Por mucho ímpetu que se le ponga en la educación de un hijo, hay episodios en los que se no se puede controlar sus acciones. Ya sea por la cercanía de sus amigos o porque anda perdido en la adolescencia es posible que quien en su día fuera un niño bueno, se convierta en un adolescente capaz de cometer un delito.
Una situación un tanto difícil en la que los padres no saben habitualmente cómo reaccionar. ¿Cuál es la mejor forma de sobreponerse a estos momentos? El juez Emilio Calatayud ofrece algunas pistas desde su experiencia enjuiciando casos en los que los acusados son menores.
¿Qué sienten los padres ante el delito?
Según el juez Calatayud lo primero que sienten los padres cuando se les comunica que un hijo ha cometido un delito es incredulidad. Cuesta creer que esa persona a la que se ha educado y criado haya hecho tal cosa por lo que prefieren pensar que todo ha sido un error. En este punto, la mayoría suele ponerse de parte del niño exculpándolo de toda responsabilidad.
Más tarde, durante la fase de juicio en la que cada vez es más difícil eludir el hecho de que el niño ha cometido un delito el sentimiento de negación se torna en vergüenza. Los padres prefieren que les trague la tierra y sufren mucho. No saben cómo reaccionar y se hunden en una especie de dolor del que les es difícil salir de primeras. Es difícil pensar que el menor a quien ellos educaron ahora ha hecho esto.
Cómo reaccionar cuando nuestro hijo ha cometido un delito
Lo mejor desde primera hora es no tratar al niño como inocente al 100% y aceptar que no todos los menores son buenos. Hay que lidiar con la posibilidad de que el pequeño a quien se ha criado ha podido cometer un delito. Sólo así, aceptando este punto se podrá comenzar a buscar una solución que en primera instancia pasa por explicar al niño que debe pagar su deuda con la sociedad.
Los padres deben hacer entender al menor que están muy enfadados y ejercer la autoridad que les pertenece dentro del núcleo familiar. Conforme más se vaya demostrando la culpabilidad del acusado, menos habrá que caer en los chantajes que realice y no dar el brazo a torcer. Sólo así el hijo entenderá el error que ha cometido y que tiene algo que devolver a la sociedad.
Damián Montero
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