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Ser padre es una oportunidad

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Nunca como hasta ahora se ha considerado la paternidad y la maternidad como algo tan exigente y meritorio. Ser padre es una oportunidad en la vida. Así que abramos nuestros regalos, porque aunque todos los días es el Día del padre, es el 19 de marzo cuando nos felicitan por ello. El padre de hoy se abre a las necesidades más sutiles del hijo: las emocionales y las psíquicas.

Padres cariñosos e implicados con la educación de sus hijos siempre han existido, pero no deja de ser cierto que hasta hace unos años predominaba un modelo de padre algo distante y pasivo respecto a los cuidados de la prole, un trabajo cuyo peso era llevado por la madre. Sin embargo, ese modelo está quedando atrás para dar paso a una nueva generación de padres que quieren asumir un papel participativo e ir a la par que su mujer en la crianza de los hijos, implicándose todo lo posible y disfrutando de la paternidad.

Según la psiquiatra Mª Luz Mediano, «mientras que todos tenemos claro el profundo cambio que experimenta la mujer al ser madre, es un error pensar que al hombre le afecta menos ser padre. Desde un punto de vista antropológico, cuando un hombre contempla y desea ser padre, podemos decir que su ser-persona-varón ha alcanzado un grado de solidez psicológica, que le lleva a desarrollar otras cualidades quizá hasta entonces latentes, que le permiten una visión del mundo más profunda y un sentido de la vida más trascendente». 

El papel de padre ha cambiado

Ser padre es una oportunidad cuando intentamos conocer a nuestro hijo de cerca. El padre de hoy se ha dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo, más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar. Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo.

Pero es el padre el que debe ser consciente de la importancia de ocupar dicho lugar, de estar más disponible para sus hijos. Para ello es importante esforzarse por crear esos puentes de comunicación que serán tan importantes más adelante, en la adolescencia, y que hoy parece que se cortan demasiado pronto, perdiendo el sano placer de «estar juntos».

Papá, el modelo de sus hijos

Los niños necesitan sentir que sus padres son héroes. Cualquier padre que parezca un héroe a sus hijos es objeto de una devoción para toda la vida. No es una figura lejana e inalcanzable, una figura de autoridad severa. Por el contrario, él es el mejor amigo de sus hijos, y de modo inconsciente un modelo para sus otras relaciones. Es una fuente de felicidad, confianza, humor y sabiduría. El respeto de sus hijos por él y sus valores sirve para anclar sus años de adolescencia, para desbaratar las influencias de sus semejantes y la atracción del materialismo. Debemos enfatizarlo: este profundo respeto, como todo el respeto en los asuntos humanos, deriva de la percepción de los puntos fuertes.

La aventura de ser padre

– Tu hijo espera de ti que le aportes lo que necesita para sobrevivir, que le ofrezcas seguridad para explorar su entorno y para enfrentarse a estímulos nuevos, y que le des cariño.
– Muéstrate afectuoso y comunicativo con tus hijos varones: besos, abrazos, apretujones… La educación de los sentimientos y de la afectividad es también muy importante para una personalidad equilibrada y pueden tender a considerarlo cosas de chicas.
– El modelo de matrimonio que más va a influir sobre los hijos es el de los padres, de ahí la importancia de una relación afectuosa capaz de transmitir complicidad, entendimiento, respeto y amistad.
– Los chicos buscan a su padre como modelo de una masculinidad adulta competente. Por su parte las hijas buscan en sus padres modelos para evaluar a los hombres.
– Debes poner empeño en comunicarte más con tus hijas, pues lo normal es tender a hacerlo sólo con los varones.
– Es importante ser capaz de tener conversaciones más profundas de vez en cuando, sobre todo sobre sexualidad. Muchos progenitores no toman la iniciativa, fundamentalmente con los hijos varones, donde el papel del padre cobra especial relevancia.
– Tus hijos necesitan hablar contigo de las cosas trascendentes de la vida. No hay que esperar a que salga de ellos, de vez en cuando debes adelantarte, propiciar la oportunidad. Busca media hora al día para hablar con tus hijos e hijas de cómo ha ido el día, de tus cosas y de las suyas. Proponte también tiempo para conversar durante el fin de semana. Y cuando lo veas oportuno trata temas más profundos.

Cristina Murcia
Asesoramiento: Andrés María Valdés Chápuli. Director de Valora Family Consulting. Consultor Familiar, Universidad CEU San Pablo

Más información en el libro: Corazón de padre, de Osvaldo Poli.
Si quieres leer el primer capítulo, pulsa aqui.

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