¿Qué duda cabe de que la educación es uno de los capítulos más importantes en la vida de una persona? El aprendizaje va definiendo a cada individuo y marcando su futuro profesional, mientras mejor sea desde las primeras etapas del niño, las competencias de este serán mejor en un futuro.
En los últimos años se han introducido nuevas herramientas con las que apostar por una mejora en el nivel educativo de los niños. Un ejemplo son las unidades didácticas, o de trabajo, las cuales favorecen la integración del alumnado en un clima que favorece su aprendizaje y además permite al profesor favorecer de mejor forma la enseñanza de los distintos temarios.
Qué son las unidades didácticas de trabajo
La unidad didáctica se trata de instrumento con una doble función: por un lado ayudar a que el profesor pueda planificar las lecciones de forma que el alumnado no se disperse en el objetivo. Por otro lado, permite que los niños se impliquen de forma que no solo memoricen contenidos, sino que los aprendan de verdad a través de distintas tareas con las que se implicarán más en este proceso de enseñanza.
Cada unidad didáctica deberá contar con un título que atraiga a los alumnos hacia esta lección. Al igual que en una noticia, este será el primer paso para captar la atención y hacer que inicien esta tarea con una mayor predisposición. Motivar su curiosidad para hacer que presten atención a lo que va a explicar el profesor.
El tiempo que durará esta unidad didáctica tiene que ser valorado por el docente en función del nivel de la clase. En función de este, se podrá decidir unos tempos u otros hasta dar por aprendido este temario. Los objetivos también se deberán decidir en función de estos parámetros. El maestro debe ser realista y aceptar cuáles son las limitaciones de sus alumnos a la hora de exigirles.
Las sesiones de las unidades didácticas de trabajo
Cada unidad didáctica se plantea en distintas sesiones. Cada una de ellas deberá empezar con un breve repaso a la clase anterior de forma que todo el contenido esté conectado. Estas jornadas tendrán que incluir distintas actividades que los alumnos deberán completar mientras aprenden las materias.
Un ejemplo de una unidad didáctica es la que plantea el Ministerio de Educación llamada «Conocimiento de Sí Mismo y Autonomía personal», la cual se enfoca en niños de tres años y que pretende que el niño comience a tener consciencia de sí mismo, tanto a nivel corporal como emocional.
Algunas actividades también para estas jornadas son las siguientes:
– Practicar posturas con el cuerpo que enseñen la diferencia entre paradas y movimiento.
– Práctica de actividades motrices con las que el alumno aprenda la función de cada parte del cuerpo.
– Actividades con las que manipulen objetos que fomenten la motricidad fina.
Todas estas actividades se pueden realizar a través de ejercicios como el colgar los abrigos en las perchas, tirar los papeles a la papelera, etc. A nivel emocional se puede apostar por enseñar las normas de cortesía y plantear a los niños que cuando lleguen al aula saluden a sus compañeros de forma educada y se interesen por el estado anímico de los otros pequeños.
La misión de esta unidad didáctica es fomentar las habilidades sociales de cada individuo y hacer que el niño aumente sus capacidades de autonomía para que pueda valerse por sí mismo y sepan manejar sus sentimientos.
Damián Montero
Te puede interesar:
– La disgrafía y sus consecuencias para el aprendizaje
– Aprender a escribir. Ejercicios para niños
– Escribir a mano: beneficios de la caligrafía frente al teclado