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Prevención de la violencia de género desde la infancia

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La educación es la principal arma que tiene la sociedad, concretamente los padres y los docentes, para acabar en futuras generaciones con lacras sociales como la violencia de género y la desigualdad.

Concretamente, la igualdad entre hombres y mujeres es uno de los principios rectores de la educación, por lo tanto, es fundamental poder dar respuesta a la diversidad y acompañar a los niños para que tengan una mirada abierta, facilitando así su desarrollo emocional.

Desde la más tierna infancia es fundamental que tanto la familia como el centro educativo caminen de la mano para que su coeducación resulte una herramienta básica en la erradicación de las desigualdades y en la prevención de la violencia de género. Su finalidad es la de poder construir una sociedad sin disparidades culturales y sociales.

Caminos educativos para fomentar la igualdad de género

Durante los primeros años de vida los niños desarrollan sus capacidades, habilidades físicas, emocionales, psíquicas y sociales, que son las que irán conformando su personalidad y su identidad. Por eso, es muy importante poder ofrecer a los niños y niñas propuestas de actividades sin estereotipos sociales vinculados al género y que favorezcan la experimentación y la exploración de nuevos elementos que alimenten su imaginario.

En este sentido, es clave poder realizar la supervisión de los juegos, de los juguetes y otros materiales educativos que se presentan a los niños con el objetivo de que estos no ofrezcan modelos estereotipados, así como revisar los diferentes espacios o los mensajes e imágenes de los cuentos que explicamos, procurando que estos muestren de forma plural la diversidad de nuestra sociedad.

Del mismo modo, es fundamental poner especial énfasis en la utilización de un lenguaje inclusivo en todos los ámbitos del día a día en la escuela, en la hora de comunicarnos con los niños, con sus familias, entre el equipo de profesionales, pero también en las comunicaciones escritas, las circulares y documentos internos del centro. En esta línea, la formación en coeducación de los equipos será vital para poder disfrutar de herramientas, recursos y estrategias para profundizar en cuestiones de perspectiva de género.

Educación desde la globalidad

Actualmente, estamos viviendo una importante transformación de carácter social y, en este contexto, la guardería toma entidad como un espacio donde los niños tienen la posibilidad de desarrollar sus capacidades cognitivas, su personalidad, imaginación y hábitos de autonomía personal y de relación social, que los permiten interactuar con su entorno y crecer como personas.

Por este motivo, se tiene que garantizar una educación desde la globalidad, que contribuya a desarrollar la autoestima, la empatía y la sensibilidad sobre los problemas de los otros, para así, desde los primeros años, ir integrando el respeto como valor esencial. La educación emocional es prioritaria, puesto que tanto los sentimientos como las emociones inciden en nuestra conducta.

Que los niños aprendan a reconocer sus derechos y deberes y sepan ejercerlos, que sean responsables de sus acciones y adquieran una mirada crítica, está vinculado al acompañamiento del adulto, uno que fomente su libertad, que acoja sus características y sus necesidades.

La guardería o la escuela infantil es ya en sí mismo un agente socializador fundamental y trabajar los aspectos de género ya en la primera infancia es muy valioso, dado que estamos educando a las personas adultas de mañana, responsables y solidarias, capaces de romper con los comportamientos excluyentes.

Cavall de Cartró

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