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Cómo poner fin a la rivalidad entre hermanos

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Los mejores consejos para evitar las riñas y peleas entre hermanos.

Los mejores consejos para evitar las riñas y peleas entre hermanos. – ISTOCK

La familia es muy importante, pero como lugar de convivencia es imposible que no surjan roces en el día a día. Y no solo nos referimos a las rencillas entre padres e hijos cuando los más pequeños quieren conseguir algún capricho y los adultos se oponen. Las discusiones entre hermanos son otra nota común en el día a día y el origen puede estar en muchos puntos. Así que, ¿cómo evitar la competencia entre estos?

Y es que tal y como indican desde la Clínica Mayo la calma en casa puede acabarse en un segundo, pasando de la plena tranquilidad al enfrentamiento. Para asegurar mantener un clima de cordialidad es importante intervenir de manera efectiva y ayudar a que los hijos aprendan a relacionarse. Saber cómo controlar y poner fin a la rivalidad entre hermanos es muy importante para el buen funcionamiento de la familia.

Origen de la rivalidad entre hermanos

La rivalidad entre hermanos suele comenzar cuando estos compiten por el amor, la atención o el respeto de sus padres. Los signos más evidentes son los golpes, insultos, discusiones y presencia de un comportamiento inmaduro. A niveles bajos pueden, incluso, ser algo positivo ya que esto significa que el niño es capaz de expresar sus deseos y necesidades. Sin embargo, no hay que dejar que aumente.

Hay que recordar que la rivalidad entre hermanos es algo habitual en el desarrollo de los niños. Entre los factores que más influyen en la aparición de estos conflictos:

– La edad. Los niños con poca diferencia en años suelen reñir más, mientras que los mayores suelen actuar de modo protector con los pequeños.

– Si bien los hermanos del mismo sexo pueden tener más intereses en común, es más probable que compitan entre ellos por conseguir un juguete u objetivo que compartan.

– Los hijos de en medio pueden sentirse con menos privilegios que el mayor o el pequeño, por lo que competirán por conseguirlos.

A medida que los niños crecen, su manera de relacionarse como hermanos cambia. La competitividad alcanza su máximo entre los 10 y 15 años, pero es probable incluso apreciarla en la vida adulta. A menor edad es más probable que estas riñas se traduzcan en peleas físicas, pero los hijos de mayor edad mantienen discusiones verbales.

Lo que pueden hacer los padres

¿Qué pueden hacer los padres en las peleas entre hermanos? Si bien estas son inevitables, hay que aprender a poner las medidas necesarias:

– Respetar las necesidades específicas de cada hijo. Tratarlos a todos del mismo modo no es un buen consejo, hay que centrarse en qué necesita particularmente cada uno de ellos en lugar de ofrecer los mismo regalos o apuntarlos a las mismas comparaciones.

– Evitar comparaciones que puedan hacerlos sentir inseguros y ver en su hermano un competidor con el que pelear por el afecto de los padres.

– Establecer reglas básicas. Los niños deben tener muy claro qué es aceptable y qué no a la hora de relacionarse con sus hermanos. Una mala conducta tiene consecuencias.

– No meterse en sus peleas. Nunca hay que tomar partido, en todo caso animar a los hijos a que hablen entre ellos para resolver problemas.

– Anticiparse a los problemas. Determinadas conductas en los hijos pueden advertir a los padres sobre futuras peleas con sus hermanos, de esta manera, como por ejemplo un niño que no comparta a quien se le debe enseñar el valor que tiene prestar sus cosas.

– Fomentar el buen comportamiento. Si las malas conductas tienen consecuencias, las buenas han de tener el correspondiente reconocimiento.

Damián Montero

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