Mucho se ha escrito sobre los efectos que tiene la obesidad sobre la salud de los menores. Diabetes, aumento del riesgo de las enfermedades cardíacas, sensación de cansancio constante, etc. Pero, ¿cómo afecta el sobrepeso en otros ámbitos de la vida de los niños? ¿Provoca de algún modo que la vida social de los más pequeños se altere?
Este ha sido el objetivo del estudio que ha realizado la Escuela de Medicina Keck de la Universidad de Carolina del Sur. Esta investigación ha centrado sus esfuerzos en averiguar si la obesidad y la vida social se relacionan de algún modo y cuál es la causalidad del primer concepto en el segundo.
Aislamiento de sus compañeros
En esta investigación se pasó una encuesta a 504 preadolescentes de los Países Bajos a quienes se preguntó por su sensación de amistad y su relación con el resto de compañeros de aula. Las respuestas dejaron claro que aquellos estudiantes con sobrepeso u obesidad eran rechazados por el resto y quedaban aislados de los grupos de amigos en la mayoría de las ocasiones.
De hecho se encontró que en la mayoría de las ocasiones cuando un niño con sobrepeso calificaba como amigo a un compañero, este sentimiento no era correspondido. Concretamente los preadolescentes con estos problemas tenían 1,7 más de posibilidades de no caer bien al resto de participantes en el aula. Un sentimiento que es mutuo ya que los estudiantes obesos eran más propensos a rechazar al resto.
La media mostraba que los niños fueron calificados como amigos por cinco compañeros de clases, y como enemigos por dos. Pero los en el caso de los alumnos con sobrepeso eran considerados como amigos por cuatro compañeros y no les caían bien a tres.
«Hayamos de forma constante que los niños con sobrepeso son aislados por sus compañeros, lo que también ocurre en la escuela primaria y en la secundaria, hasta el punto en que se ven empujados a la periferia de esos grandes grupos sociales», comenta Kayla de la Haye, autora de este estudio quien señala que hay que tomarse en serio estos resultados ya que este estigma tiene implicaciones graves como la aparición de secuelas en su salud mental.
Secuelas de las burlas
El sobrepeso en jóvenes no solo afecta a la vida social haciendo que tengan menos amigos. También hace que estas personas sean más propensas a ser víctimas de acoso escolar. Algo que tiene efectos a la larga. Así lo demuestra otro estudio realizado por la Universidad de Connecticut en donde participaron 1.800 personas a quienes se les siguió durante 15 años, desde su adolescencia hasta la treintena. En este tiempo se prestó especial atención en si estos participantes recibían burlas por el peso en su juventud y en cómo afectaban a la larga este acoso. Tanto hombres y mujeres respondieron de igual forma ante el bullying por este motivo: empezaron a comer más para apaciguar estos nervios.
A largo plazo, las burlas por sobrepeso iniciaban un proceso muy peligroso: las burlas por el sobrepeso motivaban a que los adolescentes comieran más, dando lugar a nuevos casos de acoso que provocaban esta respuesta emocional. En definitiva lo que ocurría es que estos participantes incrementaban sus posibilidades de sufrir enfermedades como la obesidad y todos sus problemas derivados.
De igual forma, estos pacientes habían desarrollado secuelas importantes como por ejemplo el hecho de recurrir a la comida cuando pasaban por una situación emocional dura. El cerebro de estas personas respondía aumentando los niveles de ingesta de comida en aquellas situaciones de mayor estrés. En este punto, se señala la importancia de ampliar los tratamientos de atención a las víctimas de acoso.
Si se detecta un caso de acoso escolar, durante su seguimiento la víctima debe ser aconsejada para liberarse de su estrés a través de métodos saludables. Evitar que baje el nivel de sus nervios a través de la comida o la ingesta de otras sustancias peligrosas como el alcohol o el tabaco.
Damián Montero
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