Ser el hijo pequeño de la familia tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Los padres debemos esforzarnos en no sobreproteger al hijo pequeño ni convertirlo en un niño mimado, blandito o tirano. Por esta razón, a la hora de plantearnos cómo educar al hijo pequeño, tendremos que poner especial cuidado en la disciplina y en el nivel de exigencia con el benjamín de la casa.
Por lo general, los hijos menores suelen presentar un caracter afectuoso, extrovertido, espabilado… pero no son pocos los casos en que también se muestran mimados, caprichosos y algo egoístas. Aunque tengamos mucho terreno ganado, educar al benjamín de la casa presenta el mismo reto que el resto de los hermanos.
Los errores de los padres con los hijos pequeños
Cuando unos padres se enfrentan por primera vez a la educación de un hijo, tienden a poner especial interés y preocupación en atender sus necesidades básicas, instalar unas normas en casa… Esa educación es individualizada.
Pero cuando tienen otro hijo u otros hijos más, el tiempo del que disponen para cada uno de ellos es menor que para el primero y, por tanto, esa educación deja, en cierta forma, de ser tan personalizada.
Además, existen ya unas normas y un estilo educativo establecido en casa que se traslada al resto de hijos y se generaliza. En este caso, se cae en un error, ya que cada uno es una persona diferente, con sus peculiaridades y necesidades, por lo que muchas de esas normas y estilos educativos servirán para unos, pero para otros no.
El menor de los hijos, además, puede tener añadido dos asuntos que resultan contrapuestos y que dependen directamente de los padres:
1. Estirar la infancia del hijo pequeño. Algunos padres ven a su hijo menor como el pequeño, indefenso, su último hijo, con la pena de que este crezca y ya no tengan otro bebé detrás… Es por esto que tienden a sobreprotegerle, tratarle como un niño pequeño, no le estimulan y le dejan reaccionar y crecer con la posible consecuencia, ante esta forma de actuar, de hacerles aún más consentidos. Y es que los padres, la mayoría de las veces inconscientemente, estiran la infancia de su hijo pequeño como si fuera un chicle.
2. Delegar la educación del pequeño en los hijos mayores. Otros padres, en cambio, tienden a dejar o delegar la educación del más pequeño en sus otros hermanos. Son ellos los que les «ayudan» a hacerse cargo del pequeño, sobrepasando, en algunos casos, el papel de hermanos y siendo más la figura paterna o materna.
¿Cómo evitar los errores educativos con los hijos pequeños?
Para evitar llegar a esta situación y corregir estos errores en la educación de los hijos es importante lo siguiente:
– No te relajes ante la educación de ninguno de los hijos. El que ya se tenga trabajo avanzado en cuanto a reglas, normas, rutinas, familia* no significa que cada uno de los hijos no necesite otras pautas educativas.
– No olvides la individualidad de cada hijo. Todos son diferentes por lo que todos necesitan algo diferente, que se ajuste a sus personalidades.
– Dedica tiempo a cada hijo. Todos nos necesitan. Aunque haya que repartir el tiempo y sea menor que cuando sólo se tenía uno, es importante que cada uno tenga un tiempo de dedicación exclusivo de su padre y de su madre.
– No protejas excesivamente al menor por serlo, con ello no le ayudamos. Hay que exigirle y pedirle como a todos y dejarle y darle la oportunidad de crecer. Pueden llegar a sufrir mucho con ello, puesto que se le puede hacer más inseguro.
– Evita delegar su educación en sus hermanos. Los padres somos insustituibles. La ayuda de los más mayores no debe ser más que una ayuda. Pero quienes marquen la pauta educativa y sean figura de referencia, respeto y autoridad deben ser los padres.
Existe una idea generalizada de que «el hijo menor se educa solo», pero nada más lejos de la realidad: nadie se educa sólo. Todos los hijos necesitan alguien que les guíe y les ayude a crecer como persona, a desarrollarse, a elegir un buen camino…
Es cierto que el menor tiene mucho de lo que poder aprender, ya hay un camino hecho y creado en la familia y tiene muchos modelos a los que seguir. Pero también tendrá sus cualidades, peculiaridades y necesidades que no siempre estarán resueltas y que son los padres quienes deben atender.
Conchita Requero. Asesora: María Campo Martínez. Directora de Escuelas Infantiles Kimba