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Visitas guiadas a productores artesanos: fomenta la educación en valores

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Conocer el proceso de elaboración de los productos artesanos facilita la transmisión de valores educativos a los niños. La primera comunidad de ocio y turismo formada por productores de nuestro país, Fabricando Experiencias, promueve que los niños crezcan conociendo de cerca el trabajo que hay detrás de los productos españoles.

Sabemos la importancia que tiene para los más pequeños recibir una educación centrada en valores, que les ayude a tomar las decisiones más adecuadas para convertirse en adultos felices y responsables. Pero esta educación no se limita a la enseñanza de materias y aprendizaje de datos en la escuela. Existen otras maneras de generar impacto en el desarrollo educativo de nuestros hijos como las visitas guiadas a productores, donde se fomenta su curiosidad, inquietud y creatividad.

Han pasado varios años desde que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) alertara de que «la sociedad actual se encuentra inmersa en una profunda crisis de valores, preocupándose únicamente por la economía». A día de hoy, la necesidad de educar en valores continúa siendo un eje fundamental en nuestra sociedad.

La motivación por conocer lo que les rodea es el motor del aprendizaje

La infancia es la etapa en la que los niños muestran gran curiosidad y aprenden sobre el mundo que les rodea, dejándose llevar por las emociones. Empiezan a adquirir los hábitos y costumbres que sentarán las bases de su comportamiento a lo largo de la vida.Es en este momento cuando deben ir guiados por padres y profesores para orientarles en su camino. Pero no tienen por qué ser los únicos. Existen otras personas cuyos conocimientos, aprendizajes y valores favorecen el desarrollo de los niños. Hablamos de los productores artesanos. Personas que desempeñan con esfuerzo sus oficios para dar vida a los productos.

«Dar la posibilidad a los más pequeños de que crezcan conociendo de cerca el origen y el trabajo que hay detrás de los productos que consumen les permiten obtener valores claves en su educación como la importancia del trabajo en equipo, entusiasmo, creatividad y respeto por las tradiciones y medio ambiente», comenta Marisa Ayllón, fundadora de Fabricando Experiencias.

Añade que «se necesitan herramientas por parte de toda la sociedad para fomentar ese conocimiento. Los niños son capaces de identificar un cuadro como Las Meninas o La Gioconda (citando incluso el nombre de sus autores) porque el arte se estudia dentro de las aulas y también fuera de ellas, en los museos y salas de exposiciones.

Sin embargo, muchos de ellos no son capaces de distinguir el ingrediente principal del queso o qué producto se obtiene a partir de la aceituna, porque no es algo que estudien desde pequeños o puedan aprender fácilmente fuera de la escuela», concluye su fundadora.

Valores que aportan a la educación las visitas a productores

Desde la comunidad señalan qué valores educativos están presentes en las visitas a productores:

1. Curiosidad, nuevas inquietudes, creatividad y paciencia

Las visitas activan la insaciable curiosidad de los niños. Es un momento perfecto para acercarles a los productos artesanos y que conozcan de dónde procede la leche, yogures o huevos que toman habitualmente.

«Si nunca antes han visto un huerto, un árbol frutal o han probado el yogurt fresco no sentirán curiosidad por ello. Pero si por el contrario un día van a ver una finca de naranjas y el productor les enseña su procedencia, les deja cogerlas del árbol, les habla de su proceso de crecimiento, beneficios y terminan la visita degustando un rico vaso de zumo natural a partir de ahí crean una conexión entre el campo y el mundo que les rodea», señala Ayllón.

Todo esto les ayuda a valorar la importancia que tienen las estaciones para los alimentos y el esfuerzo que realiza el agricultor. Les permite cultivar la paciencia y desarrollar la creatividad aprendiendo a la vez que se divierten.

2. Trabajo en equipo, integración, socialización, esfuerzo y superación

Estos valores están presentes, por ejemplo, al visitar una granja o finca ganadera donde se ofrece a los niños la posibilidad de conocer las tareas diarias de un pastor, ganadero o quesero. El contacto con los animales estimula al niño fomentando su sociabilidad y activando todos sus sentidos. Experimentan en primera persona cómo se trabaja en ellas dando de comer a los terneros, ovejas, cabras o gallinas. Se integran en los cuidados del rebaño, el ordeño o el proceso natural de elaboración de quesos y yogures para terminar siendo conscientes de los resultados positivos que generan el esfuerzo y trabajo en equipo.

3. Respeto por nuestras costumbres y tradiciones

El contacto con los productores permite poner en valor las cosas hechas desde el cariño, de manera artesana y sin prisas. La autenticidad está presente en todo momento porque, tal como comenta su fundadora, son los propios productores los que ejercen de guías ante sus visitantes, descubriéndoles la magia que se esconde detrás de la elaboración de su producto.

4. Educación medioambiental

Respeto por la sostenibilidad y el entorno. Frente a los productos industriales, transgénicos o no respetuosos con el medio ambiente, los productores artesanos tienen muy en cuenta la importancia de cuidar el planeta y fomentar el proceso de economía circular.

5. Educación nutricional

La alimentación influye de una manera decisiva en el proceso de desarrollo de los niños. Las visitas a productores les ayudan a concienciarse de la necesidad de alimentarse correctamente para que este proceso de desarrollo y crecimiento se produzca de manera satisfactoria, evitando enfermedades futuras. Los conocimientos adquiridos en este sector durante la etapa de educación Infantil les ayudan a adquirir buenos hábitos alimenticios al fomentar su implicación y entusiasmo por los mismos.

7 actividades divertidas y educativas que ayudan a la educación con valores

Desde Fabricando Experiencias proponen 7 divertidas experiencias perfectas para disfrutar de los valores anteriores en familia: 

1. Recolectar frutas y hortalizas directamente del huerto o el árbol. Una buena ocasión para enseñar a los pequeños de dónde viene la fruta y verdura que encuentran en el supermercado.

Recolectar manzanas

2. Elaborar quesos y otros lácteos y conocer su origen desde el ordeño para obtener la leche.

3. Elaborar mermeladas caseras con frutas de temporada.

4. Cuidar de las abejas como un auténtico apicultor. Conocer cómo se produce la miel natural y por qué estos insectos son tan importantes para el ecosistema.

Apicultor por un día

5. Meter las manos en la masa para crear un pan de masa madre.

6. Trabajar el barro participando en la creación de una pieza de cerámica.

Trabajar el barro con niños

7. Recolectar aceitunas directamente del olivo para su consumo en mesa o transformación en aceite de oliva virgen.

Marisa Ayllón. Fundadora de Fabricando Experiencias Primera comunidad de ocio y turismo formada por productores artesanos

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