En las excursiones educativas para niños es importante que los pequeños comprendan que el abuso sobre los recursos naturales causa alteraciones en el medio ambiente que nos terminan afectando negativamente a todos los habitantes del planeta. Aprovecha estas excursiones educativas para inculcales valores como el respeto por el medioambiente, la responsabilidad y la solidaridad.
Para educarles en estos valores, nada mejor que llevarle a una clase «práctica»: que lo vea todo por sí mismo en una excursión. Además, gracias a las excursiones, la capacidad de observación de los niños puede agudizarse muchísimo.
Valores que aportan las excursiones a los niños
1. El respeto. Enseñar al niño a no destrozar arbustos o a tratar con cariño a los animales es un importante paso para que vaya adquiriendo pequeñas nociones de lo que es el respeto. Esto también lo puede aprender cuando le indiquemos que no pise zonas de cultivo, porque hay personas que viven de ello y les cuesta trabajo sacar adelante esas tierras.
Además, si tenemos oportunidad de ver con nuestro hijo cómo se trabaja en el campo (agricultura, ganadería), podemos explicarle como se realizan estas tareas y transmitirle admiración por éstas. No olvidemos que admiración y respeto van de la mano, de forma que enseñando a nuestro hijo a admirar el medio ambiente es enseñarle a valorarlo y a apreciar todo lo bueno que nos proporciona para vivir.
2. La responsabilidad. Es otra virtud que puede aprender el niño en una excursión al campo. Si le hemos hecho ver la importancia de respetar el entorno, el siguiente paso es que sepa responsabilizarse de él no vertiendo basuras o provocando situaciones que puedan suponer una alteración del medio ambiente.
Por ejemplo, antes hemos hablado de enseñarle a depositar papeles o plásticos en una bolsa específica para las basuras o a animarle a ayudarnos a recoger los desperdicios que veamos.
No sólo hay que implicarle en la acción de mantener limpio el campo, sino que es necesario que le expliquemos el por qué es necesario hacerlo: para evitar incendios que pueden arrasarlo todo y poner en peligro la vida de personas y animales, para que los animales no ingieran las basuras y mueran, para no tratar con desprecio el trabajo de la gente que vive del campo, etc. De esta manera, el niño se dará cuenta de las consecuencias de sus posibles descuidos.
3. La solidaridad. Nuestro hijo tiene que saber que los recursos que ofrece la Naturaleza son un bien destinado a todos, y por lo tanto, abusar de ellos puede suponer un perjuicio para los demás. Desastres como la sequía, los incendios, la desaparición de entornos naturales y la deforestación o la extinción de especies de animales y plantas son hechos que pueden ayudar al niño a ver las fatales consecuencias de los abusos del ser humano sobre el medio ambiente.
Los niños y el cuidado del medioambiente
– Las excursiones educativas son un apoyo muy importante para las clases que recibirá el niño posteriormente en el colegio. De esta manera, tendrá un conocimiento más amplio.
– En casa podemos abordar el tema inculcándole al niño el valor del reciclaje o la necesidad ahorrar agua y luz.
– Los parques, jardines botánicos, zoológicos… también son lugares en los nuestro hijo puede aprender mucho de la Naturaleza sin irnos muy lejos.
– Enseñar al niño a amar la Naturaleza ofrece también la oportunidad de enseñarle otros valores más generales, como son la responsabilidad, la solidaridad, el respeto, etc.
– Que el niño aprenda a cuidar el medioambiente también implica que adquiera normas básicas de civismo. No tirar papeles al campo es también aplicable a la ciudad.
– Es bueno que las cosas que pueda aprender en una excursión las «extrapolemos» al hogar. Por ejemplo, podemos hacerle ver que la leche, las verduras y la carne que come provienen del trabajo de agricultores y ganaderos. De esta forma, se sorprenderá y apreciará lo que ha visto en el campo.
– Si no podemos llevar a nuestro hijo al campo, desde casa también podemos educarle en el interés por la Naturaleza. Existen numerosos documentales adaptados para niños que les resultarán divertidos. También podemos enseñarles a plantar semillas o dejar que se divierta dando de comer a los pájaros o peces de los parques y estanques, entre otras muchas actividades.
Conchita Requero
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