Empieza un nuevo año y por delante hay más de 300 días para cumplir distintos propósitos. ¿Cuáles son los objetivos que deben marcarse? ¿Hay algunos que puedan desarrollarse en familia? La respuesta es un sí, de hecho ponerse metas en común dentro del hogar es una gran idea en tanto que favorece el fomento del vínculo entre todos los miembros.
Por ello, en esta ocasión te proponemos varios propósitos para que en este nuevo año tengáis un objetivo en común. Varias metas en las que todos tendrán que poner su granito de arena y trabajar por conquistarlas. Compromiso, esfuerzo y colaboración serán los ingredientes necesarios para conquistar todos y cada uno de estos objetivos a lo largo de los 12 meses que están por venir.
Ponerse en forma
Este es un objetivo muy común a principios de año y que no debe faltar en la lista de la familia, en especial si se trata de un hogar sedentario. Los padres deben marcarse los fines de semana como el tiempo para la actividad física. Y son muchas las opciones: paseos en bicicleta, jornadas en el campo, o simplemente acudir al parque para una caminata.
Ahorrar
Tras la Navidad, la cuesta de enero obliga a los hogares a abrocharse el cinturón después de tanto gasto. El ahorro es la clave para poder superar este bache y todos en la familia pueden poner su granito de arena. Para ello todos tendrán que aprender a diferenciar entre lo necesario y lo «caprichoso». Renunciar a aquello que en realidad no hace falta es un gran objetivo para conseguir en familia.
Priorizar
A lo largo del día son muchas las actividades que deben desarrollarse, desde las responsabilidades del hogar, hasta los deberes (en el caso de los niños) o el ocio. Aprender a planificarse, dando prioridad a lo importante, y contando con tiempo para relajarse y descansar parece fácil. Pero aprender a respetar un plan es un propósito que pocos consiguen.
Crear un entorno familiar
El estrés del día a día puede dar lugar a que parte del mal genio del trabajo o del colegio llegue a casa. Hay que aprender a dejar estas sensaciones negativas fuera del hogar y crear un entorno familiar en donde se apueste por el cariño y el diálogo frente a las malas contestaciones y el diálogo. Para ello, los padres deben ser los primeros en entender a los pequeños y ser un gran ejemplo.
Hacer ese viaje soñado
Las vacaciones familiares son un lujo y generador de grandes recuerdos. ¿Por qué no aprovecharlas para el viaje soñado? En relación con el punto anterior, fruto del ahorro puede conseguirse el presupuesto para visitar el destino del que tanto se ha hablado. Una reunión entre todos y una concordia para este lugar es el primer paso para conseguir este propósito.
Adiós a los malos hábitos
Todos tenemos malas costumbres y el nuevo año puede ser la ocasión perfecta para decir adiós a estas manías. Y esto pasa no solo por dejar de fumar en el caso de los padres, los niños también pueden empezar a trabajar despedirse de malas rutinas como tanto tiempo usando videojuegos y otras tecnologías.
Aprender un nuevo idioma
Los idiomas se han convertido en un requisito imprescindible en todo currículum, desde los académicos hasta los laborales. ¿Por qué no aprenderlo en familia? De hecho, si se apuesta por este propósito se puede practicar en el hogar, favoreciendo el desarrollo de esta habilidad idiomática.
Mejorar la alimentación
Aprovechar el nuevo año para repasar el menú habitual de la familia es una buena idea. Apostar por una mayor presencia de las verduras y legumbres, decir adiós a las grasas saturadas y a los azúcares añadidos. Estos son algunos de los objetivos para empezar a trabajar en la dieta en familia.
Jugar en familia
El juego es una de las actividades que más favorecen el desarrollo de los niños. A los padres les toca fomentar estos momentos en familia, buscando tiempo donde no lo hay cada día. Disfrutar de este tiempo es un objetivo ineludible a lo largo del año.
Colaborar en las labores del hogar
La buena marcha del hogar depende de todos en la familia. Sin embargo no todos en casa cumplen con sus obligaciones. El propósito de año nuevo debe ser el de hacer un reparto equitativo de las labores domésticas y asegurarse de cumplir con el mismo, un plan que debe tener en cuenta las características de cada miembro y sus posibilidades.
Damián Montero
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