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Cómo aprender a ser educado: ideas por edades

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Ante una visita, al salir de compras o en cualquier otra ocasión, a todos nos gustaría que nuestros hijos observaran las reglas de oro del buen comportamiento y fuesen educados. Sin embargo, la realidad suele ser muy distinta: los niños son niños y, como tales, espontáneos, a veces egoístas… Además, en esta sociedad no se prima precisamente la cortesía por lo que resulta más importante que les eduquemos desde estas edades para ser educados y amables.

Ese algo especial que tienen los niños educados

Los niños amables y educados tienen un algo especial que les hace encantadores. Si ayudamos a nuestros hijos a adquirir hábitos como la amabilidad y los buenos modales, crecerán con las herramientas necesarias para desenvolverse ante cualquier situación, incluso las más comprometidas. Se trata de que se dirijan a los demás con delicadeza, que piensen en cómo se sienten sus amigos en vez de bromear cruelmente con ellos, que sepan dar de su tiempo en casa y con los amigos, que sepan cómo portarse en cualquier situación, que hayan adquiridos buenas maneras al comer, al vestirse y lavarse…

Los niños que han aprendido a ser amables, a comportarse con modales adecuados serán más optimistas, tendrán más facilidad para ganar nuevos amigos y les resultará más fácil mantenerlos… ¿Por qué? Porque son capaces de gastar tiempo con ellos y se encuentran en sintonía con sus necesidades: en vez de querer todo para sí… son capaces de esperar y ofrecer, por ejemplo. ¿Y a quién no le gustaría un amigo así?

Ideas para aprender a ser educado por edades

Ideas para aprender a ser educado

Hasta los 6 años, la amabilidad se logra mediante la repetición de actos; aunque no tienen capacidad suficiente para comprender sus razones profundas, ahora hay que facilitar que hagan actos amables, corteses, delicados… Cuando tengan el hábito, y cuando llegue el momento de asumirlo, tendrán todas las facilidades.

Del nacimiento a los 18 meses: aprender lo que significa el respeto

Julia, de doce meses, no consiente que nadie toque su pequeña muñeca pecosa; incluso se enfada si se lo cogen sus padres. El otro día, a un amiguito se le ocurrió cogérsela y Julia se enfadó tanto que llegó a ponerse roja de indignación.

La amabilidad es algo tan claramente importante que seguramente hay muchas veces que nos habremos sentido avergonzados cuando nuestro pequeño ha hecho pública gala de no poseerla. Los niños pequeños son demasiados egocéntricos e impulsivos. Cuando, por ejemplo, un niño de un año quiere un juguete, lo quiere sin importarle lo mucho que le pueda gustar a su amiguito que lo tiene en ese momento.

Sin embargo, ya desde pequeños, los niños son capaces de coger al vuelo muchas pistas: desde el nacimiento en adelante podemos ser amables con nuestro pequeño, hablándole de modo agradable, con delicadeza y prestando atención a sus gestos. Los bebés que son tratados así por su padres desarrollan sentimientos de seguridad, lo que les ayuda a tratar a los demás del mismo modo positivo y amable.

De 18 meses a los 3 años: decir Gracias

El pequeño Roberto estaba tan consentido que cierto día que recibió un caramelo de su tía, al decirle su madre: «¿Qué se dice, Roberto?», respondió con todo descaro: «¡Fea!».

Nuestro pequeños aún no se encuentran preparados para aprender la amabilidad gracias a un discurso o un sermón. Pero pueden beneficiarse de algunas lecciones sobre el terreno. Por ejemplo, si estamos delante cuando se cuela, al subirse en un columpio, tenemos la oportunidad de decir: «Te voy a llevar al final de la cola para esperar el turno, al igual que todos lo están esperando». Este tipo de recordatorios, repetidos de vez en cuando, nos ayudarán a que aprendan a ser más amables.

Le ayudará también, si le vamos preparando con antelación antes de una visita a casa de la abuela explicándoles lo que vamos a hacer allí, a quién es probable que veamos, etc. Además, hemos de tener en cuenta que a los chicos de esta edad les gusta realmente saber qué se espera de ellos, así que podemos concretarle algunos propósitos, pero sólo uno o dos cada vez: «Dentro de casa de la abuela, debes ir andando tranquilo y no correr; hay que hablar en voz baja».

De los 3 a los 6 años: ganar en sentido social

El otro día nos contó la profesora que nuestra Teresita propinó un empujón morrocotudo a otra niña porque se tropezó con ella sin querer. Siempre es encantadora, pero hay veces que…

Los niños en edad preescolar comienzan a tener ya una cierta conciencia social, comienzan a interiorizar un sentido de civismo. Pero a causa de su falta de control y de que también pueden estar demasiado centrados en sí mismos, olvidan fácilmente sus buenos modales cuando están enfadados, cansados o hambrientos.

Hemos de ayudarles a elevarse sobre sus propios intereses, apelando a su creciente capacidad de pensar en los demás. «Cómo piensas que pueden sentirse tus amigos cuando te vas sin decirles adiós», podríamos preguntarle a nuestro hijo si se va deprisa del lugar donde está jugando.

Como la vida social de nuestro hijo en edad preescolar comienza a florecer, es tiempo para trabajar las buenas maneras al teléfono. Primero, podemos usar un teléfono de juguete para que pueda practicar los diálogos con propiedad y hablando claramente. Han de practicar también cómo deberían responder al teléfono y a identificarse a sí mismos cuando reciban una llamada. Por seguridad, así como por educación, hemos de enseñarles a responder: «mamá no puede venir al teléfono ahora mismo», en vez de decir que está en el baño o fuera de casa.

Ricardo Regidor
Asesoramiento: Lucía Herrero. Psicóloga y orientadora familiar

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