No son pocas las madres que, en el momento del parto o incluso antes, deciden pedir al equipo médico la anestesia epidural. Esta decisión se toma principalmente porque la epidural hace que se sienta menos el dolor del parto, aunque no son pocos los detractores de esta práctica que hablan de los riesgos tanto para el bebé como para la mujer. Te hablamos un poco más sobre ella.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos define la anestesia epidural como «un medicamento para adormecer que se administra por medio de una inyección en la espalda». Según indican, este procedimiento «adormece o causa una pérdida de la sensibilidad en la mitad inferior del cuerpo», lo que hace que disminuya el dolor de las contracciones durante el parto, aunque éste no es su único uso: también se aplica para reducir el dolor durante la cirugía en las extremidades inferiores, aunque este no es el tema del que hablaremos.
La aplicación de la anestesia epidural en el parto
La anestesia epidural se aplica mediante una inyección en una zona que se encuentra en la parte baja de la espalda. Normalmente, los médicos piden a la mujer que va a dar a luz que se acueste de lado o se quede sentada. «En cualquiera de las dos formas, le pedirán contraer el estómago hacia adentro y arquear la espalda hacia fuera», señalan desde este centro.
Por lo que respecta a la dosis administrada, en esta biblioteca se asegura que normalmente la dosis es baja para que sea todo más seguro. De este modo, comentan que el medicamento hace efecto en entre 10 y 20 minutos, lo que provoca que la mujer «se sienta mejor». Eso sí, esto no significa que sea insensible: «es posible que se sienta algo de presión en el recto o la espalda durante las contracciones», matizan.
Los riesgos de la anestesia epidural, ¿es segura?
Hay que tener en cuenta una máxima: si la anestesia epidural se ofrece en la sanidad, es porque se ha demostrado que es segura. Ahora bien, esto no quiere decir que no tenga ningún riesgo, y lo cierto es que son varios los estudios que hablan de efectos secundarios en diferentes ámbitos y que incluso puede afectar al bebé al nacer.
Los principales riesgos asociados a la anestesia epidural son los siguientes:
—Descenso de la presión arterial de la mujer que puede provocar que disminuya la frecuencia cardíaca del bebé.
—Alteraciones en el trabajo de parto y el parto mismo.
—Dolor de cabeza, pero esto es poco común.
—En algunas ocasiones la mujer se siente mareada o con dificultad para respirar.
Tipos de anestesia epidural
—Anestesia epidural «ambulante»: este tipo de anestesia epidural reducirá su dolor, pero usted aun será capaz de mover las piernas. La mayoría de las mujeres en realidad no son capaces de caminar, pero pueden mover las piernas.
—Anestesia epidural/raquídea combinada: combina tanto la anestesia raquídea como la epidural. Proporciona alivio del dolor mucho más rápido. La anestesia combinada se utiliza cuando las mujeres están en trabajo de parto muy activo y desean alivio de inmediato.
Cuándo no se debe poner la epidural
—Cuando existen complicaciones asociadas al embarazo como la hipertensión elevada
—Cuando se ha pasado por una enfermedad que altera la inmunidad en el mes anterior (sarampión o tos ferina). Deben haber pasado entre cuatro y seis semanas para poder aplicarla
—Si existen procesos infecciosos en la piel que eleven el riesgo de trasladar gérmenes al organismo
—Tatuajes en esa parte de la espalda, aunque depende de la situación.
El dolor en el parto
El uso de la epidural, pese a los riesgos, puede tener otra consecuencia muy beneficiosa para la mujer: según la directora del Centro Asher de la Universidad Northwestern para el Estudio y Tratamiento de los Trastornos, el control del dolor durante y después del parto puede reducir el riesgo de depresión postparto.
Según esta experta, existen evidencias de que las mujeres que tienen controlado el dolor con la epidural durante el parto vaginal presentan un riesgo mucho menor de depresión posparto que las mujeres a las que no se les pone esta anestesia. «Maximizar el control del dolor en el parto con el equipo obstétrico y el anestesista podría ayudar a reducir el riesgo de depresión posparto», concluyó.
Ángela R. Bonachera
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