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Aprender a portarse bien: trucos prácticos para situaciones comunes

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En la mayoría de las familias, la lucha por los buenos modales es una constante. Aprender a portarse bien es una tarea complicada para los niños, que pasa por una educación en la que deben establecerse normas y limites, y como no, aplicar algunos trucos prácticos para situaciones comunes cuando les da por pintar en las paredes, se comen las uñas, se despiertan de mal humor o no quieren ni ver el cepillo de dientes.

Parece como si los niños naciesen asilvestrados y les costase especialmente corregir ciertas situaciones comunes. A unos les da por no querer bañarse. Otros, en cambio, se pasan la vida saltando sobre su cama y no recogen su habitación…

7 trucos prácticos para que los niños se porten bien

«¡Carlota, por favor siéntate bien! ¡Haz el favor de no poner los pies en la mesa!… ¡Y tú, Miguel, utiliza el tenedor y no las manos!…». ¿Nos resultan familiares estas frases?
Los buenos modales tienen una finalidad. Hacen las relaciones humanas más agradables, a la vez que ayudan a la convivencia. El problema suele ser que los niños no entienden de buenas maneras y a casi todos ellos les cuesta adaptarse a ciertas normas de educación.

En ocasiones, con potenciar la virtud contraria basta, pero otras muchas veces hay poner en práctica algunos pequeños trucos para atajar el defecto cuanto antes.

1. ¡No pintes en las paredes!
Cada vez que los padres de Carlitos se dan media vuelta, rápidamente se lanza a pintar las paredes de su habitación con uno de sus creativos y originales dibujos. Su madre le ha explicado muchas veces que no debe hacerlo pero parece que Carlitos no está de acuerdo con su madre. Esta misma mañana, en la pared de su cuarto ha aparecido una divertida casa rosa.

Para remediar este tipo de situaciones es importante que enseñemos a los niños dónde pueden y no pueden escribir. Un buen sistema a estas edades es dar una vuelta por la casa señalándole los lugares correctos y los sitios inapropiados y, si el niño es los suficientemente mayor, explicándole por qué. Al mismo tiempo, tendremos que proporcionarle alternativas. Esta es la clave para que lleguemos a modificar su comportamiento.

A los niños les encanta escribir y dibujar y, para ello, es importante que les suministremos material de dibujo y un espacio en el que pueda trabajar a su gusto. También tendremos que limitar los lugares donde el niño pueda trabajar (la mesa de la cocina, un pupitre, el suelo de su habitación) recalcándole que éstos son los únicos lugares donde puede escribir.

2. Rebeldes al cepillo de dientes

Siempre sucio: portarse bien

El lavado de los dientes suele ser objeto de discusión de la mayoría de los hogares. A partir de los tres o cuatro años un niño puede aprender a lavarse con mayor o menor destreza los dientes. Para conseguirlo podemos utilizar pequeños trucos a modo de incentivo. Así, por ejemplo, podemos comprarle un neceser que sea «solo suyo» en el que guardará su cepillo y su pasta de dientes.

También podemos animarle a que sea él mismo el que elija en la tienda el dentífrico que más le guste (ahora los hay de los más diversos sabores). Si aún así, nuestro hijo se resiste podremos proponerle un sencillo juego. En una cartulina diseñaremos un gráfico de dientes felices. Cada vez que el niño se cepille los dientes, dibujaremos una estrella en el gráfico. Cuando cada diente tenga su correspondiente estrella debajo, nuestro hijo podrá elegir un postre para el fin de semana.

3. ¡Todo el día chupándose el dedo!

Se chupa el dedo: portarse bien

Muchos niños son «chupa-dedos» natos. El dedo encuentra su camino hacia la boca en los primeros meses y ahí se queda. Esto no significa que el bebé se sienta ansioso o inseguro sino, más bien, que el hábito satisface su necesidad de chupar.

Una forma divertida de animar a nuestro pequeño a dejar este mal hábito es pintar una divertida cara en el dedo en cuestión. De esta forma, cada vez que el niño vaya a introducirse el dedo en la boca se encontrará con un sorprendente rostro que le recordará que no debe chuparse el dedo.

