El bienestar del niño es una preocupación de otro padre, incluso antes de que este nazca. Desde el embarazo ya pueden comenzar los cuidados a los pequeños mientras se atienden a las necesidades del feto y cuidando a la madre embarazada. Por este motivo, conviene seguir las recomendaciones de obstetras y las novedades que llegan gracias a la investigación científica.
Un ejemplo es el trabajo realizado por la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo, CEU. En esta investigación se ha encontrado un vínculo entre el exceso de fructosa en las embarazadas y problemas en la placenta de las gestantes. Unos datos que también ayudan a prevenir posibles enfermedades metabólicas en los más pequeños una vez que alcancen la madurez.
Cuidado con los edulcorantes
Este estudio explica que la fructosa está presente en las embarazadas de muchas formas, en especial a través de los edulcorantes que se emplean para sustituir el azúcar. Muchos de estos artículos están compuestos de sirope de maíz, que a su vez tiene una alta dosis de fructosa.
Estos edulcorantes también están presentes en otros artículos presentes en la dieta de las embarazadas como la bollería, helados o postres bajos en azúcar. Ya en 2012 un estudio reveló que las bebidas con altos niveles de fructosa se relacionaba con la presencia de preeclampsia en las embarazadas. En esta ocasión, la investigación se centró en el consumo de este ingrediente y el estado oxidativo en ratas gestantes y en sus fetos.
Aquellos animales que tomaron fructosa, mostraron un nivel bajo de oxidación de lípidos en plasma. Por su parte, los fetos sí que portaban unos niveles de oxidación altos tanto en el plasma como en el hígado. Esto se traduce en que las placentas gestantes expuestas a la fructosa presentaban estrés oxidativo y una menor cantidad de hemo oxigenasa 1 (HO-1), que es un potente agente antioxidante. Todos estos efectos negativos eran exclusivos del consumo de fructosa, ya que no se observaron en los otros dos grupos.
Un dato más que revela que cómo afecta la dieta de la madre tiene efectos en el bebé y en el proceso de gestación. «Nuestro propósito es concienciar a la sociedad, en general, y a las mujeres embarazadas, en particular, para que disminuyan el contenido de fructosa en su dieta, mediante un consumo preferente de comidas y bebidas de origen natural, frente al de comidas procesadas y refrescos que contienen HFCS. De esta manera se pueden prevenir los efectos negativos de una dieta rica en fructosa y mejorar la salud, no sólo de la madre, sino también de sus hijos», explica Carlos Bocos, autor principal de esta investigación
Dieta y embarazo
Este estudio señala una vez más la necesidad de cuidar la dieta durante el embarazo. Lo que coma la madre repercute en ella y en el feto. Por ello, desde el Hospital Nuestra Señora del Rosario se dan una serie de consejos para que las madres aprendan a preparar su menú durante el embarazo:
– Durante el embarazo, la dieta puede requerir suplementos de minerales o de vitaminas, especialmente hierro, calcio, vitamina D y ácido fólico, fundamental para las mujeres en estado de gestación.
– Los máximos requerimientos de hierro se producen en la segunda mitad del embarazo, mientras que la necesidad de folatos es mayor en el periodo preconcepcional y primeras semanas de embarazo.
– En las mujeres embarazadas y madres lactantes se recomienda una ingesta de calcio de 1200 mg/día. Su ingesta se puede cubrir con cuatro raciones diarias de lácteos (leche, yogurt, queso o cuajada). Esta cantidad provee suficiente calcio, para lograr un desarrollo fetal normal, sin tener que utilizar las reservas óseas maternas.
– Otras fuentes de calcio son los cereales integrales, leguminosas y vegetales verdes. Las embarazadas deben evitar el consumo de café, tabaco y alcohol, que interfieren el metabolismo del calcio.
Damián Montero
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