La expulsión del bebé y las contracciones uterinas son los dos fenómenos más dolorosos de cualquier alumbramiento. Uno de los métodos más utilizados para mitigar el dolor del parto es la anestesia epidural. Entre sus principales ventajas destaca que insensibiliza solamente la parte inferior del cuerpo por lo que permite vivir plenamente el parto.
Son muchas las madres primerizas que ante la proximidad del parto comienzan a tener numerosas dudas y temores. Una de las principales preocupaciones suele centrarse en el tipo de anestesia que les pondrán en el parto. Para afrontar esta situación con mayor tranquilidad, conviene informarse con antelación de las distintas posibilidades que existen
Las contracciones uterinas que se producen para la dilatación del cuello del útero y el expulsivo son los dos fenómenos más dolorosos de cualquier alumbramiento. Según estudios realizados al respecto, sólo para un 20% de las futuras madres dichas molestias resultan inexistentes mientras que, para prácticamente el 50%, el dolor puede llegar a resultar intolerable. En consecuencia, la mayoría de los equipos médicos suelen recurrir a diferentes métodos de anestesia.
La anestesia epidural en el parto
Uno de los métodos más utilizados en la actualidad es la anestesia epidural, también denominada peridural. Entre sus principales ventajas destaca el hecho de que insensibiliza solamente la parte inferior del cuerpo por lo que permite a la madre vivir plenamente el parto. Del mismo modo, tampoco duerme al niño.
Se han dado casos, eso sí, en que la epidural no ha surtido efecto (alrededor de 1%) o que solo ha llegado a actuar sobre un lado del cuerpo (10% de los casos). Entre las principales contraindicaciones destacan determinadas enfermedades neurológicas, problemas de la coagulación de la sangre o, sencillamente, una infección cutánea en la zona donde se aplica la inyección. En ocasiones, también se descarta su utilización en aquellos casos en que la madre padece una anomalía en la posición de las vértebras.
Anestesia en el parto: otras opciones
Aunque la epidural es una de las técnicas más conocidas de las utilizadas hoy en día, no constituye ni mucho menos la única. La anestesia raquídea, por ejemplo, se aplica en el mismo lugar, pero con una diferencia: la aguja sobrepasa el espacio epidural hasta llegar al líquido cefalorraquídeo, en el que se inyectan los analgésicos. Este método es rápido y se puede llegar a usar, incluso, en la realización de cesáreas.
Otro método igualmente efectivo es la anestesia de los nervios perineales. Una serie de inyecciones en la región de la episiotomía permiten aplicar anestésicos en los nervios del perineo. Evidentemente, este calmante local no actúa sobre los dolores de las contracciones, pero sí disminuye y atenúa los característicos de la expulsión del bebé.
Anestesia través de mascarilla
La anestesia por inhalación es un método aplicado a través de mascarilla. Durante aproximadamente unos treinta segundos, la futura madre inhala una mezcla de oxígeno y protóxido de nitrógeno. Dicho producto debe ser administrado antes de la contracción ya que la insensibilización no es instantánea y volver a aplicar al ritmo de las contracciones según las necesidades. En la actualidad, este tipo de analgésico se emplea especialmente en aquellas mujeres que no pueden recibir la epidural o mientras se está esperando la anestesia.
La anestesia general, por su lado, se encuentra indicada especialmente en caso de cesárea, urgencias, utilización de fórceps…También se administra en aquellos casos en que la madre así lo solicita, como por ejemplo cuando la maternidad no puede garantizar un servicio de epidural las 24 horas del día. Este tipo de anestesia implica una pérdida de conciencia, pero no impide las contracciones. Su principal inconveniente es que al estar la madre adormecida, le impide disfrutar de las primeras horas de vida de su bebé.
Ideas para pensar sobre la anestesia en el parto
– Si te decantas por la anestesia epidural quizá sientas una ligera molestia después del parto en la zona en la que penetró la aguja. No te preocupes, pues este tipo de dolores son bastante frecuentes.
– Entre los efectos secundarios más habituales de la epidural destacan los dolores de cabeza. Si llegamos a padecerlos, no dudemos en solicitar el tratamiento adecuado para combatirlos.
– Si nos han programado una cesárea, ten presente que también puede efectuarse mediante anestesia local (epidural o raquídea). En caso de que nuestro médico esté de acuerdo, esto nos permitiría mantenernos conscientes en el momento del alumbramiento.
– Las anestesias no contienen productos tóxicos ni para la madre ni para el hijo. Precisamente por ello, no debes mostrarte reacia a su utilización.
– Debemos estar especialmente atentas a las posibles pérdidas de sangre tras el parto. Sobre todo si te administraron una anestesia epidural es posible que no tengamos conciencia de las mismas con el consiguiente peligro que ello podría conllevar.
Una de las preocupaciones más habituales al enfrentarse al momento del parto es la anestesia. Una buena forma de combatir estos temores es resolver antes del parto todas las posibles dudas. Elabora una lista de preguntas, plantéalas a tu médico y tomea la decisión con antelación. Con toda la información en la mano y la elección realizada, te resultará mucho más sencillo afrontar con tranquilidad ese momento.
Cristina Alvarez
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