Son muchos los padres primerizos que, al recibir la noticia de que están esperando un bebé, se preguntan cómo afectará a la gestación el hecho de convivir en casa con una mascota. En principio, el embarazo y los animales domésticos no se encuentran contraindicados. Eso sí, conviene que extrememos los cuidados y las precauciones en estos meses con el fin de que no nos transmitan ninguna enfermedad.
Al conocer que estamos embarazadas, debemos decir ¿adiós a nuestra mascota? Convivir con una mascota (un perro o un gato, por ejemplo) cuando se está embarazada, exige tener presente una serie de consideraciones, ya que los animales domésticos no sólo pueden transmitir algunas enfermedades que son peligrosas en el embarazo como toxoplasmosis o parasitosis, sino que, además, pueden crear alguna que otra situación peligrosa para la futura madre (tropiezos, caídas…).
Evita el contacto directo con tu mascota
Cuidar una mascota puede agotar a cualquiera. Por ello, y siempre que nos sea posible, no dudemos en delegar su cuidado y atención a otras personas durante estos meses. Además, esto no sólo nos permitirá descansar sino que al no entrar en contacto directo con el animal estaremos evitando posibles infecciones.
Si tenemos un perro o un gato, será fundamental que nos aseguremos de que el animal se encuentra vacunado. Del mismo modo, procuraremos desparasitarlo con cualquiera de los productos que, a tal efecto, podemos encontrar en droguerías o tiendas especializadas.
Airear y desinfectar con asiduidad aquellas zonas en las que la mascota suele dormir, es un truco que permite mantener el ambiente en buen estado.
Mascotas para todos los gustos
En el caso de pájaros y peces, el contagio suele ser mucho más difícil de producirse. De todos modos, siempre conviene mantener unas mínimas medidas de seguridad cuando tenemos una mascota en casa: lavarse las manos después de haberlos limpiado, evitar el contacto directo con su comida y excrementos… Los hámster o los conejos, por su lado, suelen provocar infecciones de carácter cutáneo.
Aunque su gravedad no suele ser significativa, eliminar las rojeces o manchas que provoca en la piel el contacto directo con estos animales implica tener que ingerir una serie de medicamentos que durante la gestación no son muy aconsejables. Por ello, precisamente, debemos extremar las precauciones con el fin de alejarnos de posibles infecciones como la listerioris, leptospira, toxoplasmosis o los herpes.
Síntomas de las enfermedades por contacto con mascotas
Los síntomas más habituales de cualquiera de estas afecciones suelen ser dolores musculares, pérdida de peso, décimas de fiebre, vómitos… Al tratarse de unas manifestaciones tan comunes, el peligro radica, precisamente, en que estas infecciones suelen confundirse con algunos síntomas propios del embarazo.
Por eso, es fundamental que si notamos algún indicio extraño no sólo acudamos al médico cuanto antes, sino que le comentemos que convivimos con un animal en el embarazo. Aunque parezca mentira, esta simple referencia le ayudará a contar con la posibilidad de que nuestro animalillo nos haya contagiado alguna afección.
En ese caso, lo más probable es que nos prescriban un tratamiento suave que nos ayudará a evitar que la infección vaya a más.
5 consejos para convivir con nuestra mascota
1. Como el animal ya vivía con nosotros antes de nacer el bebé debemos extremar la vigilacia cuando nuestro pequeño llegue a casa. De esta forma estaremos seguros de que el animal no siente celos del niño.
2. Procura no salir solas con tu perro y menos aún si es de un tamaño considerable. Podría darse el caso de que saliese corriendo y te tirase al suelo.
3. Un buen truco para evitar los celos de los animales domésticos es intentar que nuestra mascota se acostumbre poco a poco a otros niños para los olores y los movimientos de los niños le resulten absolutamente familiares.
4. Si tu bebé va a tener una habitación separada de la nuestra, acostumbra a tu mascota a que evite entrar en ella si no estamos nosotros presentes.
5. En ocasiones los perros tienen la costumbre de meterse bajo las sillas, mesas… Si la cuna de tu bebé es accesible, procura acostumbrar a tu perro a que no se esconda allí pues podría volcarla el día de mañana al jugar.
Mientras que estés en la clínica puede ser bueno que alguien de la familia lleve a casa alguna ropa del bebé para que nuestra mascota se familiarice que su olor. Al llegar a casa, además, deja el bebé en brazos de su papá mientras saludamos y jugamos un poco con nuestra mascota para que no se sienta desplazada en ningún momento.
Marisol Nuevo Espín
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