Llega el verano, y con él las vacaciones y largos días en los que los niños tienden a aburrirse. ¿Qué hacer? Una buena opción son los campamentos de verano, que tienen muchísimos beneficios para los pequeños, pues aprenderán a la par que se divertirán y conocerán nuevos amigos. Te damos algunos motivos para que te plantees seriamente esta opción para este verano.
Existen diferentes campamentos de verano y cada uno se destina a adquirir unos conocimientos específicos, ya sean idiomas, deportes o naturaleza, por ejemplo. Aún así, todos comparten algunas características comunes: en todos se pasa el tiempo fuera de casa, con nuevos compañeros y futuros amigos, y tienen los mismos beneficios.
Los tres grandes beneficios de los campamentos de verano para niños
Independencia. Gracias a este tipo de experiencias, que normalmente son fuera de casa durante una pequeña temporada, conseguiremos que nuestros hijos sean más independientes y autónomos, pues tendrán que aprender a hacer una gran cantidad de asuntos sin sus padres cerca.
«Es verdad que casi siempre han perdido ropa en el campamento o vuelven más sucios de lo esperado, pero no pasa nada, porque ellos habrán conseguido la capacidad para autogestionarse«, comenta convencida María Solano, directora de Hacer Familia.
Autoestima. El beneficio anterior se relaciona con éste: los niños vuelven con una mayor autoestima por ver que han sido capaces de gestionar sus necesidades, algo muy importante en su vida y que les dará una lección que les servirá años: ellos pueden hacerlo.
Valoración. Igual que volverán valorándose más a sí mismos, es muy probable que vengan a casa valorando mucho más lo que tienen y lo que los padres hacen por ellos, pues será la primera vez que hayan vivido experiencias sin esa clase de comodidades.
¿Y si mi hijo llora en el campamento?
Es normal que los niños, sobre todo si son pequeños, lloren cuando les dejamos y, durante la experiencia, cuando les llamemos. En esta clase de momentos en necesario valorar bien la situación antes de tomar la decisión de recoger a tu hijo del campamento y traerlo de vuelta a casa.
Debemos aprender a valorar con cierto equilibrio si debemos esperar un poco más: esto es como cuando llevamos a nuestros niños al colegio, que las primeras veces lloran desconsolados y después lo pasan en grande. Por ello, es bueno hablar con nuestros hijos para descubrir si esa tristeza que nos transmiten la tienen durante todo el día o sólo en algunos momentos puntuales.
El motivo es que la mayoría de los niños están bien durante todo el día, pero por la noche se ponen más tristes porque echan de menos su casa y, también, porque al llamarles se lo recordamos. En estos casos no hay que preocuparse, pues ellos solos y poco apoco se irán acostumbrando a su nueva situación y la acabarán disfrutando, sacándole el máximo partido.
Cómo elegir el campamento perfecto
Campamentos deportivos, campamentos en la montaña, en la playa, en inglés… ¡la oferta es casi infinita! A la hora de elegir campamento, lo más importante es pensar en los gustos y circunstancias de nuestro hijo y tener en cuenta estas claves.
Qué le gusta a tu hijo. Los campamentos son un lugar en el que se aprende mucho, pero también se disfruta. Por ello, elige un campamento acorde a las inquietudes de tu pequeño (por ejemplo, si le gusta el fútbol, será bueno encontrar uno en el que sepamos que podrá jugar a este deporte).
Su edad y madurez. La edad y la situación específica del niño son también muy importantes. No todos los niños son iguales y no hay baremos específicos, por lo que tendremos que estudiar en qué momento nuestro hijo está preparado para cada circunstancia.
Profesionales. Por último, hay un factor clave que nos ayudará a acertar siempre con el campamento: ponernos en manos de profesionales que nos garanticen que se ocuparán perfectamente de nuestros hijos y que nos avisarán ante cualquier problema.
Ángela R. Bonachera
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