Las relaciones que se establecen dentro de una familia van a determinar la personalidad de los hijos. Así, un ambiente familiar conflictivo y con carencias afectivas puede dar como resultado un hijo con una conducta negativa. Por el contrario, un entorno familiar feliz, ayudará al niño a desarrollarse con normalidad y a alcanzar un modelo de conducta positivo.
5 maneras de influir positivamente en los hijos
Por eso, es importante conocer algunos consejos para ejercer una influencia positiva en los hijos.
1. Gánate su confianza. El primer y más efectivo consejo para una influencia positiva en los hijos es ganarse su confianza. Para ello, es importante demostrarles, ofreciéndoles seguridad y apoyo en todo momento, que les quieres. El amor y la confianza que tu hijo perciba van a constituir la bases de vuestra relación y va a ser, al mismo tiempo, determinante en su forma de ser. En este sentido, no hay que olvidar que el reto es conseguir que tus hijos sean personas felices.
2. Imponle la autoridad correcta. Ejercer la autoridad con los hijos no significa necesariamente ser un padre autoritario o controlador. Sin embargo, la autoridad es una herramienta con la que se influye necesariamente en los hijos. Así, para poner en marcha una correcta autoridad, hay que tener en cuenta, en primer lugar, la edad del niño y, en segundo lugar, tener claro lo que queremos conseguir. Cuando se trata de niños pequeños, razonar es totalmente imposible. Aunque intentes que tu hijo entienda por qué está mal meter los dedos en el enchufe, no lo va a entender. En ese caso, lo más efectivo es intentar ser persuasivo cambiando su foco de atención, teniendo claro siempre que lo que quieres es que no sufra ningún daño, no que entienda los efectos de la electricidad.
Sin embargo, cuando se trata de hijos más mayores, los cuales ya son capaces de razonar y debatir contigo las decisiones, es posible emplear una educación participativa. Esto no significa que los hijos decidan lo que está bien y lo que está mal o que elijan si autoimponerse un castigo o salir impunes de un mal comportamiento. En realidad, esta educación participativa hace referencia a la capacidad que tienen los niños para entender las decisiones de sus padres, opinar al respecto y razonar con ellos, no solo sobre un posible castigo, sino sobre las causas y consecuencias de su comportamiento. Esta será una manera de conseguir que tu hijo aprenda a razonar.
3. Fomenta su autoestima. Recurrir al castigo de forma constante puede hacer que los hijos, acostumbrados a escuchar muchas críticas y pocos reconocimientos, acaben aprendiendo a observar solo los aspectos negativos de cada situación. Por el contrario, es necesario que cuando haya una conversación padre-hijo, se busque siempre el diálogo constructivo (incluso cuando es para señalarle algo que ha hecho mal), con argumentos y amabilidad (sin gritos), en el que el niño aprenda algo y sobre todo, encuentre en sus padres una figura de confianza. En este sentido, será efectivo a la hora de aumentar su autoestima y su confianza, recalcar sus valores positivos y sus buenas acciones.
4. Conviértete en su modelo a seguir. Normalmente, las palabras, gestos o comportamientos empleados por un niño no son fruto de la casualidad. Aunque no lo parezca, los niños están continuamente atentos a las palabras y gestos que utilizan las personas de referencia (padres, hermanos mayores, profesores) y tienden a copiar sus actitudes y conductas.
Por eso, cuando vemos a un niño que dice palabras malsonantes o critica a un compañero, seguramente sea el resultado de las palabras malsonantes que escucha en casa o de las críticas que sus padres hacen, por ejemplo, de sus compañeros de trabajo. Así, ser conscientes constantemente de lo que se dice y hace, no solo te ayuda a no tener una influencia negativa en tu hijo sino a aprovechar esa atención para focalizarla en lo positivo y conseguir en él una buena influencia.
5. Pasa tiempo con tu hijo. Influir positivamente en los hijos no es posible si no se dispone de tiempo. Los momentos que se pasan en familia son la única forma de conocerles. Hablar sobre sus gustos, aficiones, sueños y preocupaciones ayudará a fortalecer los lazos familiares. Además, dedicar tiempo a los hijos no debe entenderse únicamente en el sentido exclusivamente material del tiempo.
Es decir que, no solo importa los segundos, minutos u horas que pases con tu hijo sino la calidad del tiempo que compartes con él. El objetivo es que tu hijo sepa que en ese momento lo más importante para ti es él y aquello que quiera compartir contigo absorberá toda tu atención. Así, el tiempo se convierte en un factor indispensable para influir en ellos positivamente. Cuando tu tiempo es suyo: aumentas su confianza, mejoras su autoestima, y, lo que es más importante,en un futuro también aprenderá a dedicarle tiempo a las cosas realmente importantes.
Patricia Núñez de Arenas
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