La vuelta al cole no es igual para todos. Y no solo porque cada alumno afronta el regreso a las aulas de forma distinta, sino porque en algunos casos el estudiante afronta un nuevo ciclo académico. De preescolar a primaria, de aquí a la secundaria y al final, el bachillerato (si se opta por este itinerario). Sin duda, estas rutas suponen importantes cambios que deben afrontarse.
Si bien será el día a día el que consiga que el alumno se adapte a un nuevo ciclo académico, hay ciertos pasos a seguir para que el cambio no sea tan traumático para los alumnos. Consejos como los que ofrece la Universidad de Santiago de Compostela, USC a todos esos padres con hijos que afronten el paso de una etapa educativa a otra.
Momento de cambios
Cambiar de una etapa educativa a otra conlleva importantes cambios para la vida del estudiante. En el artículo de la USC se destacan las siguientes:
– Currículo más especializado.
– Modelo de organización más burocrático y más incomprensible para los alumnos.
– Tareas menos específicas y un mayor número de trabajo en grupo.
– Una relación profesor-alumno más distante. Los estudiantes a los que atiende el docente se incrementan y le es imposible recordar las características de todos.
– Disminuye el contacto con los padres de familia y se le asigna esa labor al tutor o al orientador del centro.
– Círculo de amistades más cerrado, crece la necesidad de encajar y de sentirse integrado dentro del grupo.
– Aumentan las horas fuera de casa.
Consejos para afrontar el cambio
Si bien, como ya se ha dicho, será el tiempo el encargado de aclimatar a los estudiantes a este nuevo entorno escolar, existen consejos a seguir que pueden mejorar la adaptación de los alumnos:
– Hablar con el tutor por lo menos una vez al mes. Junto con los servicios de orientación y el equipo directivo, el tutor mantendrá informadas a las familias a través de sesiones generales o individuales.
De esta forma los padres se asegurarán de que cómo se están integrando sus hijos y de las posibles dificultades.
– Ayudar a los hijos a crear un método de estudio. A veces el estudiante pasa muchas horas delante de los libros pero tiene la sensación de que son horas que le aprovechan muy poco. Esto sucede porque carece de un sistema eficaz de trabajo: notas incompletas, difíciles de entender; no tiene una visión global de la materia; trata de memorizar repitiendo, sin asimilar; no hace los deberes en su momento, etc.
– Establecer un horario de estudio diario. Muchos estudiantes tienen problemas porque son desorganizados, no tienen fijadas unas horas de estudio determinadas sino que cada día van cambiando, «hoy no tengo deberes»; el tiempo de estudio debe ser diario.
– Ayudar a crear y mantener el cuarto de estudio. Este lugar le facilitará la adquisición de hábitos de estudio y el ahorro de esfuerzos inútiles; tranquilo y silencioso: que no sea un cuarto de paso o de reuniones para las demás personas de la casa, lejos de ruidos como la tele, la radio, familia, etc.
– Invertir tiempo en los hijos. Prestar atención a los hijos y escuchar sus pensamientos, sentimientos, miedos y preocupaciones. Es mucho menos probable que los adolescentes que disfrutan de una buena relación con uno de sus padres tengan problemas de adaptación.
Damián Montero
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