la actualidad el 19,9% del total de inactivos por cuidado a personas dependientes, frente al 14,1% de 2012. Así pues, se trata de la variable que más ha crecido durante el último lustro. En otras palabras: cada vez se contabilizan más inactivos que se retiran del mercado por cuidar a personas dependientes, destacando, por encima de todos, aquellos que no buscan empleo para cuidar a adultos enfermos o personas con discapacidad.
Según Myriam Ganado, consultora de la Fundación Adecco experta en familias: «compatibilizar la vida personal y laboral es un reto para todos los profesionales, que se convierte en todo un desafío cuando hay una persona con discapacidad en la unidad familiar. Por este motivo, no pocos trabajadores deciden retirarse del mercado para ocuparse directamente de su familiar, al no poder costear a una persona que le brinde los cuidados adecuados. Ello explica que los inactivos por cuidar a adultos enfermos o personas con discapacidad, sean los que más se han incrementado de todos los que se retiran del empleo para cuidar a personas dependientes».
Les siguen en incremento, aunque de lejos, los inactivos por no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de niños, que han crecido un 6,6% en el último lustro. En el resto de los supuestos, se observa un decremento.
Radiografía: Mujer mayor de 45 años
¿Cuál es el perfil del profesional que se retira del mercado para cuidar a su familiar con discapacidad? Según los datos del INE, se trata mayoritariamente de una mujer (86,3%), mayor de 45 años (88,4%).
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, «estos datos vienen a constatar dos realidades: en primer lugar, en nuestra sociedad sigue muy arraigado el rol femenino como cuidadora de la familia y del hogar y, en segundo lugar, las mujeres mayores de 45 años son las que más dificultades encuentran en el mercado laboral y, por tanto, las primeras que deciden retirarse cuando la situación familiar lo requiere, ante la falta de expectativas profesionales».
En la misma línea, Mesonero añade que: «los seniors son una fuerza laboral imprescindible para el mantenimiento de nuestro Estado del Bienestar. El reto es que puedan convertir el cuidado de su familia en su profesión, dotándola de reconocimiento económico y social, a través de colaboración público-privada que les permita seguir aportando a la economía a la vez que se realizan profesionalmente».
Menos oportunidades profesionales
Si bien no todos los profesionales con familiares con discapacidad se retiran del mercado laboral, los que en él permanecen encuentran obstáculos y dificultades añadidas. Este hecho condiciona las posibilidades de empleo de los trabajadores, que tienen que encontrar jornadas laborales y medidas de flexibilidad que hagan compatibles vida personal y profesional.
En esta línea, más de la mitad de los encuestados (55%) declara haber tenido que rechazar empleos y/o promociones porque no eran compatibles con la atención y el cuidado a su familiar.
Concretamente, un 35% admite haber tenido que rehusar ofertas de trabajo, mientras que un 20% se ha visto obligado a rechazar promociones que exigían una mayor dedicación profesional.
A este respecto, Mesonero comenta que: «las insuficientes medidas de conciliación suponen una pérdida de competitividad para las empresas, pues cada persona que rechaza un empleo o promoción por este motivo es talento desperdiciado. En pleno siglo XXI, urge impulsar políticas de flexibilidad que permitan a los profesionales dar lo mejor de sí mismos sin renunciar a lo más importante para ellos: su familia».
A este respecto, un 75% demanda más medidas de flexibilidad y conciliación para compatibilizar su desarrollo profesional con el cuidado de su familia.
Conciliación: un largo camino
Las políticas de conciliación tienen aún mucho recorrido en nuestro país. Como se observa en la siguiente tabla, reflejo de las respuestas de los encuestados, la mayoría de las medidas de flexibilidad tienen una implantación inferior al 50%. Sólo la posibilidad de abandono del puesto de trabajo ante emergencias familiares (75%) y los viernes por la tarde no laborables (67%) han conseguido arraigar en las empresas de nuestro país.
Marisol Nuevo Espín
Fuente: Encuesta Fundación Adecco y Previsora Bilbaína
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