Categorías:

Vence el perfeccionismo: 7 soluciones para los perfeccionistas

Tabla de contenidos

La persona perfecta no existe. Convencerse de este hecho es el primer paso para cambiar la situación de los perfeccionistas, seguido de que el intentar ser perfeccionista o buscar la perfección no provoca más que el efecto contrario al deseado, ya que los demás en vez de admirarte, comenzarán a evitarte.

 Rasgos propios de las personas perfeccionistas

Algunos rasgos de comportamiento que delatan al perfeccionista son:

– Tiene un sentido de la justicia muy marcado.
– Dedica mucho tiempo a las tareas propias como quiere que estén hechas, aún a costa del sueño, del descanso u otros planes apetecibles.
– De entrada, prefiere lo previsto y programado.
– Es muy analítico, no ve otra forma de pensar, ante la desesperación de los que trabajan, tratan o hablan con él.
– Tiene una gran exigencia consigo mismo y con los demás.
– Delega, pero le cuesta no revisar lo delegado*puede que sea desconfianza.
– Suele anticipar enfados, polémicas mentales, que luego no suelen producirse de forma tan violenta.
– Tiene ideas fijas y reiterativas.
– Es marcadamente subjetivista hacia su propio punto de vista.
– Tiene tendencia a resaltar más lo negativo y lo pendiente de hacer que lo positivo o lo ya hecho, tanto en sus tareas personales como en las de los demás.
– Le cuesta mucho deshacerse de las cosas (papeles, objetos, etc.), por si resultasen útiles en un futuro.

Los perfeccionistas, ¿tienen solución?

Afortunadamente, el perfeccionismo puede solucionarse. Los casos más llamativos probablemente necesiten ayuda profesional, pero la práctica clínica también nos ofrece algunos consejos que, sin pretensión de ser pragmáticos, pueden ser útiles a la hora de plantearse campos de lucha cognitivo- conductual frente a la búsqueda de la perfección. Se dividen en bloques temáticos:

1.   Lo importante es que seas feliz, no que las cosas salgan perfectas o según la normativa.

2.   Vive el momento presente como si no existiera otro.
– No estés con la imaginación puesta en lo próximo que vas a hacer.
– Antes las ideas invasivas: anota lo que te ocurre y piénsalo después.
– Cada cosa que realices, procura hacerla disfrutando.
– Cuando tomes una decisión, descarta lo que sea necesario para llevar a cabo ese propósito.
– El orden, la limpieza, la puntualidad… son medios y no fines en sí mismos.

3. Proponte hacer alguna cosa no bien del todo, menos bien hecha, a propósito, y alguna vez al día.
– Sáltate alguna vez la puntualidad.
– Cuando veas lo que tienes que hacer, prioriza, establece un orden y olvídate de aquello a lo que no puedes llegar.
– Deja alguna vez sin concretar, intencionadamente, algunos de tus planes previstos, juega al riesgo disfrutando.
– Deja huecos en tu horario, para no ir todo el día contrarreloj.

4. Cuando califiques algo, ten en cuenta los valores intermedios.
– Las cosas y los hechos no tienen un valor absoluto.
– Hay que tener en cuenta que determinadas personas, circunstancias… influyen en la importancia que pueda tener un hecho.
– Procura ponerte en el lugar del otro cuando estés juzgando.
– Los fallos de los demás, al igual que los tuyos, no son tan importantes como a ti te parecen.
– No utilices sólo el cero o el diez, el resto de calificaciones también son válidas.

5. Sé tú mismo.
– Vales más lo que tú eres que la opinión que tienen los demás sobre ti.
– La opinión de los demás merece consideración, pero no hay que admitirla sin más. Tenla en cuenta pero filtra su valor.
– No seas demasiado dependiente de la opinión de los demás.

6. Eres importante para los demás.
– Dedica tiempo a tus amigos sin pretender hacer algo concreto. Aprende a estar.
– Mantén conversaciones en las que pueda darse distintos puntos de vista y no impongas tu opinión.
– Muestra tus sentimientos y sé más expresivo en el trato.

7. Los demás son importantes para ti.
– Delega responsabilidades en los demás y fíate de que lo harán bien.
– Deja que los demás actúen según su criterio, su modo de hacer las cosas puede ser tan válido como el tuyo.
– No dirijas la vida ni la conducta ajena con imposiciones, sólo crearás frustración.

Cambios que necesita un perfeccionista

– No tengas miedo a dejar a un lado todo aquello que no sea prescindible para llevar a cabo un objetivo que tengas en mente. Una vez que tomes la decisión que consideras adecuada, no te pares a pensar si es acertada o no.

– No te agobies si no tienes pensados planes para hacer con tus amigos. Puedes quedar con ellos simplemente para hablar en su casa. Aprovecha estos momentos para escuchar, valorar sus opiniones y mostrar tus inquietudes.

– Aprende a admitir que no siempre puedes tener la razón, y que las opiniones o actuaciones de los demás tienen mucho que aportarte; no es necesario que les digas siempre lo que tienen que hacer.

– Afronta tu tendencia a la provisionalidad: comprométete sin miedo en los asuntos importantes y toma decisiones en un plazo razonable, marcándote tú mismo la fecha límite.

– Habrá que hacer un esfuerzo para seleccionar aquello que es realmente necesario de lo que no lo es, y reconocer que en la mayoría de los casos no es posible hacer todo lo que uno querría, precisamente porque el tiempo es limitado.

Teresa Pereda
Asesores: Doctor Manuel Álvarez y Domingo García-Villamisar, psicólogo. Autores del libro El Síndrome del perfeccionista.

También te puede interesar:

La perfección en los niños

El perfeccionista, ¿nace o se hace?

8 secretos para tener éxito en un examen oral

Otros artículos interesantes