El ámbito escolar es, en muchos casos, un lugar de intensos debates: ¿los niños tienen muchos deberes? ¿qué clase de educación es la mejor, privada o pública? Y, por supuesto, las horas a las que comienzan las clases. La vuelta al cole ya se ha convertido en una rutina totalmente instaurada, pero los debates continúan. Según expertos de varias universidades prestigiosas, las clases deberían empezar a las 10 de la mañana.
Un horario casi imposible de pensar en países como España, donde de media los estudiantes de Institutos comienzan las clases a las 8 de la mañana y, los de Primaria, a las 9. Sin embargo, hay expertos que claman por cambiar el ritmo: médicos y científicos de las universidades de Oxford, Harvard y Nevada hacen un llamamiento internacional para que los institutos empiecen la jornada a las diez de la mañana.
En un artículo titulado ‘Sincronizar la educación a la biología adolescente’ que ha sido publicado en la revista ‘Learning, Media and Technology’, estos expertos insisten en que las clases deben adaptarse a las necesidades de los alumnos y no a las de los adultos (padres o profesores), como ocurre en la actualidad.
Horario de las clases
«Casi todo el mundo cree que los adolescentes deben ir a dormir pronto para levantarse temprano», señala Paul Kelley, científico del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Oxford y primer firmante del estudio. Sin embargo, a su juicio son los adultos «los que tendrían que adaptarse» a los cambios en el ciclo del sueño que sufren los chicos de esa edad, según destaca el diario La Vanguardia, que se ha hecho eco de la investigación.
De esta forma, el trabajo de estos expertos trabajo repasa las últimas investigaciones en patrones de sueño y sus consecuencias en el rendimiento académico, y asegura que, con la llegada de la pubertad, el reloj biológico cambia y se vuelve más lento, algo que se debe tener en cuenta cuando se programan las clases.
Sueño en los adolescentes
Los investigadores aseguran que a los adolescentes les entra el sueño más tarde por un motivo fisiológico y no de hábitos pero que, aún así, siguen necesitando dormir unas nueve horas diarias ya que su cerebro está formándose. «Un adolescente que se levanta a las 7 de la mañana equivale a un adulto que se levanta a las 4.30 de la madrugada», afirma el trabajo al respecto.
Por ello, el texto indica que, con los horarios actuales, si un estudiante de 15 ó 16 años comienza las clases a las 8, ha de despertarse entre las 6 y las 7 de la mañana. Para ir bien descansado al instituto y cumplir con las nueve horas de sueño necesarias, debería acostarse entre las 21 horas y las 22 horas. Hasta ahí bien, pero, ¿quién conoce a un adolescente que se acueste a dicha hora? El problema está en su cerebro, pues éste «no les permite ir a dormir pronto», insiste Kelley.
Según el investigador, la vigilia a esta edad llega a partir de las 23 horas, y su hora de despertarse natural se sitúa sobre las 8 de la mañana. Por eso, los autores del artículo defienden que los institutos abran sus puertas a partir de las diez de la mañana, es decir, unas dos horas después de la hora habitual.
Consecuencias de la falta de sueño
Todo esto se relaciona con una realidad que ven a diario los profesores en Instituto: la mayoría de los estudiantes llegan por la mañana con claros signos de haber dormido poco, algo que también se observa en casa con, por ejemplo, el poco tiempo con el que estos jóvenes se despiertan para desayunar, lo que hace que omitan esta importante comida.
Asimismo, la falta de sueño tiene importantes consecuencias en los niños y adolescentes: varios estudios han demostrado los indudables beneficios de dormir en todas las edades y los peligros que tiene no hacerlo bien cuando se es joven: por ejemplo, un estudio asegura que aumenta el fracaso escolar entre aquellos que duermen poco, y también que los jóvenes tienen más probabilidades de sufrir problemas mentales si descansan pocas horas por la noche.
Ángela R. Bonachera