Las tareas en los más pequeños son una herramienta sobre la que se ha debatido mucho. ¿Son necesarias o no? ¿Debe realizarse algún cambio en el modelo actual? Si bien este diálogo corresponde a los expertos en educación, lo que no puede negarse es que los deberes, al igual que cualquier otra responsabilidad concedida a los niños debe ser asumida por ellos mismos y no realizada por los padres.
Sin embargo la carga de trabajo puede hacerse cuesta arriba para los más pequeños y hacer que los padres quieran involucrarse en la realización de las tareas. Sin embargo esta no es la solución, el remedio pasa por enseñar a los hijos cómo organizar su tiempo para conseguir tener un momento para todo y completar todas las responsabilidades aparejadas a la vida escolar.
Organización: la clave para hacer los deberes
Desde la plataforma Educrea se indica que no es malo involucrarse en las tareas de los más pequeños, sino que hay que aprender a hacerlo sin asumir estas responsabilidades. ¿Cuál es la mejor forma para ello? La organización y la supervisión es la clave para poder prestar la mejor ayuda a los hijos.
El primer paso es explicar a los niños desde pequeños lo importante que es tener una buena organización. La planificación de las tareas escolares debe estar presente desde los primeros días de clase, un encargo al que debe acompañar un método de estudio relacionado con esta esta programación para obtener un buen rendimiento académico.
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Los padres pueden ayudar marcando un horario de estudio diario, siempre teniendo en cuenta la edad del niño y el curso escolar en que se encuentre. Esta programación debe mantener la misma hora, y se insistirá en la importancia de cumplir con esta organización. Si se terminan sus obligaciones antes del tiempo acordado se repasará para exámenes o se leerá, hasta finalizar este tramo del día.
También se recomienda establecer un calendario donde marcar exámenes o trabajos a entregar con el fin de no olvidar estas fechas tan importantes y otro horario diario donde quedará reflejado, más a corto plazo y con más claridad, la tarea diaria. Se le dará prioridad ante otras actividades de tipo lúdico, a las que también hay que darles un tiempo así como realizar un descanso dentro del tiempo de estudio pactado.
Supervisión: la tarea de los padres
Como ya se ha dicho, el segundo punto para ayudar a los hijos en el cumplimiento de sus responsabilidades académicas es la supervisión. Hay que acompañar y dedicar más tiempo cuando los niños son más pequeños y luego ir dejándoles solos, explicándoles que ellos son los responsables de sus tareas escolares.
Estar disponibles, si es posible, para ayudarles en tareas más complejas o en dificultades que se puedan presentar. Ante todo supervisar que se va cumpliendo la planificación establecida y se siguen una técnica de estudio correcta. Hacer un seguimiento de lo aprendido y observar las dificultades persistentes para comentarlas con el profesor y realizar una intervención adecuada.
Es importante que los padres se concentren y valoren más el esfuerzo constante, los pequeños logros y metas que se van superando, para evitar la frustración y el desánimo que conducen a la larga al fracaso escolar. La actitud siempre debe ser actitud debe ser positiva y respetuosa, sin agobiar, reñir o atosigar.
Damián Montero
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