El cobre es un mineral esencial para la salud que contribuye a prevenir malformaciones en el feto, anemia, problemas de crecimiento o pérdidas de peso al nacer. Por este motivo, el embarazo y la lactancia son dos periodos en los que las autoridades sanitarias recomiendan aumentar la ingesta diaria de cobre, dados los beneficios que reporta tanto en las madres como en los bebés.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) establece las diferentes cantidades de cobre que se deben ingerir diariamente como parte de una dieta equilibrada. En el caso de las mujeres adultas, la ingesta recomendada está en los 1,3 miligramos de cobre al día. Esta recomendación aumenta hasta en un 20% cuando están embarazadas o en periodo de lactancia.
Este aumento de cobre en la alimentación de la embarazadas permite que los bebés nazcan con una reserva natural de cobre que desarrollan durante los tres últimos meses de embarazo. Es por ello que la deficiencia de cobre es más común entre niños prematuros que nacen con poco peso. Tras el parto, las necesidades de cobre de los recién nacidos se cubren con esta reserva natural y con el cobre disponible en la leche, tanto materna como de fórmula.
Deficiencia de cobre, ¿un problema?
El cobre es un micronutriente imprescindible para el crecimiento infantil, la correcta formación del cerebro y del sistema nervioso y el buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Además, favorece la absorción del hierro, potencia el crecimiento de los huesos y fortalece el sistema inmunitario.
En el caso de las embarazadas, si la ingesta de cobre no es suficiente, el hierro no puede transportarse al flujo sanguíneo provocando la aparición de la anemia. Una deficiencia de cobre en lactantes también se asocia con alteraciones como las anomalías óseas, los problemas de crecimiento y las infecciones respiratorias recurrentes. Algunos estudios también señalan que una deficiencia de cobre puede tener graves consecuencias en el desarrollo prenatal, por lo que médicos y nutricionistas recomiendan una dieta equilibrada, rica en cobre, durante el embarazo.
5 alimentos ricos en cobre
Chocolate. El cacao en polvo sin azúcar o el chocolate tiene un alto en cobre.
Marisco. Entre todos los mariscos, la ostra es la fuente más rica de cobre. Pero otras variedades como el atún, calamares (o calamar), la langosta, el abadejo, el salmón y las sardinas también contienen una importante cantidad de cobre.
Legumbres. Los garbanzos y las lentajas son fuente de cobre.
Frutos secos. Las almendras, cacahuates, anacardos, pistachos, piñones, avellanas y las nueces son las fuentes más ricas de cobre.
Cereales. El trigo, la avena y la cebada contienen una importante cantida de cobre.
Parte de una alimentación saludable
Una dieta equilibrada y saludable garantiza una ingesta diaria de la cantidad recomendada de cobre. Dentro de esta dieta, existen alimentos con una mayor concentración de cobre que pueden ser consumidos por las embarazadas: el marisco cocido, el chocolate negro, los frutos secos, los cereales y las legumbres.
Según explica Diego García Carvajal, Director de la Oficina en España del Instituto Europeo del Cobre, «el cobre es un gran aliado para la salud de las personas, algo especialmente relevante cuando nos referimos a embarazadas, prenatales y lactantes. Por eso, en esos casos, se hace necesario un aporte extra en la ingesta de este mineral esencial».
Marina Berrio
Asesoramiento: Diego García Carvajal, Director de la Oficina en España del Instituto Europeo del Cobre
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