Actualizado 22/12/2014 13:26

Tiempo y cariño, lo mejor de la Navidad para los niños

Las vacaciones de Navidad también educan
Foto: THINKSTOCK Ampliar foto

Sin contar las horas de sueño, nuestros hijos pasan la mayor parte de su tiempo en el colegio. Habitualmente están más de ocho horas diarias fuera de casa y no les vemos. Por eso, el tiempo y el cariño, se convierten en los dos bienes más importantes para los niños. Aprovecha la Navidad para educar de otra manera, distinta a la del resto del año y quizá más efectiva. A la Navidad podemos sacarle mucho partido.

Educa en valores... 'porque es Navidad'

La Navidad es un tiempo mágico para nuestros hijos, ellos disfrutan como nunca, pero también con frecuencia los niños tienden a centrarse en sí mismos. Son conscientes de que van a recibir muchos regalos: de los abuelos en Nochebuena, en Año Nuevo de los padrinos, el día de Reyes, etc. Puede ocurrir que el chico o chica esté demasiado pendiente de lo que va a recibir y se olvide por completo de lo que tiene que dar. Por eso, se nos presenta una buena oportunidad para inculcarles la generosidad, una virtud que aunque hay que enseñárseles durante todo el año, encuentra aquí un buen espacio para estar presente.
Una buena ayuda, aunque parezca demasiado usada y reusada, puede consistir en añadir la muletilla "porque es Navidad" cuando exijamos algo a nuestros hijos. No sólo podemos usarla en casa al darles algo, sino que puede salir en otras reuniones familiares o al dar una limosna. Puede servir incluso para perdonar a sus hermanos cuando le hacen trastadas. Quizá nuestro hijo aprenda así a desprenderse de sí mismo y de sus cosas. Y la Navidad parece un tiempo muy propicio para ello.

Planes para recuperar lo mejor de la Navidad

-  Hay que procurar pasar bastantes horas con nuestros hijos. Podemos aprovechar las cabalgatas de Reyes, belenes vivientes o lugares típicos navideños para conocerles mejor viendo como se desenvuelven y charlando con ellos con tranquilidad.
-  La Navidad es un tiempo propicio para reforzar nuestros lazos familiares. Las visitas a nuestros parientes, especialmente a aquellos de mayor edad, es una costumbre que ayuda a salir de uno mismo. Reserva ya algunos días para estas visitas.
-  Habrá que tener claro el plan de cada día, organizándose y elaborando una agenda o calendario para que nuestros hijos aprovechen bien el tiempo. Si nos organizamos bien habrá tiempo para todo y no habrá ratos muertos e inútiles. También habrá sitio para la literatura y el cine infantil.
-  Podemos organizar con otras familias amigas una recogida de juguetes que nuestros hijos ya no utilizan para luego acudir a algún hospital infantil o residencia de huérfanos y alegrarles un poco la Navidad. Esto servirá de gran ayuda para educar en generosidad y solidaridad.
-  Para educar en la fortaleza y la sobriedad lo primero es dar ejemplo. Nuestras compras y nuestras comidas han de ser templadas y demostrar con hechos que es posible ser feliz sin poseer tanto. Pude ser muy útil que nos acompañen a hacer la compra, siempre y cuando sepan "quiénes son los Reyes Magos".
-  Lo mejor para estas Navidades es que prestemos atención a que nuestros hijos miren más a los demás que a ellos mismos para que vayan olvidándose de sus caprichos. Alguna vez habrá que premiar sus esfuerzos, quizá apuntando en un papel para que vayan ganándose la bicicleta o el juego que tanto desean a plazos. Poco a poco irán dándose cuenta de que hay cosas que hay que hacer aunque no haya un premio detrás, descubriendo que toda persona necesita de los demás y los demás necesitan de ella.

Solidaridad en Navidad

La Navidad es un tiempo propicio para las visitas a familiares enfermos, ancianos de asilos que están olvidados por sus familias, orfanatos, etc., dedicando tiempo con generosidad a hacer compañía a otros. No es difícil participar en este tipo de actividades solidarias: hay organizaciones con las que podemos colaborar para hacer visitas o donar alimentos y otros bienes materiales a quienes pasan grandes penurias y necesidades. Tan sólo tendremos que animarnos a participar junto con nuestros hijos y ser conscientes de la gran lección que estarán recibiendo. No sólo vivirán la alegría y satisfacción que supone el mejorar la vida de otras personas, sino que también valorarán más lo que tienen.

La mejor compañia es la familia en Navidad

Cómo no, estos días se prestan a reforzar los lazos familiares con parientes a los que vemos menos por razones de distancia, falta de tiempo u otros motivos. A veces tendremos que hacer algún viaje a otra provincia distinta de la nuestra. Pero la familia bien vale unos días de traslado familiar. Alojarnos en casa de algún pariente puede enseñar a nuestros hijos a saber cuidar las cosas de la casa. Principalmente porque no son suyas.

Además, tendrán que amoldarse a los gustos y costumbres de sus abuelos, tíos o primos. Eso ayuda a que los chicos y chicas se olviden un poco de sus preferencias y será bueno que les expliquemos que hay que descubrir el placer de hacerlo pasar bien a los demás. Además, no dudemos en pedir a nuestros hijos que sean cariñosos con sus familiares, y que traten de contarles lo que les ocurre en el colegio, cómo se lo pasan con sus amigos, qué planes han hecho con sus padres y hermanos últimamente y que le haya gustado... Se trata de que estrechen lazos con estos parientes a los que no ven tanto y no los tienen tan presentes. Otra buena idea es que los niños lleven algún regalo a sus abuelos o tíos en forma de un bonito dibujo o manualidad que se les dé bien. A ellos les encantará realizarlo y entregarlo para agradar a quién lo vaya a recibir.    

Una tarde divertida en Navidad

También podemos aprovechar estos días para inculcar una serie de hábitos culturales a nuestros hijos. Es importante que desde pequeños cojan afición por la lectura, pues arraigar esta costumbre cuando ya es mayor es mucho más difícil. Podemos buscar guías de literatura y lecturas infantiles que nos ayuden en esta tarea.

En fechas tan especiales, puede ser una buena idea para aprovechar la tarde que acudamos en familia a algún espectáculo público, como el circo, el cine o el teatro, seleccionando antes las películas u obras que vayamos a ver. Está demostrado que una buena película u obra de teatro desarrolla más la inteligencia y la riqueza lingüística que un videojuego. Tenemos la suerte que es precisamente en esta época del año cuando más se disparan las ofertas de ocio familiar e infantil, así que lo tendremos fácil para elaborar un buen plan navideño al que podamos acudir todos juntos.

María Lucea
Asesora: María Cervera. Orientadora Familiar. Psicopedagoga