MADRID, 23 Mayo
Una mujer embarazada no es una enferma. Sin embargo, la culminación de ese estado, el parto, se ha convertido en un acto muy medicalizado. Quirófanos llenos de personal, bisturís, camillas… Una instrumentalización que en ocasiones deshumaniza uno de los momentos más humanos de la vida: el nacimiento.
La lucha por reducir la mortalidad infantil y materna instauró en los hospitales españoles muchas rutinas que favorecían la práctica médica. Y se salvaron vidas. España tiene hoy una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo. Pero aunque la realidad social y médica han cambiado, algunas de esas prácticas perviven a pesar de que con el paso de los años han demostrado ser no solo ineficaces sino incluso perjudiciales. Algunos paritorios españoles todavía abusan, frente a las recomendaciones oficiales, de la episiotomía (incisión en el periné para ampliar la apertura vaginal), los enemas y la oxitocina para estimular las contracciones. Por no hablar de que la tasa de cesáreas supera aún en un 7% lo recomendado por los estándares internacionales.
Fuente: El País
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/05/22/actualidad/1337716285_497698.html