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La sobrecarga de actividades extraescolares: premio o castigo

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Tras unas largas vacaciones, los niños vuelven de nuevo a sus tareas habituales: el colegio, los horarios, los deberes y las actividades extraescolares. Estas últimas están destinadas a ocupar el tiempo del niño fuera de su horario lectivo como complemento para su desarrollo y crecimiento.

Suponen un medio a favor de los padres, que muchas veces por culpa del trabajo necesitan de un lugar donde dejar a los niños, y estos tienen la oportunidad de pasar el tiempo en compañía de otros amigos diferentes a los de clase. Pero, ¿sobrecargamos a los pequeños de extraescolares? ¿Y cómo elegir la que mejor se ajusta al niño?

La psicopedagoga Mar García, del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa, explica a Hacer Familia que las actividades extraescolares «buscan continuar con el aprendizaje del niño desde un punto de vista lúdico. Es decir, no suple el colegio ni el aprendizaje de los contenidos escolares, sino que lo que pretende es un desarrollo más social del niño».

Elegir la actividad extraescolar adecuada

En cuanto a qué actividad extraescolar elegir ante la oferta casi ilimitada que existe actualmente en el mercado, hay que tener en cuenta que se deben escoger aquellas que sean más acordes con la personalidad de los pequeños o las que complementan su formación. De la misma forma hay que evitar elegir las que a los padres les hubieran gustado hacer, de forma que el niño no se vea forzado a cumplir los sueños o expectativas de los adultos.

Valor del compromiso: elegir la extraescolar

Aunque no pasa con excesiva frecuencia, en el caso de que un niño elija una extraescolar y al cabo de un tiempo nos exponga que quiere dejar de asistir, muchos padres se preguntan qué deberían hacer. «Es muy importante enseñar el valor del compromiso, pero eso solo podemos lograrlo si previamente hemos dejado la actividad a elección del pequeño». Al ser su elección y al haber pactado con él el tiempo, lo correcto para un buen crecimiento personal del niño sería aguantar ese trimestre, siempre y cuando no estemos ante un problema de abuso o bullying, en cuyo caso deberíamos tomar otro tipo de medidas.

Evita sobrecargar a tu hijo con un exceso de extraescolares

Aunque las actividades extraescolares tienen sus ventajas, ya que son un medio para complementar su formación, también tienen sus inconvenientes, sobre todo si pretendemos cubrir todos los huecos que a los niños les quedan libres.

Este afán por aprovechar todo el tiempo posible de los hijos nos les deja margen para algo tan importante como es jugar, divertirse, estar con sus amigos o con su familia. Por tanto, se ha de intentar que las actividades quiten tiempo de televisión, tableta u ordenador en vez de quitarlo de juego o de convivencia familiar.

Por otra parte, los niños han de asistir a las actividades exraescolares con ilusión, porque les gusten e interesen, pero nunca por obligación de los padres. Han de ser partícipes en la elección de las actividades. Estos, deben interesarse por sus clases, yendo con frecuencia a buscarles o llevarles, preguntando a sus monitores y participando en los encuentros.

Cuando se exige demasiado a los hijos puede ser perjudicial. Es importante no programar en exceso a los niños. Hay que establecer prioridades, porque ha de quedar tiempo para jugar, divertirse, pasear, dibujar…

En niños más mayores, la acumulación de actividades extraescolares o la dedicación que necesita para proseguirlas según van avanzando niveles, puede quitar tiempo real de estudio o puede que cuando el niño se pone a estudiar después de la clase extraescolar, de haber ido y vuelto a casa, esté demasiado cansado para empezar con eficacia un rato de concentración en que necesita sosiego.

Hay que fomentarles aficiones y hobbies, pero ha de ser algo que resulte grato y motivador para el niño, o acusará el cansancio a la hora del estudio. Se trata de racionalizar y a medida que van creciendo, ir reduciendo actividades, quedándose sólo con la que sea su verdadera afición, o bien dejarlo para los fines de semana.

Las extraescolares como premio o castigo

Algunos padres utilizan las actividades extraescolares como premio, lo que no sería malo en absoluto, o como castigo prohibiendo la asistencia, lo que sí es peligroso. Mar García asegura que «lo que tenemos que plantearnos es qué objetivo perseguimos con esta acción. Un castigo no está relacionado con la conducta que queremos corregir y la consecuencia sí.

Si el niño suspende el examen de ‘Mates’ porque no lo ha estudiado y lo castigamos sin ir a tenis, ¿qué tiene que ver? Esa conducta no la voy a corregir por esa vía. Si la actividad extraescolar es algo bueno para él, ¿por qué quitarle esa oportunidad de crecer? Resulta parecido al famoso ‘te castigo a leer’. Ese planteamiento a nivel educativo no sería el más inteligente». Lo ideal es que si un niño incumple alguna norma, que la consecuencia tenga relación con esa conducta.

Isabel Martínez
Asesoramiento: Mar García, Psicopedagoga del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa

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