Con la llegada del nuevo curso, los padres, preocupados por la educación de los hijos, nos preguntamos qué hacer para garantizar, o al menos maximizar, las posibilidades de que nuestros hijos tengan éxito en su andadura académica. A partir de la etapa de Primaria, los hábitos de estudio de los niños van a ser muy importantes para progresar adecuadamente en el curso, y fijar su capacidad de aprendizaje.
Preparación para adquirir hábitos de estudio
Aunque la adquisición del hábito de estudio comienza a ser posible a partir de los 7-8 años, depende de otros hábitos que han de fijarse antes:
1. Autonomía personal o hacer ciertas cosas por sí solo, como preparar su material escolar o tomar los deberes en la agenda.
2. Coherencia de normas y límites que rijan en la familia
3. Educación de la autoestima
4. Refuerzos que se ofrezcan al niño ante los resultados.
Claves para establecer un hábito de estudio desde el primer día
Para ayudar a nuestros hijos e hijas a adquirir esta importante faceta de su desarrollo intelectual, debemos tomar en cuenta las siguientes pautas para establecer hábitos de estudio desde el principio:
1. Cuánto: Entre los 7 y los 12 años, el niño está capacitado y es aconsejable que estudie y/o haga deberes entre 45 minutos (hasta 3º de Primaria) y 1 hora y 30 minutos (de 4º a 6º de Primaria). Hasta 3º de Primaria, será suficiente que en el tiempo dedicado al estudio haga los deberes, sin embargo a partir de 4º de Primaria, en que los contenidos son algo más extensos, es ineludible que repase las materias todos los días.
2. Cuándo: Siempre a la misma hora. La primera hora de la tarde es un buen momento, siempre teniendo en cuenta que el niño deberá tener tiempo antes para merendar y descansar al menos 30 minutos. El fin de semana, mejor utilizar sólo uno de los días por la mañana (después de un buen desayuno para estar más frescos), dejando el otro libre como «premio» por el esfuerzo de la semana.
3. Dónde: Siempre en el mismo lugar, evitando distracciones y ruidos. Mejor frente a una pared neutra, sin posters ni juegos; por supuesto no donde haya televisores, lavadoras, o personas charlando o cocinando. La mesa y silla de estudio deben ser proporcionales por altura y tamaño a su edad. La mesa debe ser amplia y contar en ella desde el inicio de la sesión de estudio con todo lo necesario: lápices, bolis, goma, sacapuntas, libros, diccionario, etc., para evitar tener que levantarse. La silla, es mejor que no sea giratoria. Sobre la mesa de estudio no debe haber ordenador, televisión ni juegos.
Por supuesto, el móvil debe quedar apagado y alejado de la zona de estudio. La habitación de estudio debe ser luminosa, ventilada (la falta de oxigenación causa fatiga) y fresca; la mesa debe quedar lejos de cualquier fuente de calor, ya que el calor causa sopor e impide la concentración.
4 Cómo: Enseñándole cómo hacerlo. De nada sirve que intentemos que nuestro hijo o hija adquiera un hábito por sí mismo a base de sentarle todos los días a estudiar en el mismo lugar, si no le enseñamos cómo hacerlo.
Pasos para que el hábito de estudio sea eficaz
Estos son los pasos a seguir para que el establecimiento del hábito resulte eficaz:
1. Ayudar al principio al niño a organizar lo que tiene que hacer para el día siguiente asignatura por asignatura, empezando las tareas por las más difíciles y dejando lo menos complicando para el final. Le preguntamos qué tiempo cree que va a tardar en cada tarea, y le pedimos que lo anote para revisar al final si lo ha cumplido. Después de un tiempo de práctica, deberá hacerlo él solo.
2. Pedirle que nos lea en voz alta lo que hay que hacer, después nos explique lo que ha entendido. Dejarle que lo realice solo sin nuestra intervención, solamente al final, revisarlo con él para ver si es correcto. En caso de que no lo sea, guiarle hacia el camino correcto, nunca darle la solución.
3. Permanecer retirado a fin de fomentar que trabaje solo, si es posible fuera de la habitación. Si protesta o dice que tiene dudas, se le indica que lo intente hacer solo y apunte sus dudas, para revisarlo juntos al final. Por cada ejercicio que haga solo, aunque se equivoque, hay que reforzarle: «Lo has hecho tú solo, muy bien».
4. Responsabilizarle del cuidado, el orden y el mantenimiento del material; de forma que cuando termine revise que efectivamente todas las tareas están hechas, recoja el material y deje preparada su mochila para el día siguiente.
Deberes escolares, constancia y perseverancia
También a partir de los 7-8 años, el niño se enfrenta a una actividad, en los últimos tiempos polémica, que ha de influir en el establecimiento de sus hábitos de estudio: los deberes. Progresivamente deberá ir completando en casa tareas que le sirvan para practicar lo trabajado en el centro escolar. Esta, y no otra, es la fundamentación de los deberes: la adquisición de mayor habilidad en cada aprendizaje a través de la práctica. Pero dado que la escuela y el hogar no deben ser ámbitos totalmente separados entre sí, los deberes en casa son buenos también para que el alumno adquiera el hábito de hacer del estudio una actividad diaria e ineludible, además de adquirir un método a través del cual estudiará con menor esfuerzo.
El hábito de estudio implica dos cualidades básicas que el niño deberá desarrollar: constancia y perseverancia. También ayuda a desarrollar sus capacidades lingüísticas y cognitivas, como la atención y la memoria. Es así mismo importante para su maduración personal, social e intelectual.
Ana Barrantes. Directora de Gabinete Psicopedagógico Aula6
Para saber más: 35 estrategias para enseñar a aprender
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