Toca volver al cole. En esta ocasión no se cambia el pupitre por arena, mar o piscinas, sino por los regalos, los villancicos y los dulces navideños. En cualquier caso, el resultado es el mismo: tras un periodo de descanso regresan las responsabilidades académicas. Por supuesto, hasta que se produce la total readaptación a esta situación, hay un periodo de adaptación.
¿Cómo evitar los efectos secundarios de la vuelta al cole invernal? ¿Cómo readaptar el organismo a esta situación nueva? Un cambio importante que puede aliviarse con consejos como los que ofrecen desde la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap.
Los primeros días tras la vuelta al cole
Llantos, vómitos por los nervios o rabietas son típicos durante los primeros días de la vuelta al cole. En algunos casos, incluso es posible que se produzca un aislamiento del resto del grupo ya que los más pequeños no se sienten cómodos en estas situaciones y prefieren quedare a solas antes que permanecer en este espacio común junto con sus compañeros.
Casi todos estos síntomas responden a la llamada ansiedad por separación. Una inestabilidad que sienten los más pequeños y que produce cierta inseguridad cuando se alejan de sus padres. Lo ideal en estos casos es recordar a los niños que ya son mayores y que poco a poco tendrán que ganar autonomía, sin que esto suponga perder a sus padres.
A diferencia de la vuelta al cole en el verano, los padres pueden recordar a sus hijos los días del primer trimestre. Es decir, que tras concluir la jornada académica podrán regresar a su hogar donde encontraran a los progenitores tal y como los habían despedido esa mañana.
Cómo realizar el periodo de adaptación al cole
Desde AEPap indican que poco a poco el niño se va dando cuenta de que el rato que pasa sin sus padres es corto y que luego vuelven. Que sus padres le siguen queriendo. El periodo de adaptación es como «un duelo» que el niño tiene que pasar. Hay cosas que se ganan y cosas que se pierden.
Cuando el niño va a la escuela amplía el proceso de socialización. Hasta este momento solo se ha realizado en la familia. Ahora el niño también se vincula a su educador, a los otros adultos de la escuela y al resto de los niños. Aprende que debe compartir al adulto. Aprende que no es el centro de atención. Poco a poco disfrutará del nuevo espacio donde se mueve libre. Aceptará las nuevas rutinas.
En definitiva, la entrada a la escuela es un gran paso en la vida. Es una ventana al mundo. Hará crecer al niño y que sea más autónomo.
Damián Montero
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