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Cómo educar a los niños en la etapa del NO: tu hijo a los 2 años

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El NO rabioso de nuestros hijos nos saca de quicio. Blanca Jordán de Urríes en su libro, Tus hijos de 1 a 3 años, señala que las correcciones con amor valen mucho más que cualquier tortazo, aunque a lo mejor la torta sea mucho más eficaz en un primer momento. Hay que intentar que el niño comprenda por qué debe portarse de una manera u otra.

A lo mejor tu hijo con la torta obedecerá a la primera, dejará de decirte NO, pero como no le has explicado el motivo de su mala acción, sino que le has propinado un castigo físico, al día siguiente lo volverá a hacer y al cabo de dos años, el no obedecer en algo se convertirá en pura rebeldía.

Educar con cariño es la clave 

Cálmate y explícale las veces que haga falta por qué tiene que obedecer (porque se tiene que vestir, porque tiene que comerse todo o casi todo, porque no puede chillar) y poco a poco, lo entenderá.
Cuando nuestro hijo siga en sus trece, con el NO permanente, y a pesar de reiterados avisos por nuestra parte, no debemos perder el control. Le mandaremos solo a una habitación o a un rincón donde no pueda entretenerse durante un período breve de tiempo. Tendrá un momento para reflexionar sobre qué es lo que nos ha hecho enfadar.

Los niños aprenden por ensayo-error y tardan en generalizar las consecuencias de su conducta. Es probable que su respuesta sea ponerse a llorar o a patalear. Si queremos que nuestra acción surja efecto, debemos privarle de nuestra atención e ignorar su reacción.

Si nos infunde pena y nos ponemos a consolarle, perderemos nuestra credibilidad y en otra ocasión volverá a actuar del mismo modo. En cambio, si tiene ganas de rectificar, se muestra colaborador o pide que le perdonéis, debemos reforzarle y animarle.

Consejos para educar el NO de los niños

Para educar el NO explícito de nuestro hijo, afirmativo y de oposición, debemos tener algunas pautas claras:

1.   Trata de que siempre tenga bien claras cuáles serán las consecuencias positivas y negativas de su NO y de su SI. «Si tocas el enchufe te dará un calambre y te tendremos que llevar al hospital»; «Si no recoges los cacharritos en su caja correspondiente, no darás una alegría a mamá. Además, los juguetes se te romperán».

2.   Debes acostumbrarte desde un principio a no repetir la orden más de una vez y nunca debemos terminar realizando nosotros nuestra propia petición.

3.   Da instrucciones simples, comprensibles para él y razonables para su edad. Podemos asegurarnos que ha entendido la petición haciéndosela repetir. Por ejemplo: En lugar de mandarle con un tono imperativo «lávate los dientes», le preguntaremos: «Paloma, cariño, te vas a lavar los dientes después de cenar, verdad que sí? De este modo, nos tendrá que responder a nuestra pregunta.

4.   Ofrece un número de instrucciones racionales y díselas de una en una. Hemos de tener en cuenta que los niños menores de cinco años no son capaces de comprender más de tres peticiones a la vez. «Termina de cenar, deja el plato en la pila, lávate los dientes, lávate la cara, y métete en la cama», la tercera indicación se le ha olvidado.

5.   Explícale las razones por las que le pedimos o le prohibimos que haga algo. Esta información deberá ser apropiada para la edad del niño.

6.   Utiliza un tono de voz agradable. Es mejor si nos ponemos a la altura de nuestro hijo (en cuclillas) y le miramos directamente a los ojos (asegurándonos que él también nos mira).

7.   Si intuyes que no se dispone a cumplir la orden, le preguntaremos si necesita ayuda o le ayudaremos directamente para que, poco a poco, se acostumbre a prescindir de nosotros y sea autosuficiente. En un principio podemos echar mano de juegos y mostrarnos de muy buen humor para que no identifique la obediencia  con algo negativo. Por ejemplo: jugaremos a ver quién clasifica más rápido los juguetes por colores, tamaños… etc.

