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Las ventajas de la fantasía para los niños

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Fomentar el uso de la fantasía e imaginación tiene muchas ventajas para los niños, siempre y cuando veamos que nuestros hijos mantienen vivo el nexo con la realidad. Si queremos ser unos padres fantásticos debemos jugar con ellos y estar atentos a este punto.

Es conveniente que los niños usen esa capacidad de fantasía, que jueguen mucho, que inventen, pinten, se disfracen, hablen, etc. Probablemente, en el futuro serán unas personas mucho más creativas.

El uso de la fantasía tiene muchas ventajas para el niño, además de la función que cumple en su desarrollo natural y en su maduración:

–  La fantasía favorece su creatividad, imaginación y sensibilidad. Á estas edades, nos sorprenderá con sus razonamientos y salidas curiosas, porque está naturalmente predispuesto a ello.

– La fantasía facilita su capacidad de entretenerse y no aburrirse. Puede inventarse mil modos de jugar, sin necesidad de aparatos de televisión, videojuegos, etc.

– La fantasía favorece su inteligencia, porque se trata de un ejercicio intelectual en toda regla.

Cómo ser un padre fantástico

Los padres también tenemos que vigilar e intervenir en el momento oportuno, para que los niños puedan separar su pensamiento racional de su imaginación y vayan asimilando la realidad como es.
Es propio en estas edades que los niños disfruten construyendo su mundo, comprobando cómo pueden modificar la realidad con arreglo a sus deseos; se trata de historias increíbles de hechos imposibles con personajes fantásticos.

La ocupación favorita y más intensa del niño es el juego y sitúa las cosas de su mundo en un orden nuevo, que le resulta más grato. La antítesis del juego es la realidad. Y aunque el niño distingue muy bien la realidad del mundo y su juego, le gusta apoyar objetos y circunstancias que imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real. Esto constituye la diferencia entre el ‘jugar’ infantil del ‘fantasear’.

Nuestro papel de padres consistirá en ayudarles a diferenciar la realidad de lo que sólo existe en su cabeza, algo fundamental para que puedan ir madurando. Pero sólo distinguiremos estos dos mundos cuando sea necesario; no debemos tener demasiada prisa, ya que no está mal que de vez en cuando se dejen llevar por su portentosa imaginación.

Juega con tus hijos y fomenta su fantasía



– Tenemos que participar, y no ser meros espectadores de los juegos de nuestros hijos, para compartir con ellos ese mundo mágico y fantasioso en el que viven.

– Para jugar con ellos, tendremos que ponernos a su altura, lo que supondrá más de una vez tirarnos al suelo, o comprar de verdad esa fruta de plástico.

– Su tiempo de juego ha de tener un hueco inamovible en nuestro horario, convirtiendo ese rato en una aventura intensa donde no haya tiempo para las prisas.

– En vez de dirigirle sus juegos, hemos de ayudarles a que ellos ejerzan su libertad y su creatividad, permitiendo que sean ellos los protagonistas.

– Hemos de entrar en su mundo y dejarnos arrastrar por su lógica y fantasía infantil, en vez de pretender que nuestro hijo salga de él para acomodarse a la realidad de los mayores.

Conchita Requero
Asesores: Ricardo Regidor, periodista y editor. 
Teresa Artola, psicóloga.

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