En clase, los niños se enfrentan a muchas exigencias: qué hacer, cuándo hablar, cuándo estar en silencio, etc. Unos son más movidos, otros más inhibidos, los hay emotivos, impulsivos… El profesor debe conocer los diferentes temperamentos de sus alumnos para ayudarles en su rendimiento escolar y en su interacción con el resto de compañeros.
¿Saben los profesores tratar a cada alumno según su temperamento? Muchas veces, los maestros etiquetan a los niños y ven problemas en lugar de virtudes en un tipo determinado de conducta. Es muy importante no etiquetarles sin más, esperando que la única solución sea que el niño cambie. Otras, consideran que los niños se tienen que adaptar a la forma personal de impartir la clase cuando en ocasiones, será el profesor el que tenga que modificar sus estrategias didácticas para atrapar la atención de sus alumnos.
Cómo educar en clase según el caracter de los niños significa tomar conciencia de las diferencias individuales, lo que puede prevenir a los profesores de las posibles conductas problemáticas, además de dar con la forma más positiva de llevar las riendas de la clase.
Artículo relacionado:
– El rendimiento en clase, ¿de qué depende?
Actitudes de los maestros hacia los niños
Además de los distintos temperamentos de los alumnos, también influyen enormemente en el rendimiento escolar las actitudes que tengan los profesores hacia los niños. Los investigadores señalan cuatro clases de relación maestro-alumno: apego, preocupación, rechazo e indiferencia.
Algunos profesores valoran a los niños llenos de energía, activos y entusiastas. Para otros, estos mismos niños les resultan difíciles de enseñar y trabajan mejor con alumnos callados, tímidos y retraídos.
Cada profesor tiene el deber de descubrir el temperamento de cada alumno y conocer el suyo propio, de tal manera que la interacción entre ambos y la que se produce entre compañeros sea positiva y contribuya a un mayor rendimiento. Algunas vías para conocer los perfiles temperamentales, son las entrevistas personales con los padres y con los alumnos; la observación sistemática de las respuestas en clase y los test o cuestionarios específicos.
Consejos para padres
– Está catalogado. Puede que el profesor haya catalogado a tu hijo como un niño difícil por su temperamento impulsivo. No permitas que le encasille allí. Habrá que descubrir el lado positivo de su conducta y reforzarla. Por ejemplo, puede utilizar esa energía para organizar un campeonato de fútbol entre clases.
– Muestra rechazo. Observa si el profesor/a hijo se preocupa por él, tiene un buen apego o bien, muestra rechazo. Si es de rechazo, atrévete a preguntarle sobre las conductas que le molestan de tu hijo, y entre vosotros como padres y él, buscad estrategias positivas para modificar un temperamento demasiado molesto.
– Necesita ayuda. Si el profesor ve sólo defectos en el temperamento demasiado callado y tímido de tu hijo, no le está ayudando. Anímale a que hable con él y que le dé paulatinamente pequeñas responsabilidades en clase que le refuercen su seguridad.
Al comienzo de cada curso, el profesor debe tener una ligera idea de cómo es el temperamento de tu hijo. Aprovecha el mes de octubre para pedir una entrevista con él, comprueba en qué grupo le ha clasificado (fácil, difícil, molesto, impulsivo, lento, tímido, activo, distraído, inconstante) y si se ajusta a la realidad de tu hijo. Busca desde ya, metas alentadoras para trabajar en clase y en casa su característica temperamental más negativa.
Teresa Pereda
Asesoramiento: Bárbara K. KEOGH. Psicóloga clínica. Universidad de California (USA). Autora de Temperamento y rendimiento escolar. Editorial Narcea.
Te puede interesar:
– El respeto hacia los profesores
– Opinión. La gran enseñanza del mal profesor.