¿Puede un niño de de 3 a 10 años aprender a valorar lo que tiene o aún es muy pequeño? A lo largo de la infancia es muy beneficioso que los padres enseñemos a los niños a ser cuidadosos con las cosas materiales, para que a medida que vayan creciendo puedan pasar a un nivel superior que les llevará a ser felices con lo que tienen y no con lo que desean.
Cómo aprender a ser cuidadoso
Los niños deben aprender que las cosas tienen un valor y es importante respetarlas y cuidarlas para mantenerlas, por el esfuerzo que puede suponer conseguirlas. Cuando un niño es educado en un ambiente en el que se le consiente todo lo que pide, tiene todo lo que demanda y cuando algo lo pierde o se le estropea se sustituye con facilidad, no aprende el valor de las cosas ni lo que supone lograrlas.
Con independencia de que a los padres les pueda resultar más o menos fácil, por los recursos económicos que posean, adquirir o tener ciertas cosas, es importante educarles para que sean cuidadosos y las valoren. Detrás de este aprendizaje estará también el ser cuidadosos, no sólo con las cosas sino con uno mismo y con el resto de personas. Desde muy pequeñitos, los padres debemos exigir un esfuerzo por lograr que las cosas estén bien hechas, trasladando esto al uso de ellas.
Enseñar a valorar lo que tiene
Sentir el valor de las cosas es un logro que debe aprenderse poco a poco, con paciencia. En la escalada para conseguirlo, estos son algunos pasos que los padres podemos dar para inculcar a los hijos el valor de las cosas y enseñarles a valorar lo que tienen.
1. Ser ordenados. Esto implica asignar un sitio para cada cosa, ser capaz de dejarlo en ese sitio asignado y mantener en un buen estado las cosas para que no se estropeen y tengan una mayor duración. Por ejemplo, no solamente deben aprender a dejar los libros en la estantería sino que éstos estén en una buena posición para evitar que se doblen o se rompan. Esto es ser ordenado.
2. Las cosas cuesta conseguirlas y tienen un valor. Para que aprendan este concepto les debe costar a ellos lograrlas. Si lo experimentan en primera persona será más fácil que lo asimilen. Podremos llevar a cabo este aprendizaje si evitamos darles inmediatamente todo lo que nos piden. Deben entender que no pueden tener todo lo que quieren, para eso tendrán que saber elegir y establecer una jerarquía y prioridades en sus peticiones.
3. Las cosas requieren esfuerzo para lograrlas. Es bueno que se ganen lo que han elegido con buenas acciones o ayudándonos en tareas del hogar o incluso laborales, dependiendo de la edad. Una vez que han logrado lo que han elegido, se les debe exigir un buen uso de ello y hacerles ver que si se estropea, es su responsabilidad arreglarlo.
4. Ser personas cuidadosas. Para que este aprendizaje de hacer un buen uso de las cosas y cuidarlas se interiorice realmente, hasta el punto de convertirse en personas cuidadosas, debe exigirse no solamente con los objetos materiales, sino también consigo mismos, con su imagen, con sus tareas académicas, con su forma de cuidar a otras personas, con el modo de jugar o de llevar a cabo las tareas domésticas…
Actitudes que debemos evitar para enseñar a valorar lo que tienen
Como en todos los aprendizajes que queremos transmitir a nuestros hijos, la clave del éxito estará en nosotros, como modelo que ellos van a imitar.
1. Evita la pereza y la dejadez ante las cosas. No debemos permitir que forme parte de sus vidas. Por tendencia natural los niños experimentan estas sensaciones, pero nuestra tarea fundamental es exigirles que no se dejen vencer por ellas, que se esfuercen por hacer las cosas bien, a pesar de que el cuerpo nos demande otra cosa.
2. Evita darles todo aquello que nos piden, así como reponer sin más aquello que han estropeado.
3. No le sustituyas en su tarea de cuidar las cosas. Debemos darles la oportunidad de que lo hagan, enseñarles y exigirles que lo hagan. Si lo hacemos nosotros no experimentarán la necesidad ni la satisfacción personal por hacerlo, aspecto esencial, este último, para seguir haciéndolo.
Para aprender a valorar lo que posee, el mejor aprendizaje es enseñar a los niños que no puede conseguir todo lo que quiera con sólo pedirlo: ha de tener paciencia, merecérselo y, según las circunstancias, «trabajárselo» poniendo esfuerzo.
Conchita Requero
Asesora: María Campo. Directora Centros Educativos Kimba.
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