Hoy en día no existe una definición única de personalidad. Para la mayoría de los autores es el conjunto de características que hacen único a cada individuo y lo diferencian del resto. En la sociedad actual cargada de estrés, tensión, parece que queda poco espacio para la salud emocional y es muy importante. Lograr una personalidad saludable en los niños es clave para la verdadera felicidad.
«A la personalidad saludable se llega a través del entrenamiento de tres factores fundamentales que favorecen nuestra seguridad: el físico, el intelectual y el social. Cuando mimamos estos tres elementos de nuestra vida generamos pensamientos, ideas, emociones y conductas de relación con uno mismo y con el entorno, que redundan en nuestra seguridad, en nuestra felicidad», aclara la psicóloga Ana Lucas, de la Unidad de Personalidad y Comportamiento (Orientación familiar y prevención) del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo Quirón, en Madrid.
Por lo tanto, ¿qué sería una personalidad saludable? «Una forma de ser, estar o relacionarse que a la persona le permite estar a gusto consigo misma, con el entorno y afrontar de una forma eficaz las circunstancias de la vida«, explica esta psicóloga.
Formando la personalidad saludable de los niños
La personalidad se desarrolla desde el momento que la persona nace. En las etapas de la infancia y la adolescencia se crean los cimientos para fomentar una personalidad saludable.
¿Qué podemos hacer en esas etapas, para contribuir al desarrollo emocional de los niños, cómo fomentar su seguridad y su autoestima? Ana Lucas asegura que «el primer paso fundamental es fomentar un ambiente de aceptación incondicional: te quiero y te acepto porque eres mi hijo. Da igual si eres alto, bajo, rubio o moreno, se te dan mejor las ‘mates’ o se te dan peor. Este concepto que parece obvio no siempre es una máxima que se cumple porque como padres nos gustaría que nuestro hijo juegue fenomenal al fútbol, sea el más listo de la clase y además líder… pero ¿y sí al niño no le gusta el fútbol?».
3 factores que refuerzan la personalidad saludable
El siguiente paso es entrenar los tres factores que reforzarán una personalidad saludable.
1. Fomentar el cuidado del yo físico. Potenciar actividades deportivas para que el menor desarrolle su potencial físico y disfrute con ello. Esto proporciona seguridad en las capacidades de fuerza, resistencia y esfuerzo. También le enseña a actuar dentro de un equipo o a entrenar de forma individual. Con este trabajo ganamos seguridad en el cuerpo físico, que es nuestro primer yo, el vehículo que nos va a transportar durante toda la vida.
2. Fomentar la competencia en el ámbito cognitivo. El niño tiene que saber que tiene capacidad de aprendizaje, intelectual y creativa. Necesitamos que sienta que puede utilizar sus capacidades cognitivas propias. Y en este aspecto el primer trabajo es, precisamente, identificar las capacidades cognitivas que son propias, las que le hacen distinto a los demás, para después potenciarlas y dejar que esa fuerza propia genere seguridad en sí mismo.
3. Impulsar las habilidades sociales, su competencia en el ámbito relacional, ofreciendo oportunidades para relacionarse con los iguales, en ámbitos regulados y en ámbitos libres. Que el niño sienta que pertenece a uno o varios grupos, donde le reconocen y le valoran.
A parte de fomentar estos tres pilares de seguridad, el físico, intelectual y relacional, la psicóloga Ana Lucas recuerda que «la familia puede contribuir a que el niño-adolescente tenga una personalidad saludable ya que es la base de su seguridad y su afecto. Para ello es imprescindible establecer unos límites adecuados». En el entorno familiar se tiene que fomentar la curiosidad, la formación constante, el espíritu crítico y el criterio propio. Con ello se garantiza y retroalimenta el espíritu de lucha y superación y, lo que es igual de importante, la tolerancia al error, al fallo e incluso a la frustración.
La evolución y las demandas que hacen los niños-adolescentes en su desarrollo son muy variadas y cada persona tiene un ritmo. Las familias pueden observar esta evolución, participar de ella, disfrutar y aportar en las diferentes direcciones que hemos apuntado. Tener una personalidad saludable ayuda a tener una vida feliz.
Patricia Matey
Asesoramiento: Ana Lucas, psicóloga de la Unidad de Personalidad y Comportamiento (Orientación familiar y prevención) del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo Quirón, en Madrid.
Te puede interesar:
– Aprender a ilusionarse: la clave de la felicidad
– Vivir en familia nos hace más felices, según Harvard