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Suspendido en junio: cómo dar con la causa

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Los suspensos de los niños son la punta del iceberg de que algo no va bien. Las causas de los suspensos en junio, a final de curso, pueden ser diversas y no siempre las malas notas son el resultado de que el niño/a haya estudiado poco. Encontrar la causa de los suspensos de los niños puede ser la mejor solución al problema.

A lo largo de la historia ha habido grandes genios que no destacaban en la escuela precisamente por su brillantez. Albert Einstein y Thomas Alva Edison fueron expulsados de sus colegios mucho antes de deslumbrar al mundo con sus descubrimientos; Stanley Kubrick suspendía todas las asignaturas excepto física; y Rafael Alberti y Winston Churchill fueron calificados por sus profesores como personas que nunca llegarían a nada.

Ante los suspensos, omo padres, además de motivarle, observar sus dificultades, reflexionar sobre el ambiente familiar y, sobre todo, hacerle responsable y consecuente de sus actos, podemos de elaborar una estrategia para determinar el tipo de apoyo que va a necesitar, que le ayude a elaborar un horario donde habrá tiempo para estudiar, ayudar en casa y descansar, y llevar a cabo unas acciones específicas encaminadas a solucionar de raíz la causa de sus suspensos y aprobar en septiembre.

Si es un vago, tendremos que reforzar su voluntad y sus motivaciones para estudiar; o quizá, no hemos detectado un problema neurológico y, a pesar de haberse esforzado, los resultados han sido desastrosos; puede que el nuevo grupo de amigos le haya distraído más de la cuenta y perdiese el ritmo en los estudios en los meses cruciales o que no sepa estudiar, por lo que habrá que empezar por enseñarle unas técnicas de estudio adecuadas. La cuestión es que como padres nos debemos esforzar por ir al origen de las malas notas de los hijos y no quedarnos simplemente en los resultados.

El primer paso para acabar con los suspensos: dar con la causa

Cuando un estudiante no está rindiendo adecuadamente, es necesario investigar las causas, que giran en torno a tres grupos: dificultades de origen primario, dificultades específicas y dificultades derivadas del entorno socio-familiar.

A) Dificultades de origen primario

1. Déficit intelectual en el límite de la normalidad.
2. Problemas neurológicos.
3. Enfermedades crónicas o incapacidad física.
4. Déficit sensorial: auditivo y/o visual.
5. Enfermedades carenciales: malnutrición, ferropenia, alteraciones tiroideas (apatía, somnolencia).
6. Rinitis crónica que suele ocasionar problemas para oír, aprender a hablar y pronunciar correctamente.

B) Dificultades específicas

1. En aptitudes escolares:
– Para el aprendizaje del cálculo: discalculia. Son alumnos que tienen dificultad para sumar y restar. Confunden los números, los invierten o los escriben al revés.
– Para el aprendizaje de la escritura: disgrafia. Nivel de escritura inferior al que les corresponde, omiten letras o juntan palabras.
– Para el aprendizaje y desarrollo de la lectura fluida: dislexia. Es una dificultad para aprender a leer y a escribir.
– Disortografia, como secuela de la dislexia, aun después de ser superada.

2. En lenguaje y habla:
– Desarrollo de la articulación.
– Desarrollo del lenguaje expresivo:
a.- Dislalia, dificultad para pronunciar un fonema determinado, sin invertir las letras.
b.- Disfasia, retraso en la aparición del lenguaje oral y escrito, asociado a problemas perceptivos.
– Desarrollo del lenguaje receptivo.

3. Motoras: desarrollo de la coordinación motora: fina y/o gruesa, presentando problemas de lateralidad o falta de coordinación visomotora, deficiencia en la organización espacial o en la temporal por un retraso psicomotriz.

4. TDAH: trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad.

C) Dificultades derivadas del entorno socio-familiar

1. Individuales: emocionales y de conducta. Uno de cada cuatro alumnos suspende o rinde por debajo de sus conocimientos por culpa de la ansiedad ante los exámenes, pudiendo distinguir tres perfiles: con tendencia previa a angustiarse, los ambiciosos que necesitan éxito y los que soportan fuerte presión familiar o social.
2. En relación con la familia: incide especialmente la comunicación diaria padres-hijos y el estilo educativo.
3. En relación con la escuela: la actitud de determinados profesores o de ciertos compañeros.

Ana Aznar
Asesoramiento: Dr. Luis Manuel Martínez. Centro Universitario Villanueva

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