Recoger es diferente a ordenar. Los niños menores de 10 años necesitan saber que las cosas tienen su sitio, es decir, que hay un lugar para cada cosa. Además, tus hijos necesitan métodos lógicos para colocar las cosas en su lugar.
Para inculcar el sentido del orden a los niños hay que marcarles la diferencia entre recoger y ordenar para llegar al fondo de la cuestión. Mientras el sentido de recoger es quitar las cosas de en medio para ocultarlas en otro lugar menos visible, ordenar es colocar cada una de esas en el sitio que le corresponde. De este modo, cuando la necesitemos de nuevo, cuando queramos encontrarla iremos directamente a su sitio y allí estará.
10 claves para colocar cada cosa en su lugar
Te ofrecemos 10 claves para educar en el orden, para no desesperarse. No debemos olvidar que nuestros hijos son pequeños y están aprendiendo.
1. Periodo sensitivo. El niño de 1 a 3 años tiene una predisposición natural a aprender con mayor facilidad la virtud del orden, que es lo que se denomina periodo sensitivo del orden. Es decir, tiene la capacidad suficiente para asimilar y entender por qué debe ordenar las cosas y cómo se hace. Debemos aprovechar esta edad, porque de lo contrario nos será más costoso educar esta virtud en años posteriores. El orden es un valor que se encuentra en la base de todos los demás valores humanos, a los que sirve de apoyo.
2. Instinto guía del orden. Los padres con niños de 1 a 3 años se preguntan por qué se esconde siempre en el mismo lugar cuando jugáis al escondite. Pues es debido a lo que se denomina el Instinto Guía del Orden que tienen los niños a estas edades. Su método lógico de las cosas es buscar siempre en el «mismo lugar» y con ello disfruta. Por ello, hay que aprovechar este sentido que tienen para enseñarles a ordenar las cosas con un método lógico.
3. Imitar y repetir. En los primeros años, el aprendizaje se realiza fundamentalmente por imitación y repetición. Así, el niño aprenderá a ordenar imitando a sus padres, hermanos o profesores y repitiendo esos actos. Si el niño ve que los lápices tienen un sitio (el bote) y todos los días le decimos y le enseñamos a dejarlos en el mismo sitio después de pintar, el niño de esta edad encontrará gran satisfacción imitando y repitiendo este acto. De esta manera, llegará un momento en que repetirá esta acción por propia iniciativa y se sentirá muy feliz. Entonces, debemos alabarle.
4. Jugar y emplear trucos. Hasta los 6 años los niños desarrollan todas sus capacidades de aprendizaje a través de la imitación, de actos repetitivos y del juego. Por ello, es importante que aprendan a vivir el orden con trucos, ideas que le ayuden a relacionar que ordenar las cosas es jugar y divertirse. Estas son algunas ideas para hacer más fácil esta virtud:
– Canturrear siempre la misma frase cada vez que vayamos a ordenar: «A ordenar, a ordenar, cada cosa en su lugar».
– Jugar a tamaños y colores: los libros se colocan de mayor a pequeño (por ejemplo). Los coches, en el baúl rojo, los cacharritos de la cocina en el azul, los muñequitos y vestidos en el amarillo etc..
– Poner música y al ritmo de ella, ir ordenando o recogiendo los juguetes.
– Jugar a ver quien coloca las cosas mejor.
5. Motivación y alabanza. El niño de 0 a 6 años es muy sensible al cariño, a las alabanzas de sus padres y a adquirir hábitos por medio de rutinas y situaciones repetitivas. Debemos educarles en positivo después de que hayan conseguido el objetivo: «Marta, qué bien. Has ordenado los lápices de colores, ¡están todos en el bote y con punta!
6. Enseñar hábitos. Los hábitos son la base de las virtudes. No debemos olvidar que para obtener un hábito deben realizarse actos repetidos libres y para conseguirlo, lo más importante es que el niño esté contento ordenando, porque es la forma de que lo haga libremente y solo así conseguiremos que sea ordenado el día de mañana. Les estamos ayudando también a que de mayores les sea más fácil llevar un orden lógico en todas las facetas de su vida: trabajo, ideas, planificación, estudio, horario etc… No hay que perder de vista que, con la virtud del orden, estamos intentado educar niños organizados, tanto desde el punto de vista material como personal. Es decir, queremos que nuestros hijos sean en el futuro personas organizadas en su tiempo, en su trabajo, con capacidad de planificar y saber lo que tienen que hacer en cada momento.
7. Antes y después. Cuando las cosas (libros, muñecos, coches, cacharritos de cocina) se colocan en su sitio, debemos hacerles ver a nuestros hijos la diferencia del «antes» y el «después». Identificar dónde se coloca cada cosa, les ayudará a encontrarla después. Además de esta forma, todos sus juguetes durarán más tiempo sin romperse. Por lo tanto, nuestros hijos deben saber dónde se coloca cada cosa (baúles, cajones, estanterías, por tamaños, por colores, por tipo de juguetes etc..)
8. Evitar gritar cuando no lo hace bien. Nuestro hijo está aprendiendo. Por lo tanto, es muy probable que a pesar de los trucos, nos encontremos muy a menudo su cuarto hecho una leonera y que después de jugar con un juguete, saque otro sin colocar el primero. Mucha paciencia. Gritos y frases como esta ¡ordena tu cuarto ahora mismo, siempre te digo que las cosas en su sitio!, no solucionan nada. Por el contrario, de esta manera estamos educando al niño a que él también aprenda a gritar y a que ordene las cosas por miedo y no por propia voluntad. Por lo tanto, actos repetitivos: ordenar con él y volver a decirle que las cosas tienen un lugar.
9. Evitar angustiarnos y obsesionarnos con el orden. Ese es nuestro principal enemigo. Lo pasamos mal nosotros y lo pasan mal nuestros hijos. No debemos darnos nunca por vencidos ni tampoco hay que estar cada 10 minutos exigiéndoles que organicen todo. Recordemos: a estas edades están aprendiendo a adquirir hábitos. Aunque son pequeños, entienden. Las conversaciones son muy importantes. Debemos hacerles ver que él es responsable de sus propios juguetes y de recogerlos cada vez que los utiliza. De lo contrario, se pueden romper, perder o simplemente, no se encuentran la próxima vez.
10. El mejor castigo, que lo ordene. El mejor castigo es hacer las cosas que ha dejado de hacer. Con ello conseguimos reforzar su voluntad, batallar la pereza, fomentar su autoestima y su seguridad. Con 3 y 4 años ya están capacitados para guardar las cosas en su lugar correspondiente. Es más eficaz que asimilen que sus padres no están contentos con él, que no van a hacer otra cosa hasta que no recojan las cosas, que el próximo día no encontrarán el juguete que desean si no lo han guardado en su sitio.
Carmen Corominas. Licenciada en Magisterio y Asesora familiar.
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