La tecnología está presente en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida. Y, cada vez, desde una edad más temprana. Podemos decir, incluso, que muchos niños nacen con una pantalla debajo del brazo.
El uso de la tecnología también se ha extendido a las aulas. Dependiendo de cómo se implante y utilice, puede ser una gran aliada para favorecer la enseñanza y facilitar el aprendizaje de los más pequeños. De este modo, son muchos los que se preguntan, ¿es la tecnología un aliado para los docentes y centros educativos o más bien un enemigo que puede terminar por perjudicar el aprendizaje?
La tecnología puede ser un gran aliado, siempre y cuando, se use correctamente. Creemos que son muchos los beneficios que las herramientas digitales aportan a la enseñanza. Entre ellos, la tecnología permite a los estudiantes explorar y conocer más en profundidad sobre determinados temas, más allá de lo que puede ofrecer un plan de estudios tradicional. Además, también ofrece una información mucho más actualizada, algo de gran valor en algunas materias de rápido cambio como son la ciencia y la tecnología. Así mismo, se favorece la comunicación y colaboración entre alumnos de otros colegios e, incluso, de otros países.
Por otro lado, favorece que los alumnos puedan tener un papel más activo en el proceso de aprendizaje. Las herramientas educativas requieren una mayor interactividad, lo que promueve un enfoque mucho más práctico. Además, la mayoría de ellas ofrecen la posibilidad de llevar un seguimiento personalizado de la evolución de cada alumno y, con ello, adaptar las actividades según el ritmo de aprendizaje de cada estudiante. De igual modo, los alumnos pueden ir viendo también su propia evolución y recibir feedback de manera instantánea y, con ello, identificar también los errores o puntos débiles de manera más rápida.
La tecnología al servicio de profesores y alumnos
No obstante, es importante destacar que la tecnología debe ser una herramienta que complemente al trabajo de los docentes, no sustituirlo. Aunque las plataformas educativas pueden ayudar a ver la compresión de los alumnos, son los profesores los que determinan la evaluación real de los alumnos. Son los profesores los que deben liderar el proceso de aprendizaje.
No podemos obviar que la tecnología conlleva riesgos y son los docentes los que tienen que ejercer ese papel de control. Por este motivo, es importante contar con un software que permita a los profesores tener un control y visibilidad de lo que hacen los alumnos en los dispositivos.
El objetivo es garantizar que los dispositivos disponibles en el colegio sean lo más seguros posibles y que el uso que se les dé, sea estrictamente educativo. No podemos olvidar que a través de los dispositivos los estudiantes pueden recibir contenido inapropiado, sufrir o ejercer algún tipo de acoso online o estar expuestos a contenido publicitario como las apuestas en líneas o las estafas financieras.
Por ello, llevar a cabo este seguimiento es trascendental para garantizar ese buen uso de la tecnología. Los dispositivos electrónicos no deben tampoco monopolizar las aulas. Es importante que sea el profesor quien decida cuándo y cómo se utilizan y seguir empleando herramientas tradicionales. Por ejemplo, la escritura a mano, que se ha demostrado que influye muy positivamente en el desarrollo cognitivo de los alumnos.
De este modo, el uso de la tecnología en las aulas es muy beneficioso, siempre y cuando se haga una utilización correcta de la misma. Para ello, debemos educar correctamente a los alumnos y ayudarles a entender cómo deben utilizarla, y garantizar que la seguridad, bienestar y privacidad de los estudiantes sea una prioridad absoluta.
Neil Tetley, director de Hastings School
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