8.   Recompénsale cuando haya obedecido nuestra orden o petición sin un NO, y nunca antes. Cuanto más inmediata sea la recompensa más efecto tendrá. Deberemos acostumbrarle a recompensas afectivas mejor que materiales. Le abrazaremos, le halagaremos y le expresaremos nuestra alegría sin miedo a exagerar.

9.   Podemos contar hasta cinco en voz alta para que comprenda que estamos esperando a que haga lo que le hemos pedido. Si en este tiempo nuestro hijo no ha obedecido, sin alzar la voz ni discutir, le guiaremos con nuestras manos para que lo haga. Por ejemplo: si se niega a bajar los pies del sofá, se los retiraremos nosotros. Si queremos que recoja los juguetes, le ayudaremos nosotros…

Tipos de respuestas ante un NO de los niños

POSITIVA
–   Madre: Cariño, recoge tus juguetes es la hora de cenar.
–   Hijo: NO.
–   Madre: (poniéndote en cuclillas y mirándole a la cara) Estoy segura que si lo quieres hacer, quieres poner contenta a mamá, y te esperamos a cenar. Yo voy a recoger tres juguetes y tu, el resto.
(Al cabo de un rato, los juguetes sin recoger. Entonces tendrá que quedarse en otro rincón de la habitación hasta que los recoja, sin enfados.
– Madre: (Le preguntaremos): ¿Quieres poner contenta a mamá? ¿Quieres cenar solito? Por que si no recoges los juguetes, cenarás solito…

NEGATIVA
–   Madre: Cariño recoge tus juguetes.
–   Hijo: NO.
–   Madre: Pues lo vas a hacer que toca comer.
–   Hijo: NO
–   Madre: Te vas a enterar, a mi no me dices no, vas a obedecer a las buenas o a las malas, si no lo haces te voy a castigar sin jugar con los juguetes durante dos días.

El método de las amenazas puede funcionar una, dos, tres veces, pero la amenaza a largo plazo solo desprestigia la autoridad y la credibilidad de los padres, además de educar al niño en un sistema coercitivo y no en un ambiente de amor y comprensión.

Cómo actuar cuando los niños dicen NO

–   Haz un ejercicio de valentía, no tengas miedo a esta edad e intenta mirar a tu hijo como un niño inteligente, divirtiéndote. Está descubriéndose. Cuando diga NO, dile ¡¡menuda energía!! Y después, ayúdale a cambiar ese NO por un SI, con paciencia.
–   Ante un NO, nunca eludas tu responsabilidad como padre. No le digas: «Se lo voy a decir a papá», o «se lo voy a decir a mamá» o lo que es peor, «se lo voy a decir a tu profe». Estás ante tu hijo y tienes el deber de ejercer tu autoridad.
–   El niño responde antes a los elogios que a las amenazas. Por eso es mejor decirle: «Sé que quieres ponerte este abrigo que estás muy guapa y vamos al cumpleaños de tu amiga que se va a poner muy contenta»,  en lugar de: «Hoy te pones este abrigo porque lo mando yo y se acabo, o si no, no vuelves a ir a un cumple».
–   Piensa a ver si le estás dedicando poco tiempo. Es muy posible que los niños se nieguen a cumplir nuestras exigencias porque al decir NO, son los únicos momentos en que consiguen llamar nuestra atención, aunque sea para regañarles o castigarles.
–   Acuérdate que las peticiones deben ser claras y específicas, que quede bien claro el comportamiento que debe seguir. Por eso, es mejor decir «no pongas los pies en el sofá», que «pórtate bien».
– Prueba la siguiente táctica a ver qué resultado te da. Si tras una indicación, el niño responde con un NO o continúa haciendo lo que le has prohibido (excepto situaciones de peligro que hay que cortar tajantemente) mírale fijamente a los ojos, sin repetirle la orden. En principio con cara seria, después sonríe. Te aseguro que con esta actitud, en la mayoría de las ocasiones realizará la acción.

Marta Hojas

Más información en los libros::

– Tus hijos de 1 a 3 años, de Blanca Jordán de Urries. Editorial Palabra.

– No tengas miedo a decir no, de Osvaldo Poli. Editorial Palabra.

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