En la actualidad España se enfrenta a una delicada situación a nivel demográfico. El número de nacimientos cae, la población envejece y a la larga esto repercutirá en terrenos como las pensiones. Lejos de mejorar, los últimos datos señalan a un empeoramiento y de hecho el primer hijo llega pasada la treintena.
Situación que no solo hace más difícil que llegue un segundo hijo, sino que incrementa los riesgos tanto para la mujer como para el niño. La posibilidad de un nuevo embarazo se reduce de manera drástica y que en algunos casos lleva a la mujer a pasar por tratamientos de fertilidad. Muestra de ello es cómo en los últimos tiempos la cantidad de solicitantes ha aumentado.
Descenso en la natalidad
Los datos ofrecidos por la Sociedad Española de Fertilidad, SEF, durante su último congreso nacional, indican que el 70% de las mujeres de 35 años aún no han tenido a su primer hijo. Algo que reduce las posibilidades de quedar embarazadas al haber cambios en el ciclo menstrual y en la calidad de los óvulos. No es de extrañar que este hechos e relacione de forma directa con el aumento de mujeres que acuden a tratamientos de fertilidad.
Respecto a los datos anteriores, el aumento es del 9%. Sin embargo, aunque estos tratamientos ofrezcan una vía alternativa para lograr el embarazo, no quiere decir que se eviten los riesgos tanto para la madre como para el futuro hijo. Entre estos peligros cabe destacar:
– Un mayor riesgo de presentar complicaciones en el embarazo. También crece la posibilidad de terminar en un parto por cesárea.
– Mayor posibilidad de que se produzcan problemas en la placenta dando lugar a graves hemorragias durante el parto que pueden poner en peligro a la madre y al bebé.
– El bebé tiene más posibilidad de nacer con un peso menor.
– Aumenta la probabilidad de que el bebé presente desórdenes genéticos.
– Se reduce la posibilidad de relevo generacional.
Cómo mejorar la situación
Ante la actual situación de la maternidad, organismos como Instituto de Política Familiar, IPF, propone varias políticas con las que incentivar el número de nacimientos:
– Proteger los derechos de la familia.
– Incorporar la «perspectiva de la familia» a la hora de legislar y tener en cuenta a la familia como inversión a largo plazo.
– Tener en cuenta al concepto de familia como base y vertebradora de la sociedad.
– Considerar a la familia como uno de los pilares indispensables para proteger el futuro de la sociedad.
– Incorporar una política de apoyo a la familia en la que se tengan en cuenta todas las áreas que afectan a estos núcleos.
Damián Montero
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