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3 formas de librarse de un niño abusón

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Tu hijo está desarrollando su personalidad y el abuso por parte de un compañero puede marcarle de por vida. Para poner fin a esa situación de maltrato fomenta la autonomía de tu hijo y enseñale cómo parar los pies al abusón sin caer en la violencia. Esta forma de ayudar la comparten tanto los padres como los profesores

3 maneras de ayudar a un niño víctima de un abusón

Te proponemos, por orden de actuación, tres formas de ayudar a tu hijo si sufre alguna forma de maltrato de un abusón.

Hacerle frente, sin enfrentarse a él. Que le diga lo que piensa.

Aislar el problema apoyándose en otros amigos.

Decírselo a un mayor. Pedir ayuda que es distinto que ser chivato.

1º Enseñarle a decir lo que piensa es hacerle frente, que es diferente a enfrentarse con él

¿Es habitual en tu hijo, decir «sí» cuando querría decir «no»? Son muchas las personas que jamás llegan a ser ellas mismas, viven a merced de sus miedos, sus complejos, de los caprichos de los demás y del qué dirán. Quizás tu hijo tenga miedo a decir que «no» o a hacer frente al abusón, sin necesidad de pegarle o insultarle. Es probable que tenga miedo a que el abusón le pegue, le chantajeé, o le haga el vacío con los compañeros. Pero para ello, debes darle seguridad y confianza en sí mismo. Hay una serie de técnicas para «saber decir «no»:

Simplemente, decir «no», aunque le tiemble la voz. Ya verás qué bien se queda tu hijo. El abusón se sorprenderá.

– Poner alguna excusa: «Me es imposible traerte dinero, lo siento pero no puedo». «No puedo darte la merienda, si quieres mañana te traigo algo de casa, pero pasado se lo pides a tu madre».

– Dar largas para quitarle importancia y que el abusón se canse: «Déjame pensarlo, quizás en otra ocasión».

– Repetir muchas veces la misma respuesta como un disco rayado, pero sin chulería: «Ya me gustaría, pero*», «No, si me encantaría, pero..»

– Si se trata de que se meten con él porque lleva gafas, es bajito, gordito etc..tendremos entonces que reforzar la autoestima de nuestro hijo con sus cosas positivas y que haga frente al abusón diciéndole: «si soy bajito, y qué, pero muy flexible»; «Si soy gordito, y qué, pero más fuerte». Seguro que el abusón también tiene algún defecto, porque todos los tenemos. Todos somos diferentes en algo, y si tu hijo es demasiado bajito, tendrá otras virtudes que le hacen «grande».

Si ves que tu hijo tiene demasiado miedo y cree que no puede hacerle frente, podéis ensayarlo en casa. Hacer un simulacro. La madre o el padre se convierte en el abusón y el niño practica diferentes formas para decirle que no. De esta manera, adquirirá más confianza. Es fundamental, aprender esta estrategia de saber decir que «no», de cara a una adolescencia en que tendrán que enfrentarse a la droga, alcohol y sexo. No te olvides: deben aprender el uso de esta palabra ahora en estas edades, aunque sea muy tímido, aunque tenga mucho miedo. Debe intentarlo, que lo conseguirá.

2º Aislar el problema y buscar soluciones positivas

Hay mucha diferencia entre ser gallina o cobarde y ser espabilado, aislando el problema, alejándose de un conflicto y buscar soluciones constructivas.

El cobarde es el que se achanta, se sumerge en su mundo incapacitado para salir de él, no cuenta nada ni a sus padres, y finalmente consiente en el chantaje. Así, poco a poco, su autoestima se va apagando y llegará a sufrir un verdadero calvario.

En cambio, nosotros debemos ayudar a nuestro hijo a buscar soluciones inteligentes, aislando el problema y dándole la vuelta.

Ejemplos: tu hija está sufriendo porque, en su grupo de amigas, la «cabecilla» la arrincona en los juegos, se mete con ella, la ridiculiza etc. El resto del grupo no se atreve tampoco a defenderla. Tu hija en algún momento, se ha enfrentado a ella diciéndola que lo que hace está mal, pero el abuso continúa. En este caso, debemos animar a nuestra hija a que comente a sus otras amigas del grupo, sin venganza, lo que la está ocurriendo, que busque apoyo en las otras. Además, a estas otras las invitaremos de vez en cuando a casa, para afianzar la amistad y que entre éstas, sean capaces de «hacer frente» a la cabecilla que es una abusona. Se pensarán en otros juegos etc. De esta manera, el liderazgo de la abusona, se irá debilitando. Otras veces, deberemos animar a nuestra hija a ir cambiando de amistades, no drásticamente, sino poco a poco.

Los varones, suelen por lo general ser más agresivos, llegando en ocasiones a la violencia física o «bromas» peligrosas, como por ejemplo, meterle la cabeza por el retrete. Siempre que exista una agresión física, hay que denunciarla y comentarla con los padres y el tutor.

3º Decirlo a un mayor o pedir ayuda no es chivarse

Si lo que hemos hecho hasta ahora no da resultado, es hora de decirle a un adulto lo que pasa y pedirle ayuda. En este punto es difícil explicarle a un niño que hablarlo no es chivarse.

Chivarse es por ejemplo, decirle al profesor que tu compañero ha tirado un papelito al suelo, o que ha llegado tarde a clase porque se quedó más tiempo en el patio. Esto es chivarse, meter en líos a otro.

Decir lo que pasa a un adulto es justo lo contrario. Es librarte de un problema, de un sufrimiento y librar también a otros. Además, estaremos ayudando a ese abusón, que también tendrá sus problemas. Este tema es más trascendente de lo que parece, si pensamos en otro tipo de abusos con los niños.

Es fundamental que el niño pueda siempre contar lo que está pasando. Aunque le tengan amenazado con la vida de su madre. Como desgraciadamente ha ocurrido en ocasiones.

Además, tenemos que animar a nuestro hijo a que él sea quien pida la ayuda. En ocasiones, deberemos también intervenir los padres, pero siempre mediando con el tutor.

Para prevenir que mi hijo pueda ser víctima piensa si:

Eres un padre, madre o profesor:

1.   Inflexible. Inapelable.

2.   Hipocondríaco.

3.   Lleno de miedos.

4.   Que corrige con burlas, ironías y sarcasmos. (Viktor Frankl en «El hombre en busca del sentido» comentaba: «Nos dolía mucho más los insultos como cerdo, inútil, las humillaciones* que las patadas»)

5.   Profesores que humillan.

6.   Niños que no se relaciona durante los primeros seis, siete años de vida. Produce un temor posterior a que no va a caer bien.

7.   Sobreprotección. (Ejemplo, madre que lleva a su hijo con calcetines largos, por el frío, cuando todos van con calcetines cortos)

8.   Niño que no participa en clase. Este es un punto de alarma. Hay que animarle y premiarle cuando sí participa, para reforzar este comportamiento.

9.   Cuando los padres tienen claras preferencias por uno de sus hijos.

10. Niños que van con mayores porque no tienen otros amigos, por ejemplo, en verano. Mayores que se acercan a los «enanos» para reírse de ellos… ¡cuidado!

Maite Mijancos. Directora del IEEE

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