La felicidad es un objetivo al que todos deberíamos aspirar. De hecho, los padres, deberían buscar que sus hijos se sientan así durante los primeros años de vida. Y es que, aunque ser feliz es un estado de ánimo, se puede aprovechar la crianza para enseñarles claves para vivir de esta forma. Así lo aseguran los profesionales de Newport School, que anima a tomar en cuenta una serie de recomendaciones durante la educación de los niños.
Asegurar una crianza feliz en 9 pasos
La crianza de un niño feliz implica numerosos factores, desde el reconocer las emociones de los hijos, a la diversión en familia, a ayudarles a la hora de encontrar un camino que seguir:
1. Aprender a leer las emociones de los hijos.
Los niños saben muy bien cómo demostrar a los padres cómo se sienten, si son felices o están tristes. Hay que prestar a señales tales como una sonrisa, o si está demasiado retraído y callado, sin involucrarse con los demás. Por ello, hay que detectar estas pistas para ayudarlo a alcanzar un estado de ánimo óptimo.
2. Diversión en familia.
Hay muchas actividades que generan alegría en los más pequeños, desarrollando habilidades esenciales para su futuro. Los padres deben relacionarse con sus hijos, jugando y realizando diversas actividades en familia que generen grandes recuerdos y emociones en los hijos.
3. Ayudarles a reconocer y perfeccionar sus talentos.
Las personas más felices son las que dominan una habilidad, aprenden de sus errores y persisten con su disciplina, y terminan por alcanzar su éxito gracias a sus propios esfuerzos. De esta forma, también consiguen aprender que tienen control sobre su vida y que pueden enfrentarse a cualquier revés, evadiéndose de la tristeza que genera la frustración.
4. Cultivar hábitos sanos en los hijos.
Una vida sana propicia el buen humor. Entre los diversos factores que deben tenerse en cuenta, hay que vigilar las rutinas de sueño, el ejercicio y una dieta equilibrada y saludable para garantizar el bienestar de los hijos. También es importante detectar su hay relaciones entre ciertos alimentos y determinados alimentos.
5. Permite que resuelva sus problemas.
Los padres nunca deben ser los responsables ante los problemas de los hijos. Los pequeños deben ser conscientes de los errores que cometen y buscar la forma de responder ante ellos. Una cosa es ofrecer consejo, si se pide, pero siempre deben los pequeños quienes tengan el papel activo.
6. La tristeza está permitida.
Puede confundirse la felicidad con la ausencia de enfados, o tristeza. Pero hay que permitirles estas sensaciones. No hay nada negativo en estas emociones, de hecho hay que darle la oportunidad a los hijos a que les pongan nombre y a expresarlos verbalmente y a que intenten buscar el origen.
7. Escuchar a los hijos.
Hay que abrir una cadena de comunicación con los hijos para saber cómo se sienten. Por ejemplo, si se detectan rasgos de tristeza, los padres se pueden interesar en qué les sucede y cómo ha ido el día. De esta forma, se les podrá animar a que pongan solución a estas situaciones.
8. Enseñarles a compartir y a pensar en otros.
A medida que los niños van creciendo, se les puede enseñar la importancia y satisfacción que existe al ayudar a otras personas. Los especialistas sugieren que fomentar la caridad y ayudar a los demás es una parte importante de la vida familiar y los niños pueden beneficiarse mucho de ello.
9. Ser un modelo de conducta.
Los padres son el espejo en el que se miran los hijos. Demostrarles un buen temperamento es necesario durante la crianza. Los pequeños están atentos a la gestión de las emociones que tienen sus padres y cómo responden ante las adversidades y su humor.
Damián Montero
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