4. Mal humor matutino
Algunos niños se levantan de mal humor por las mañanas porque a menudo se les despierta durante el período de sueño profundo. Evidentemente, no siempre se puede retrasar la hora de despertarse pues los horarios escolares no lo permiten. Un sistema atajar este problema es decirle al niño que puede ser todo los gruñón que quiera, pero que solo tendrá cinco minutos para comportarse así.

Al tiempo, y a modo de juego, intentaremos que todos los miembros de la familia también actúen así. Fijaremos un despertador durante cinco minutos mientras todos nos quejamos. Cuando el despertador suene, procuraremos reírnos a carcajadas de la situación alejando así los negros nubarrones.

5. El «come uñas»
De todos los hábitos nerviosos, el de comerse las uñas es el más común y el que más se suele prolongar en la adolescencia o, incluso, en la edad adulta si no se trata. Se estima que un tercio de los niños en la escuela primaria y, aproximadamente la mitad de los adolescentes, se comen las uñas.

Muchos niños se muerden, escarban o roen sus uñas cuando tienen las manos desocupadas. Una piedra lisa, una pelota de goma, un amuleto elegido entre los dos… puede ser la mejor manera de entretenerse en esos ratos en los que suele morderse las uñas. También podemos utilizar motivaciones positivas. Por ejemplo, si se trata de una de nuestras hijas podemos sorprenderla con unos guantes de fantasía o anillos. Si es un niño podemos regalarle pinturas para dibujar con los dedos o juguetes como marionetas de dedo, como recompensa por no morderse las uñas.

6. Siempre con la cara y las manos sucias

Siempre sucio: portarse bien

Un niño limpio es una joya, pero debemos intentar ser razonables en cuanto a la limpieza a estas edades se refiere. Los niños pequeños suelen intentar lavarse solos, pero la mayoría no llega a limpiarse adecuadamente las manos sin supervisión hasta los cuatro años.

Lavarse la cara correctamente sin ayuda suelen hacerlo a los cuatro años y medio.Para ayudarle en esta tarea pondremos en el baño una banqueta resistente con su nombre para que él pueda subirse y lavarse correctamente. Con anterioridad habremos comprado un jabón líquido que no irrite los ojos. De este modo, cada vez que el pequeño vaya a lavarse podrá jugar y embadurnarse la cara con el jabón líquido sin que llegue a escocerle los ojos.

7. El caos de no recoger
A menudo los niños no adquieren el hábito de recoger su ropa si alguien lo hace por ellos. Por ello, es conveniente que desde que son pequeño se habitúen cuanto antes a hacer las cosas por sí mismos. Un niño de dos años, por ejemplo, puede poner los calcetines juntos, ordenar la ropa interior doblada y decir qué pieza de ropa pertenece a cada miembro de la familia.

Para animarle a que sea más ordenado podemos decirle que haga un tren con sus zapatos en el armario mientras los ordena. También podemos animarle a que decore las cajas de zapatos cortadas de forma que sirvan de separadores en los cajones. Es bueno que le dejemos decidir a él cuál es el cajón que prefiere para los calcetines, ropa interior o pantalones cortos.

Consejos para enseñar a los niños a portarse bien

1. A los niños les encanta escuchar historias. Una buena forma de corregir un defectillo es inventándonos un cuento en el que el protagonista tenga el valor de superar sus malos hábitos.

2. Los niños necesitan unas normas claras desde el primer día. No podemos pretender que sean unos niños bien educados si, en ocasiones, sucumbimos a sus caprichos por cansancio.

3. El ambiente familiar es un factor fundamental en lo que a la educación de los hijos se refiere. Debemos intentar crear un ambiente de felicidad en casa. Así, estaremos colaborando a que nuestro hijo se convierta en un adulto sereno y equilibrado.

4. A la hora de corregir pequeños defectos no todo tienen que ser regañinas. En ocasiones, no hace falta más que un poco de imaginación para atajar estos problemas sin importancia.

Todos hemos sido pequeños y hemos tenido ciertos malos hábitos. Es importante aprovechar esta oportunidad para ponernos como ejemplo de superación ante nuestros hijos. Los trucos que utilizábamos cuando éramos niños les servirá de apoyo para ayudarles a que se porten igual de bien en el cole y en casa.

Irene Gutiérrez

Fuente: «Portarse bien». Soluciones prácticas para los problemas comunes. Stephen Garber, Marianne Garber, Robyn Spizman. Ediciones Medici.

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