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¿Le doy el pecho? La lactancia es lo mejor para tu bebé

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Aunque aún no estés totalmente decidida a dar el pecho a tu bebé, no cabe duda de que debes pensar en las innumerables ventajas que este tipo de alimentación ofrece a los recién nacidos. La leche de los primeros días, sin ir más lejos (el calostro), no solo facilita el establecimiento de la flora intestinal que protege al bebé, sino que crea en el lactante un escudo frente a las infecciones.

La mayoría de los expertos aseguran que el mejor momento para iniciar la lactancia materna es en las primeras horas posteriores al parto. Durante unos días el calostro alimenta al niño en espera de la subida de la leche que suele llegar hacia el tercer día.

En el calostro es posible encontrar una gran variedad de proteínas, minerales y anticuerpos de la madre que protegerán al pequeño mientras que su sistema inmunológico comienza a ponerse en marcha. No existe ningún equivalente artificial del calostro y, por tanto, no es posible encontrar nada más sano y natural que la lactancia materna. Así lo afirma la sabiduría popular y es cierto.

Técnicas sencillas para instaurar la lactancia materna

La lactancia materna se basa en una serie de técnicas realmente sencillas y, por lo general, bastante prácticas. En primer lugar, es aconsejable descansar, al menos, un cuarto de hora antes de la toma.

También es importante buscar un lugar en la casa en el que nos sintamos especialmente cómodos: en la cama con la espalda erguida, en una silla con los pies sobre un taburete… Lo importante es que nos encontremos especialmente a gusto.

La composición de la leche, por su lado, suele tener las proporciones ideales para el correcto desarrollo del niño (hierro, agua, lactosa, grasas…).

Una vez sentados correctamente, lo habitual es situar al niño frente al pecho a la altura del seno con su boquita cerca del pezón.

En cuanto a la cabeza del niño, conviene que la sujetemos con la mano a la vez que mantenemos a nuestro pequeño lo más incorporado posible. Así, de forma completamente natural e instintiva, el niño buscará por sí solo el pecho.

Para que el bebé deje de mamar lo mejor es hacerle abrir la boca bajándole con mucho cuidado el mentón o introduciéndole la yema de nuestro dedo en sus labios.

Después de la toma, habrá que intentar que el pequeño eructe manteniéndole en una posición erguida y ayudándole con unos golpecitos muy suaves en la espalda. Si le hemos dado el pecho correctamente, lo más probable es que no haya ingerido una gran cantidad de aire (su boca habrá creado una especie de cámara hermética) aunque siempre es posible que se haya filtrado un poco hacia su estómago.

Después de todo este proceso, y sobre todo si ya le hemos cambiado, tendremos que procurar no mover al niño demasiado… Y es que, como estará satisfecho, lo único que deseará nuestro pequeño es relajarse y dormir durante un buen rato.

 5 ventajas nutricionales de la leche materna

1. La cantidad y calidad de las proteínas, y algunos aminoácidos como la cisteína y la taurina de la leche humana, cubren perfectamente las necesidades nutritivas del niño.

2. Las grasas que componen la leche humana favorecen específicamente el correcto desarrollo del cerebro del bebé, evitando así la instalación precoz de colesterol en las paredes de las arterias del niño.

3. La concentración de sodio y de potasio de esta leche es tan débil que no sobrecargan el riñón, evitando retenciones innecesarias de agua que podrían predisponer a la hipertensión arterial.

4. La leche materna contiene enzimas, conocidas como lipasas, que facilitan la digestión de las grasas.

5. La leche materna interviene directamente en la prevención del raquitismo y las anemias gracias a su alto contenido en sales minerales (calcio, hierro y cinc) que permiten el mejor aprovechamiento por parte del organismo del bebé.

Consejos para la lactancia

– No te estires los pezones para que adopten la forma que consideramos propicia para la succión ya que podríamos estar dañando las glándulas de la areola.

– Una vez limpio el seno, algunos médicos recomiendan la aplicación de una crema protectora sobre el pezón y la areola. Este tipo de productos son sumamente útiles a la hora de fortalecer la zona y prevenir infecciones. Comienza a utilizar dicha crema protectora para los pezones a partir del séptimo mes de embarazo. De este modo, no sufrirán tanto una vez comencemos con la lactancia.

– No des de mamar al bebé más que diez minutos de cada pecho. Si alargamos la toma, lo único que conseguiremos es que se nos reblandezcan los pezones inútilmente.

– Ahora más que nunca no descuides tu alimentación. Quizá necesites un suplemento vitamínico, sobre todo si pensamos dar el pecho al bebé más de cuatro meses. Conviene tener presente que existen algunos productos capaces de alterar el olor y el gusto de la leche materna(col, espárragos, ajos, cebollas…) por lo que tendremos que intentar evitarlos.

– A la hora de elegir un sujetador especial para la lactancia elige modelos de tirantes anchos. Esto evitará que el nuevo peso del pecho termine por dañar la frágil piel de los senos.

– La succión del niño nos ayudará a segregar algunas hormonas como la oxitocina, fundamental para la correcta contracción muscular del aún dilatado útero materno.

En la práctica

Si ya te has decidido por este tipo de alimentación intenta dar de mamar al niño cuanto antes después del parto. La tendencia actual es poner al niño al pecho en los primeros 20 minutos después de dar a luz para facilitar la instauración de la lactancia. Además, la lactancia materna hará que se refuercen nuestros lazos afectivos hacia el niño, disminuyendo así la inseguridad que suelen sentir los bebés al salir del útero materno.

Cristina Álvarez

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