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Problemas en el estudio: el Top 10 de las dificultades

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Los problemas en el estudio no se arreglan con el paso del tiempo sino que se empeoran según avanzan los cursos. Hay una serie de dificultades típicas en el estudio en las que probablemente han caído alguno de nuestros hijos. Ya sea porque tienen dificultades en la concentración, falta de base, demasiado optimismo, etc. hay que ayudarles a superarlos, porque según pasen los años esos problemas no van a mejorar. Al contrario, tenderán a empeorar ya que el grado de exigencia va aumentando.

El Top 10 de las dificultades en el estudio

1.- No estudiar o jugar a como que estudio

El gran problema de estos chicos no es que estudien mal o no puedan, sino que, simplemente, no estudian. Hacen tareas, deberes y dibujos, pero no estudian. Se meten en su cuarto dos horas, tránquilamente, y todo el mundo está convencido de que el niño está estudiando. Pero estos chicos han podido pasarse la tarde entera haciendo un dibujo o una redacción sin estudiar. Así no van adquiriendo ese poso necesario de conocimientos para cuando llegue el examen.

Consejo: A estos, lo que más le conviene, es empezar todos los días por estudiar. Nada más sentarse, que estudien un tiempo. Si son niños menores de 10 años, podría ser un cuarto de hora o veinte minutos. De 10 a 14 años, por lo menos tres cuartos de hora. Y chicos a partir de 15 años, por lo menos de una hora a hora y media de estudio todos los días. Y después del estudio que hagan las tareas. Necesitan un cierto control para que realmente sigan este plan. Si un chico tiene toda la tarde para hacer las tareas, gasta la tarde entera. Si tiene sólo una hora, se ajusta y va más deprisa. Además, el estudio cansa y hay que estudiar cuando se está más descansado.

2.- Estudio atropellado, de últimos días

Tiene que ver con el anterior. Este sí estudia, pero sólo unos días, antes del examen. Además, se crea en la familia la idea de que ha estudiado mucho ya que queda la sensación, tanto al chico como a los padres, de la última semana y media: se ha levantado pronto, se ha esforzado muchísimo, se ha acostado tarde estudiando. Así, piensan, no hay derecho a que luego suspenda. Pero, en realidad, falta el poso necesario para que la memoria asimile y comprenda las lecciones.

Consejo: El trabajo y el estudio diario, con control. Todos los días ha de estudiar algo. Si un día tiene mucha tarea, después del estudio hará mucha tarea. Que tiene poca tarea, después del estudio hará poca. Si no tiene tarea, sólo estudiará.

3.- Falta de ejercicio

Confundir «Lo entiendo» con «Me lo sé».Hay chicos que confunden el «lo entiendo» con «me lo sé». Leen una lección y como la entienden, ya creen que se la saben y dejan de estudiar. O si en clase entiende las matemáticas ya creen que se lo saben. Sin embargo, lo que les hace falta es ejercitación, repasar y hacer los ejercicios un par de veces para ver cómo funcionan. Es el caso típico de los chicos que fallan en las operaciones, aunque saben cómo hacer los ejercicios.

Consejo: Que vean la ejercitación como parte de su estudio. Hay que enseñarles que «lo sé» es igual a «lo entiendo» más «me lo estudio». Entender es lo más difícil, pero una vez que lo entiendes hay que aprenderlo: hay que dedicar esfuerzo, repetirlo varias veces, hay que usar la memoria, hay que hacer tres veces más esos problemas.

4.- Dificultades de concentración

Falta de control de la imaginación.Hay chicos que les cuesta mucho concentrarse, les cuesta el arranque: desde que se sientan hasta que empiezan a estudiar pasa más de media hora. Están muy a medio gas y se les va fácilmente la imaginación.Consejo: Hay que empezar a estudiar a una hora fija para conseguir un buen rendimiento cerebral. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de veinte días la cabeza se concentra con más facilidad a esa hora.

Por otro lado, el mejor consejo para sujetar la imaginación es utilizarla en el estudio: en vez de hacer el esfuerzo de cambiar de pensamientos y empezar de nuevo cada vez que se nos va, hay que poner la imaginación en cada tema de estudio. Si estoy con volcanes, me imagino cómo son, la lava que echan, etc. Eso ayuda también a que se grabe mejor las lecciones.

Con respecto a la televisión, hay que decir que cansa la cabeza y daña la capacidad de concentración, lo mismo que los videojuegos. Es mejor un ratito de lectura de un libro, del periódico, o incluso del tebeo, antes de ponerse a estudiar porque eso es como un precalentamiento.

