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Curva de glucosa: la diabetes en el embarazo

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La glucosa es la fuente de energía fundamental del feto, y naturaleza hace que durante el embarazo se fomente un mayor volumen de glucosa en sangre para que el feto pueda acceder a ella fácilmente sin problemas. Los cambios hormonales propios de la gestación generan además un estado transitorio de resistencia a la insulina y otra serie de cambios similares a los que se dan en una diabetes.

Esto, que en principio es bueno para el desarrollo del feto, puede hacer que una madre -si tiene cierta predisposición genética o ciertos hábitos de vida no demasiado saludables- pueda desarrollar una diabetes gestacional. Y si esto ocurre, el riesgo de que  se produzcan alteraciones al final del embarazo y en el parto es estadísticamente mayor por cómo afectan estos cambios al bebé.

Por qué es importante controlar el nivel de azúcar en sangre

1.   La diabetes gestacional puede desembocar más adelante en una diabetes de la edad adulta con todos los problemas que esta enfermedad produce en el organismo y que van desde alteraciones en la tensión arterial, a los problemas en el riñón, en los ojos*que son muy perjudiciales para la mujer.

2.   Puede afectar al desarrollo del bebé. Suelen ser niños de mayor peso del que les corresponde por su tiempo de gestación y, sin embargo, al nacer pueden tener algunas complicaciones de disminución de la glucosa o de un mal control de ésta,  lo que les hace ser menos vitales.

3.   Pueden producirse alteraciones metabólicas que se trasmiten al feto, que pueden presentar una menor frecuencia cardiaca y exige un control mucho más estricto de los bebés.

Por todas estas razones se realiza un control que nos permite conocer las cifras de glucosa de la madre en el embarazo y detectar de forma precoz cualquier incidencia y distinguir si hay una diabetes previa oculta antes del embarazo o si, por el contrario, aparece durante la gestación.

En general, para saber qué embarazas pueden presentar este problema se hacen una o más pruebas de sobrecarga de glucosa. La prueba básica es la llamada prueba de O ‘Sullivan o «prueba de la hora», que se suele realizar entre la semana 24 y 28 del embarazo y consiste en dar una dosis de glucosa de 50 gramos en ayunas y hacer una determinación de glucosa basal (es decir nada más tomar el preparado) y otra determinación de glucosa en sangre después de una hora.

¿Cuándo se hacen las pruebas de glucosa en el embarazo?

Como hemos dicho, en una situación normal se realiza en esas semanas de embarazo, pero puede adelantarse y hacerse en el primer trimestre en casos que se consideran de riesgo, bien porque haya  factores familiares -como puede ser diabetes en padres o hermanos-, o bien porque el índice de masa corporal -la medida que se emplea para conocer el grado de sobrepeso- es elevado, o bien si en embarazos previos ya ha habido diabetes gestacional.

El hecho de haber tenido una diabetes gestacional previamente no significa que en la siguiente tenga que repetirse, aunque se estima que la recurrencia es del 40%.

Si la prueba da una cifra de glucosa en sangre a la hora de 140 mg/Dl o superior, se realiza una segunda prueba, en la que la dosis de glucosa se aumenta hasta 100 gramos y las mediciones se hacen en ayunas, antes de la toma de glucosa a la hora, a las dos horas y las tres horas. En este caso, la glucemia en ayunas debe estar por debajo de 105mg/Dl, la determinación a  la hora debe estar por debajo de 190mg/DL, a las dos horas por debajo de 165 mg/DL y a las tres horas  por debajo de 140 mg/ DL.

No debemos asustarnos y nuestro ginecólogo es el que nos debe decir cómo están las cosas y las medidas que hay que tomar para tenerlo todo controlado.

Medidas de control para la glucosa en el embarazo

En el caso de que haya dos valores por encima de estas cifras se considera que la embarazada tiene una diabetes gestacional y tendrá que seguir un tratamiento específico y, si sólo hay un valor alterado, aparece lo que se llama  una intolerancia a la glucosa. En esos casos se repiten las pruebas a las tres semanas para ver la evolución.

Si en esta tercera prueba, pasadas tres semanas, la curva es normal o solo hay un valor alterado, indica que estamos ante un caso de intolerancia a la glucosa durante la gestación y la prevención de los problemas asociados se realiza solo mediante medidas dietéticas, que consisten, fundamentalmente, en:

–   Eliminar la glucosa de la alimentación:
–   Se sustituye el azúcar por edulcorantes
–   Se eliminan las bebidas azucaradas, bollería industrial y dulces
–   Se elimina también la comida precocinada

Durante esta etapa, el control dietético se acompaña de controles periódicos de la glucemia antes y después de las comidas, pero es el médico quien debe establecer la frecuencia.
–   Reducir la ingesta de calorías, que deben distribuirse a lo largo del día en tres comidas principales y algunos tentempiés. Con lo cual habrá que estar un poco más pendiente de las comidas que hay que hacer y cuidar que no tengan azúcar añadido.
–   Realizar ejercicio suave, como andar una hora 4 o 5 días a la semana o el tiempo que se pueda en función de la situación física.

En la mayoría de los casos, estas medidas van a ser suficientes para controlar una diabetes gestacional. Por eso, no hay que asustarse: con un buen seguimiento, la diabetes gestacional se maneja perfectamente.

No obstante, habrá casos en los que no se pueda controlar la glucemia adecuadamente con estas medidas y se necesitará un tratamiento con insulina. La dosis se irá ajustando en función de los controles de glucemia que se van haciendo durante el embarazo. Aunque esto puede parecer muy complicado, por la experiencia que se tiene, en general las mujeres aprenden en seguida a controlar los niveles de glucosa en sangre y, en función de eso, a ajustar la dosis de insulina.
Si la mujer ya presentaba una diabetes antes del embarazo, debe seguir con los mismos controles que tenía antes y ver si hay que ajustar dosis de insulina.

La diabetes en el momento del parto

Tanto para la diabetes gestacional como para la pregestacional, los controles del bebé  serán más estrictos durante el resto del embarazo y se realizarán ecografías de alta resolución para un estricto control fetal del tamaño, peso estimado y desarrollo de los órganos en la última fase del embarazo.
En función del desarrollo del bebe y del control de la glucemia materna se decidirá el momento y el modo de finalizar la gestación. Siempre que se pueda hay que intentar llegar a término ya que, aunque estos niños son grandes en tamaño y peso, pueden ser más inmaduros después del nacimiento.

Igualmente, si es posible, hay que intentar un parto vaginal, pero teniendo en cuenta que son bebés grandes, lo que puede dificultar el parto.

Después de dar a luz, la madre deberá seguir haciendo controles de glucosa y en la mayoría de los casos se habrá normalizado unos días después de parto.

Dr. José Luis Prieto. Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Madrid.

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