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Los beneficios de mantener reuniones familiares de forma habitual

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La familia es una pieza clave en el desarrollo de toda persona, junto a ella se pasa toda la vida y se realizan numerosas interacciones. Como todo en la vida, nada es perfecto, y en el día a día de estos núcleos pueden aparecer pequeñas rencillas. Problemas que se deben a malentendidos y a un distanciamiento emocional fruto de una escasa unión entre los miembros del un hogar.

Ante el distanciamiento, nada mejor que todo lo contrario: el acercamiento. Apostar por las reuniones familiares en el día a día de un hogar repercutirá muy positivamente en sus miembros. La creación y fortalecimiento de un vínculo creará una unión que servirá de apoyo en los momentos difíciles y en donde siempre se encontrará un motivo para ser feliz.

Afianza los vínculos

La doctora Lucía Ceja destaca en uno de sus trabajos el valor de la familia como elemento transmisor de valores y de formación para las nuevas generaciones. En este sentido, un gran vínculo entre todos los miembros hará más fácil educar y solucionar posibles problemas de conducta desde las edades más tempranas. Entre otras consecuencias positivas esta profesional destaca:

– Identificar y resolver conflictos frutos de la interacción entre familiar. Las reuniones son un entorno seguro en el que exponer y compartir sentimientos y tratar de solucionar posibles malentendidos de forma conjunta.

– Tomar decisiones sobre la familia en la empresa. Un viaje, un cambio importante, etc. todo ello puede ser puesto en común en estas reuniones y encontrar la respuesta gracias a todos.

– Crear sinergias. La familia es un núcleo heterogéneo en donde todos pueden aportar algo importante, ¡qué buena noticia! Sacad lo mejor de cada uno y aportarlo al común de todos.



Organizar la reunión familiar

¿Y cómo tener éxito en las reuniones familiares? Desde la American Academy of Pediatrics se dan esta serie de consejos para organizar uno de estos encuentros entre todos los miembros:

– Las reuniones deben realizarse en una hora regular, por ello se pueden aprovechar ocasiones como las cenas o los momentos posteriores a ellas.

– Los padres deben asumir el papel de moderadores de la discusión y asegurarse de que las reglas del debate se hayan explicado y comprendido claramente.

– Los temas de las reuniones deben centrarse en las necesidades individuales y familiares, sin olvidar los acontecimientos positivos y los esfuerzos realizados por mejorar.

– Cada miembro de la familia debe tener la oportunidad de hablar y mostrar su punto de vista. Pero mucho cuidado con faltar el respeto o las interrupciones a fin de compartir sus pensamientos, sentimientos, logros y anhelos.

– La reunión no es el momento ni el lugar para regañar, castigar, recordar los errores del pasado, desahogarse o señalar a una persona en particular.

– Los acuerdos alcanzados en las reuniones deben ser aceptados por todos. Han sido fruto del debate y en ellos están presentes los puntos de vista de todos. Sobre ellos se trabajará, si algo no sale bien, se podrá tratar en próximos encuentros.

– Antes de que la reunión termine, a cualquier persona que así lo desee debe dársele la oportunidad de decir cómo cree que estuvo la reunión, y lo que podría hacerse para que la próxima reunión sea mejor.

Damián Montero

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