Durante los primeros meses de vida los padres pueden estar junto a sus hijos las 24 horas del día. Este tiempo se reduce cuando concluyen las bajas por paternidad y maternidad y finalmente cuando los más pequeños comienzan sus compromisos escolares. En el momento en el que los niños entran en el colegio, es habitual que estos tengan cierta tristeza por tener que separarse.
Sin embargo, no siempre son los hijos los que se ponen tristes por tener que ir al colegio y no estar junto a sus padres. En otras ocasiones los progenitores son los que sienten esta ansiedad por separación ante el momento de dejar a los niños en la escuela y esperar a la salida para juntarse, o en situaciones en las que otras personas deben cuidar de los pequeños.
La ansiedad por separación en padres
Los síntomas de la ansiedad por separación en padres guardan mucha relación con la que pueden desarrollar los hijos por decir adiós a sus padres:
– Angustia excesiva ante la mera idea de alejarse de los niños.
– Preocupación constante porque le suceda algo a los hijos mientras los padres no estén atentos.
– Preocupación porque los niños puedan ser secuestrados mientras no estén bajo la supervisión de los padres.
– Rechazo a la idea de que los hijos se queden al cuidado de otras personas que no sean los padres.
– Rechazo a que el niño pase tiempo fuera de casa, en especial si este tiempo requiere pernoctaciones con motivo de un viaje como una excursión.
– Búsqueda de motivos absurdos para evitar que los niños pasen tiempo fuera de casa.
Afrontar la ansiedad por separación en padres
La ansiedad por separación no desaparece de la noche a la mañana, pero sí es posible tratarla para reducir sus efectos:
– Conocer el entorno escolar en donde estudiarán los hijos. De esta forma, los padres se tranquilizarán al saber que los niños están en buenas manos y estar familiarizados con este entorno.
– Hacer pequeñas prácticas. Algo tan sencillo como dejar a los niños al cuidado de los abuelos puede ser una buena idea para ir practicando de cara a los momentos en los que se alejarán más tiempo.
– Mantener la calma. La imaginación puede volar muy alto cuando se trata de empezar a pensar en malas situaciones. Sin embargo, hay que ser coherente y creer que nada malo va a suceder y que de ocurrir, se nos anunciará con la suficiente premura como para acompañar a los niños.
Damián Montero
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