Verano, vacaciones y tiempo libre. Un trinomio que puede ser aprovechado de múltiples maneras, desde leer un nuevo libro, jugar de distintas formas e incluso aburrirse para activar la imaginación. Pero estos espacios también pueden ser dedicados a la enseñanza de distintas destrezas que hacen que no han podido desarrollarse en otras épocas del año.
Entre todas las habilidades que pueden enseñarse durante los meses de verano, el valor del respeto a los niños es una muy importante. Varias son las prácticas con las que inculcar este talento a los más pequeños y estas son algunas de las propuestas por la licenciada en Pedagogía Nitzia Viridiana Castellanos Hernández en su tesina.
Uso del juego
El juego no solo sirve para divertir. A través de estas actividades también se pueden realizar distintas enseñanzas. Entre éstas el respeto y la tolerancia pueden ser dos destrezas a inculcar entre los más pequeños:
– Empatía en papel. Los niños escriben en un papel cómo les gustaría que les tratasen y el por qué. Al mismo tiempo, padres y hermanos también hacen lo mismo. La misión es que los más pequeños aprendan a reconocer los sentimientos del resto y saber cómo deben comportarse para que el resto se sienta bien.
– Intercambio de roles. Cada miembro de la familia recibirá un papel en donde se indica el rol que debe asumir dentro del juego. La misión de este juego es que los más pequeños entiendan la misión que tienen los padres dentro del hogar y puedan desarrollar la empatía cuya finalidad es la potenciación del respeto.
– Respeto de las diferencias. Los padres y los hijos deben sentarse y hablar de las diferencias de cada uno. En especial se aconseja que los mayores pregunten a los pequeños si alguna de estas características es motivo de burla o de risa por el resto. Al desvelar que estas características son las propias, los menores deben entender que estaban mofándose de ellos mismos y por lo tanto entender la necesidad de respetar al resto.
– Respetar la diversidad. Los niños y los padres deben recapacitar sobre aquello que les hace diferentes. El objetivo es ver que aquello que distingue a las personas del resto no es algo malo, sino algo que hay que apreciar que cada individuo posee y que puede ofrecer al resto.
– Trabajo en equipo. Los padres deben proponer una actividad que deben realizar todos los miembros del hogar. La misión es respetar el papel que cada cual tiene dentro de esta misión.
Damián Montero
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