5.- Problemas de comprensión

Dificultades en la lectura. Vocabulario pobre.Es el caso del chaval que se ve que se esfuerza pero que no puede. Es el chico que si le explicas la lección y se la cuentas, se la aprende enseguida. Pero si tiene que aprendérsela él solo con el libro le cuesta mucho. Se siente defraudado, pues hay esfuerzo pero no resultados.

Consejo: Lo que se necesita es atajar el problema. Si lee mal tiene que leer mejor y esto no se consigue leyendo mucho sino leyendo bien, ayudándole a leer mejor, corrigiéndole los defectos de lectura y ayudándole a hacerse una cuadernito de vocabulario. Con ese pequeño diccionario personal tendrá que hacer ejercicios con las palabras desconocidas. Si no se ataja, no se mejora. Se le puede decir que estudie más, pero llega un momento en que se hunden. Y si hay un problema más serio, como dislexia, etc., hay que llevarle al especialista. No vale con estudiar más.

6.- Lagunas. Falta de base

Son los que entienden las matemáticas, por ejemplo, pero fallan en los quebrados, que pertenecen al programa del año pasado cuando estaban enfermos.

Consejo: Con estos, hay que dejar de quejarse y ponerse a rellenar las lagunas. En el colegio es muy difícil, pero para ello es muy útil un profesor particular o que el hermano mayor se dedique a explicar. El profesor nos dirá cuáles son sus lagunas. Y, una vez conocidas, habrá que solucionarlas, en vez de quejarse continuamente.

7.- Ansiedad, angustia

Bloqueo emocional, inseguridad.Hay chavales que por un exceso de ansiedad y de miedo a suspender se angustian. Comienzan a estudiar y como salen con el gran miedo a perder, se angustian. Quizá tras un año de malas experiencias, de un fracaso, de haber suspendido muchas… pierden la confianza en sí mismos y se sienten agobiados. Se les distingue fácilmente cuando llegan los exámenes pues tienen trastornos intestinales, duermen mal, están tensos, les sudan las manos en medio del examen, etc. Son chavales temerosos y eso les bloquea, pues no tienen la serenidad suficiente para sacar a la luz lo que saben.

Consejo: Hay que tratarles de dos maneras: primero, dándoles seguridad, valorando su esfuerzo, reforzando la confianza en que ellos son capaces, reforzando sus pequeños éxitos. Y, después, enseñarles a controlar esa ansiedad, enseñarles a relajarse, mediante algunas técnicas.

8.- Timidez, inseguirdad, no preguntar, no puedo

En este caso, el bloqueo llega por la timidez y la vergüenza a preguntar. Es el temor al ridículo, a quedar mal y, así, el «no puedo» es la excusa que ponen para no enfrentarse a un problema que les da miedo.

Consejo: Hay que ayudarles a superar ese temor al ridículo y a preguntar. Puede ser controlando, junto con el profesor, cuántas veces pregunta en clase, planteándoselo al hijo como un punto de esfuerzo personal.

9.- Los ‘empollones’ memorísticos

En estos chicos, el desarrollo intelectual no va parejo al sistema de estudio. Hasta los 12 años hay una gran facilidad para memorizar así, leyendo varias veces. Pero a partir de esa edad, la memoria es más lógica, más de relación, de sentido global. Hay chicos que pasan los cursos y siguen estudiando igual, leyendo veinte veces. Eso, además de aburridísimo, es un tipo de memoria peligrosa. Son los chavales de «lo tengo en la punta de la lengua»; «si me dice la primera palabra sigo yo», «¿eso era lo que estaba en la página segunda?». Sufren mucho, dedican mucho tiempo y según pasan los cursos va a peor.

Consejo: A estos hay que enseñarles a estudiar, a cambiar el método de estudio, sabiendo que al principio les costará, pero luego será muy eficaz.

10.- Los ‘optimistas’ del ‘ya me lo sé, pregunta’

«Lo tengo dominado, está chupado, mamá». A estos hay que ayudarles a tocar tierra, preguntándoles para que comprueben que efectivamente no se lo saben.

Consejo: Hay que enseñarles dos técnicas: que se autoevalúen y que repasen. Que no digan «no me lo sé» antes de haber cerrado un libro y de haberse preguntado. Y, a la vez, enseñarles a repasar. Los contenidos de las lecciones se aprenden bien una vez que se repasa. En el estudio se entiende, en los repasos es donde de verdad se aprende.

Marisol Nuevo Espín

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